La salida de Sevilla, Gómez y Massa de Duro facilita que los mexicanos entren en el consejo

«Las renuncias se deben al estimar que han cumplido las funciones que en su día se les encomendó», justifica Duro Felguera en la información relevante que remitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

Lo cierto es que desde hacía semanas se constataban diferencias en el seno de la dirección de la empresa, con el consejo prácticamente dividido en dos ante la entrada en el capital de Grupo Prodi y Mota-Engil México, que asumen el control de la compañía asturiana y buscan tener su espacio en ese órgano.

Con estas salidas, se da vía libre a los nuevos propietarios para colocar a su gente en el consejo, ahora muy mermado. No obstante, las renuncias no son iguales. Mientras que la dimisión de Sevilla es efectiva desde el viernes, la de Massa y Gómez tiene «efectos diferidos a la primera junta general que la sociedad celebre» y que previsiblemente tendrá lugar en junio, como suele ser habitual, aunque no se descarta tampoco que pudiera adelantarse.

De momento, la presidenta de Duro Felguera, Rosa Aza, asumirá los puestos de vocal en las comisiones de auditoria, riesgos, y cumplimiento (CARC), y de nombramiento y retribuciones (CNR), «para asegurar el funcionamiento institucional», cargos que ya ha abandonado Jordi Sevilla, que también era presidente de la comisión de sostenibilidad, que se creó recientemente y en la que ya está Aza.

Tanto Sevilla como Gómez, exministros en tiempos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, habían sido nombrados consejeros a principios de 2020, cuando la supervivencia de la empresa pendía de un hilo. De hecho, estuvieron en la dirección durante todo el proceso de negociación con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) para recibir el rescate del Fondo de apoyo a la solvencia de empresas estratégicas. Este inyectó 120 millones en el grupo, claves para recuperar la capacidad de operar y ganar tiempo de cara a encontrar los nuevos inversores. Massa, por su parte, accedió al consejo en 2019, en plena crisis de gobernanza, y fue nombrado vicepresidente hace casi dos años, a finales de abril de 2022.

Hasta estas dimisiones, en el consejo ya había dos puestos vacantes, que previsiblemente iban a ocupar consejeros designados por el Grupo Prodi y Mota-Engil, pero ahora se sumarán tres más. El de Sevilla, que ya deja con solo seis miembros el órgano, y los de Massa y Gómez, cuya renuncia será efectiva en la junta general en la que, previsiblemente, ya se les dé el relevo. Los mexicanos quieren trasladar su actual peso en el capital –se acerca al 55%– al consejo, por lo que no sería de extrañar que incorporen hasta cinco consejeros afines, más allá de que algunos directamente les representen y otros sean dominicales. Lo que no se prevé es que los accionistas minoritarios logren un asiento.

El consejo podría crecer aún más. Los estatutos marcan un máximo de 12 puestos, pero la compañía quiere mantener una estructura de dirección relativamente modesta, dado que aún no ha salido de la crisis. De hecho, en 2021 se limitaron a 10, aunque solo se nombraron 9. De momento, en el consejo se mantienen, más allá de los ya dimisionados Massa y Gómez, la presidenta, Rosa Aza; el consejero delegado, Jaime Argüelles, y los dos representantes de la SEPI, María Jesús Álvarez y César Hernández.