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El motor empieza a hacer un ruido apenas perceptible, no se enciende ninguna luz de aviso. Volviendo a casa, al final de un día festivo, no hay muchas opciones. Sigues a ver qué pasa. En cuestión de minutos el sonido sospechoso se convierte en un ... golpeteo constante y perfectamente audible. Decides buscar un lugar donde parar con seguridad y echar un vistazo. Entonces una mezcla de sonidos metálicos va subiendo de volumen de forma alarmante y tienes que detenerte en una cuneta en medio de ninguna parte. No es la mejor forma de terminar el día y puesto que el cerebro está diseñado para imaginar todo tipo de opciones y posibilidades, el peso de la gran cantidad de cosas por hacer que ves venir te oprime y cambia tu ánimo a un color gris oscuro… Pero como siempre digo y no me cansaré de repetirlo, la mejor forma de dejar atrás una preocupación es empezar a ocuparse.
Tan pronto das el primer paso los fantasmas se diluyen y el ánimo mejora. Y el primer paso es llamar al seguro para que lleve tu coche a un taller. Hay que revisar las condiciones particulares de la póliza (con suerte estará en la guantera) para ver si además de enviar una grúa pueden recoger al conductor y a los pasajeros o si durante la reparación es posible que te cedan un vehículo de sustitución. Ya os adelanto que depende de diferentes factores y cuando es por avería y cerca de tu domicilio lo más probable es que no esté cubierto ni lo uno ni lo otro, pero hay que comprobarlo. Mi consejo es centrarse en revisar las condiciones de la póliza antes de hacer la llamada a la aseguradora o si no la tenemos con nosotros preguntar por teléfono cuando demos aviso, pidiendo que nos expliquen bien a qué tenemos derecho.
El taller al que hay que llevar el vehículo generalmente tenemos que indicarlo nosotros. Si ya está cerrado o es festivo te ofrecerán dejar el vehículo en las instalaciones de la grúa para llevarlo al taller cuando esté abierto. En el taller toca decidir si arreglar el coche o despedirte de él para siempre. Cuando es un problema de motor es posible que te indiquen que para poder hacer un diagnóstico tienen que desmontarlo y te cobrarán la mano de obra incluso aunque sea para decirte que el motor está gripado. Pide un presupuesto por escrito de los trabajos que vayas a encargar. Si el vehículo ya tiene muchos años lo ideal sería que te indiquen cuanto puede costar la reparación en caso de que se confirmen tus peores expectativas y de cuánto podríamos estar hablando si es una reparación menor, porque igual ya no te compensa siquiera intentarlo. Una opción es utilizar en la reparación un motor reconstruido, que obviamente es mucho más económico, pero hay que tener cuidado porque, aunque al comprarlo nos garanticen su funcionamiento durante un tiempo, si se estropea te darán otro motor de similares características, pero no te pagarán la mano de obra necesaria para cambiarlo.
Puedes intentar que te pongan por escrito que la garantía cubrirá la mano de obra, pero con ese requisito es muy difícil que encuentres a alguien que te venda un motor. Si finalmente no merece la pena reparar el siguiente paso es deshacerse del vehículo. Hay tres opciones. La primera es entregarlo para comprar uno nuevo. Ten en cuenta que quizás ya sea demasiado tarde. No es fácil que te lo recojan si tu coche ya ha llegado al final de su vida útil y no has podido repararlo. La segunda opción es llevar el coche a un desguace. En casi todas las ciudades hay alguno conocido. Es importante que confirmes antes de contratar que no te cobrarán la grúa, que te indiquen al menos un importe orientativo de lo que te pagarán por el vehículo, para ajustar tus expectativas, que te ofrezcan dar de baja el coche sin coste para ti y te tramiten un certificado de destrucción del vehículo. De allí tienes que irte con la documentación en la mano debidamente cumplimentada.
Si eliges esta opción aun tienes dos cosas más que hacer: solicitar que se prorratee el impuesto de vehículos, ya que el coche se ha dado de baja antes de que finalice el ejercicio y comunicar a tu seguro la baja. El seguro no te devolverá el importe sobrante, pero te permitirá emplearlo durante un tiempo en un nuevo contrato, ya sea para tu nuevo coche o cualquier otro seguro que quieras contratar. La tercera opción, si no quieres reparar el vehículo pero tampoco dejarlo en un desguace, es venderlo a alguien a alguien que le interese repararlo. Tienes que firmar un contrato de compraventa en el que conste claramente que vendes un vehículo averiado para ser reparado y que el comprador renuncia a reclamar por vicios ocultos. Tú como vendedor debes comunicar a la Dirección General de Tráfico el cambio de titularidad antes de diez días, por lo que es importante que conserves la copia del contrato, del DNI del comprador y también copia de la documentación del vehículo, pues la original tendrás que entregarla junto con el vehículo.
El comprador por su parte debe ocuparse de hacer la transferencia a su nombre, corriendo de su cuenta el impuesto y la tasa. No todos los compradores tienen claros los pasos y algunos pueden querer esperar a hacer la transferencia cuando tengan el coche reparado y encuentren un comprador, pero eso a ti no te conviene, porque mientras el vehículo siga a tu nombre tú respondes de todas las responsabilidades. ¿Cuánto te van a pagar? Piénsalo bien, porque si es poco más de lo que te vaya a dar un desguace y no ves claro que se vayan a ocupar de hacer bien las cosas quizás no te convenga esta opción. Recoger los objetos personales y dejar tu coche es la parte más dura. Pero toca comenzar a pensar en el siguiente paso: conseguir un nuevo compañero de aventuras. Para comprar cualquier cosa es imprescindible decidir cuánto puedes gastar. Esto es muy importante y hay que mantenerse firme en la decisión, porque vas a estar tentado una y otra vez a comprar algo que no puedes permitirte. En caso de que tengas que pedir un préstamo, calcula que cantidad mensual vas a poder devolver, puesto que esto condicionará el coche que puedas comprar.
No voy aquí a detenerme en opciones de financiación, intereses y comisiones, aunque sí quiero comentar un asunto que me llamó mucho la atención tan pronto como comencé a comparar precios de vehículos. Tanto si compras un coche nuevo como de segunda mano, verás que te marcan un precio diferente si lo pagas al contado o si lo financias. Por extraño que pueda parecer, actualmente el precio del vehículo financiado siempre se anuncia más bajo. Pero esto nunca debe animarte a financiar si dispones del dinero. Ten en cuenta que a esa cifra inicial habrá que sumar comisiones e intereses y que se establecerá una reserva de dominio de modo que el coche no será tuyo y por tanto no podrás venderlo, hasta que no termines de pagarlo y canceles la carga. Además es frecuente que en el contrato de financiación se incluya un periodo de tiempo durante el cual no puedas devolver más dinero del pactado, para que sigas pagando intereses, que al final es lo que realmente le interesa a la financiera.
Cuando ya tengas tu cifra máxima tienes que decidir el tipo de vehículo que necesitas y después hacer un estudio de qué coches nuevos podrías permitirte dentro de tu presupuesto. Las opciones son muchas, pero no son infinitas, lleva tiempo investigar, pero esta parte es divertida. En Internet hay muchos vídeos con comparativas y análisis de los distintos modelos que pueden orientarte. Cuando tengas claras unas cuantas opciones llega el momento de visitar los concesionarios y valorar si hay ofertas, si tienen vehículos ya matriculados con muy pocos kilómetros, comparar la garantía que te ofrecen (algunas marcas la extienden por contrato la garantía prevista legalmente, en ocasiones, con determinadas condiciones). También conviene revisar si existe alguna ayuda para la compra de vehículos, especialmente si son eléctricos o híbridos y de ser así hay que comprobar el plazo de vigencia y si cumplimos los requisitos. No te precipites, es importante ver todas las opciones y no quedarte con el primer vehículo que te pongan delante. Las estrategias comerciales funcionan y te verás tentado una y otra vez. Puede suceder que con tu presupuesto los vehículos nuevos que puedes comprar no te encajen. Entonces llega el momento de pensar en un coche de segunda mano.
Comprar un coche usado es un poco más difícil. Hay dos opciones: comprarlo a un particular o a una empresa que se dedica a la compraventa de vehículos. En cuanto empieces a buscar te darás cuenta que comprar a un particular por lo general es más barato, al menos un diez o un quince por ciento. Pero tienes que tener muy claro que no hay garantía legal y que el vendedor tan solo responde por vicios ocultos durante el plazo de seis meses y eso si no se incluye en el contrato una cláusula por la que renuncies a este derecho. Yo esta opción ni siquiera me la planteo. Trabajo resolviendo problemas legales y ya he visto en demasiadas ocasiones que incluso cuando un juez te da la razón puedes quedarte sin coche y sin dinero cuando el vendedor se gasta lo que pagas por el coche y luego es insolvente. Así que yo recomiendo buscar en empresas que vendan coches con garantía legal de un año.
E incluso aquí yo descartaría a muchas de ellas, unas porque aunque se anuncian como profesionales finalmente te hacen un contrato de compraventa entre particulares poniendo como vendedor a quien les dejó el coche para vender; otras porque aunque tienen que darte un año de garantía legal cuando pides el modelo de contrato o estudias sus condiciones legales en la web te están limitando la garantía a determinadas piezas cobrándote por extenderla a cosas que legalmente deberían quedar cubiertas durante el primer año sin coste. Mi recomendación a la hora de comprar un coche de segunda mano es hacer un estudio de mercado para ver en qué rango de precios puedes encontrar los modelos que buscas, te darás cuenta que no hay grandes diferencias. Puedes acotar la búsqueda por ámbito geográfico, año de matrícula, número máximo de kilómetros, modelo… Apunta los datos, establece un orden de prioridad, prepara una lista de preguntas y empieza a llamar a los concesionarios anotando las respuestas.
No te olvides de preguntar si el concesionario es el propietario, si te certifican el kilometraje y que el vehículo no ha sufrido daños estructurales, si tienen un seguro que cubra el año de garantía, si disponen del informe del vehículo de la DGT actualizado, si está disponible el libro de reparaciones del vehículo para ver que problemas ha podido tener y si pasó sus revisiones. Pide también un modelo de contrato y si hay algo que no entiendas consúltalo con tu abogado antes de la firma. La opción ideal es comprar un coche con pocos kilómetros en una empresa de compraventa de vehículos que sea la propietaria, que el vehículo no haya sufrido daños estructurales y pase una revisión en un concesionario de la marca antes de la entrega y tenga un año de garantía asegurado, es decir, que el concesionario contrate un seguro de modo que si hay que reparar dentro de la garantía quien finalmente asume el coste será la aseguradora, con lo que no hay que preocuparse de que el vendedor sea o no sea solvente. Conseguir que esto se haga constar en el contrato no es fácil, pero es el objetivo a conseguir. Finalmente hay que contratar un seguro.
Como tienes un sobrante del seguro de tu coche anterior tu primera opción será esa, pero desgraciadamente verás que te presupuestan el nuevo seguro más caro de lo esperado. Valora si te interesa y compara no solo el precio sino las coberturas que cada compañía te ofrece. No prescindas de aquello que consideres necesario, aunque tengas que pagar un poco más. Todo este proceso puede llevar desde unos días hasta varios meses, depende de cuanto tiempo dediques a ello. No olvides que desde el último día que conduces tu viejo coche hasta que te sientas al volante de uno nuevo tan solo hay que ir tomando las decisiones adecuadas para que todo salga bien. Un exceso de confianza o de precipitación pueden suponer nuevos problemas a resolver. Evitarlos es el objetivo a conseguir.
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