Los costes energéticos llevan la economía al borde del colapso
Inflación disparada ·
Los efectos de la guerra de Ucrania borran de un plumazo las esperanzas de recuperación de la pandemia y ahogan los presupuestos familiares y empresarialesInflación disparada ·
Los efectos de la guerra de Ucrania borran de un plumazo las esperanzas de recuperación de la pandemia y ahogan los presupuestos familiares y empresarialesEl año en el que se esperaba dejar atrás por completo la crisis derivada de la pandemia se transformó en otro 'annus horribilis' para familias y empresas a partir de finales de febrero. La demanda disparada en 2021 y ciertas restricciones de acceso a los ... combustibles fósiles que ya se percibían en la segunda mitad de aquel año iniciaron la escalada de la inflación entonces, pero nada parecido a lo que vendría a partir del estallido de la guerra en Ucrania.
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Impulsada por unos costes energéticos disparados, la inflación ha llegado a niveles de récord, que en Asturias se situaron por encima del 11% el pasado mes de julio (11,1%), mientras que la estatal alcanzó el 10,8%. Desde entonces el encarecimiento de la vida ha dado cierta tregua, pero los efectos del alza de precios siguen atenazando a hogares y empresas. Como ejemplo, los alimentos marcan aún cifras desconocidas en toda la serie histórica. En noviembre su subida se situó en el 14,5%. Y nada apunta a que en Navidad, periodo típico de escalada de precios, se contenga ese incremento.
Por el camino, los asturianos han ido perdiendo poder adquisitivo. La revalorización de los salarios pactada en los convenios no alcanza el 3%, cifra que dista enormemente de la inflación. Se librarán de este retroceso los más de 270.000 pensionistas que tiene la región, que verán cómo sus pagas se revalorizan un 8,5%, lo que supondrá 109 euros al mes de media.
La situación para las empresas también es asfixiante. Con un tejido económico basado en micropymes y, tras los efectos devastadores de la pandemia, que dejaron muy débiles a las compañías, estas reconocen estar sumidas en una seria crisis. Mientras, la gran industria sufre los estragos de los altos costes energéticos, mientras se ve abocada a preparar inversiones ingentes para abordar su descarbonización. Frente a esto, los fondos europeos, llamados a dinamizar la economía europea postcovid, no acaban de llegar y convertirse en el balón de oxígeno que se esperaba, incluso antes de que la guerra llevara de nuevo al borde del colapso la economía europea.
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El efecto es similar, aunque con matices, en la mayoría de países del Viejo Continente. España se situó durante algunos meses a la cabeza en cuanto a encarecimiento del coste de vida y ahora está entre las economías con menor inflación. Fuentes del Ministerio de Economía destacan que la moderación del IPC confirma que las medidas adoptadas, como el tope ibérico, la rebaja de impuestos o los abonos de transporte gratuitos, «funcionan» y que España «es capaz de crear empleo y reducir la inflación». A su juicio, «se está doblegando la curva de los precios».
Lo cierto es que, a pesar de la crisis, que amaga con llevar la economía nacional hacia la recesión, esta está aguantando mejor de lo previsto, en buena parte gracias al consumo interno y al ahorro embolsado durante la pandemia. El mercado laboral tampoco está evolucionando tan negativamente como vaticinaban la mayoría de analistas. Y, aunque Asturias presenta un menor dinamismo, la hecatombe que se preveía para el otoño no se ha materializado.
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Todo apunta a que la economía asturiana ha crecido este año por debajo de la media. Los análisis más actualizados calculan que el avance del Producto Interior Bruto (PIB) regional se sitúa por debajo del 4%. Así, Unicaja cree que rondará el 3,9% y BBVA apunta a un 3,2%, frente a tasas ampliamente superiores al 4% en el caso nacional. Para 2023, el crecimiento asturiano será mucho más moderado –entre un 1% y un 0,6%, según estos análisis– y la brecha entre el comportamiento estatal y autonómico se agrandará aún más.
Esta diferente evolución ya se está percibiendo en el mercado laboral, que en el Principado cada vez es más estacional y está más ligado al sector servicios. Más allá de la polémica que rodea a los datos del paro y el efecto en la estadística de los fijos discontinuos, contratos impulsados por la reforma laboral para reducir los temporales, las cifras hechas públicas a principios de diciembre, referentes a noviembre, reflejan un comportamiento mucho peor en la comunidad. Así, a nivel estatal, el desempleo bajó en 33.512 personas, una de las mejores cifras de los últimos años, mientras que en Asturias subió en 362 (+0,58%), hasta cerrar el mes con 63.001 desempleados frente a los 62.639 del mes anterior. En clave interanual, la evolución sigue siendo positiva, con 3.403 personas menos inscritas en las Oficinas de Empleo (-5,12%) y lo que es quizás más importante, 3.885 afiliados más (+1,05%), aunque el ascenso nacional, de nuevo, es superior (+2,7%). Igualmente, los 372.521 cotizantes registrados el mes pasado son el mejor dato para noviembre, desde 2010.
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