Solo el 4,6% de la energía final consumida en el Principado procede de renovables

España está muy lejos de ese 32%, aunque también la media comunitaria. En ambos casos el porcentaje de renovables se sitúa entre el 16% y el 17%. En Asturias la cifra es mucho menor, en 2017 fue de alrededor del 8%. Este porcentaje es relativo a la energía primaria -la que se obtiene en la naturaleza antes de ser transformada-, pero si se habla del consumo final de electricidad, gas natural, carbón, productos petrolíferos y renovables, solo el 4,6% de la energía utilizada en el Principado procede de fuentes limpias. Así lo revela el último balance de la Fundación Asturiana de la Energía (Faen), correspondiente al año 2016.

Desde entonces, la capacidad de generación no ha cambiado en gran medida en la región y se da la circunstancia de que las cifras de 2017 serán mucho peores para las renovables, ya que, al contrario que 2016, el pasado ejercicio estuvo marcado por la sequía y la falta de viento, lo que provocó una caída importante de la energía eólica e hidráulica y que fuera necesario recurrir a las centrales de carbón y de gas en mayor medida. Hace dos años fue al contrario, las térmicas habían registrado una disminución de su actividad del 23% con respecto al ejercicio precedente, mientras que la generación de hidráulica había aumentado un 21,5% debido a las abundantes lluvias. De hecho, la energía primaria procedente de fuentes limpias se elevó al 9,6%.

Ahí está uno de los principales problemas que tienen las renovables. Aunque se aumentara su capacidad de generación, no ofrecen seguridad de suministro, ya que dependen en gran medida de factores externos, como puede ser la meteorología.

Asturias, además, tiene varias peculiaridades. Una de las principales es que la industria básica emplea el 68,8% de la energía final, mientras que en España es solo el 23,6%. El transporte se sitúa en segunda posición con el 17,3% -en la media nacional se eleva al 41,9%- y los servicios solo llegan en la región al 5,4% del consumo. Por ello, a pesar del escaso tamaño y la reducida población, el Principado consume casi un 5% del total de la energía utilizada en España y el gasto energético final per cápita duplica al de la media nacional -3,766 toneladas equivalentes de petróleo (tep) por habitante frente a 1,846.-

Por otro lado, Asturias no es un lugar idóneo para la mayoría de instalaciones de renovables, por lo que, más allá de la seguridad de suministro, tampoco es posible sustituir la capacidad de generación térmica por la de energías limpias. Así, las horas de sol son relativamente escasas, al menos en comparación con otras comunidades españolas, pero además el Principado tampoco cuenta con un recurso eólico tan abundante como las regiones vecinas y la orografía escarpada del territorio no ayuda a la colocación de molinos -solo tienen 518,45 Mw de potencia instalada, apenas el 21% de la capacidad de las cuatro térmicas-.

A esto hay que añadir otro aspecto y es que buena parte de la superficie regional está protegida, por lo que tampoco es posible colocar parques eólicos en muchos lugares ni se facilita la puesta en marcha de nuevas centrales hidráulicas. De este modo se da una paradoja: la descarbonización a favor del clima choca con la protección medioambiental del territorio.