Enagás encara la transición energética con una abultada cartera de proyectos, algunos de ellos de enorme envergadura, como el que plantea HyDeal -consorcio del que la compañía gasista es socia- para producir hidrógeno verde que permita la descarbonización parcial de las plantas de Arcelor y ... Fertiberia en Asturias. El director de Infraestructuras de Enagás, el asturiano Claudio Rodríguez, destaca el papel clave que desempeñará la región en este proceso de impulsar tecnologías renovables, gracias, sobre todo, a la elevada demanda procedente de la industria asentada en el territorio.
-Enagás participa en HyDeal, que plantea comenzar a producir hidrógeno verde en 2025. ¿Será posible lograrlo en tan corto periodo de tiempo?
-Ese es el reto, estamos todos en la labor, sobre todo porque los proyectos en los que participamos tienen una visión muy de desarrollo de conjunto. Es decir, participamos en consorcios en los cuales están los productores y la demanda y, además, una muy amplia, no solo industrial, que es la principal, sino que hay muchas demandas colaterales y otros usos, lo cual permite facilitar e impulsar el desarrollo de este tipo de tecnología. Es un reto, pero también el Gobierno va dando pasos importantes con una estrategia de hidrógeno, con un decreto reciente en el cual se aplica ya una orientación clara de transposición avanzada de alguna regulación que te permite esbozar ya qué infraestructuras y bajo qué regulación se pueden desarrollar. También el REPowerEU será un impulso definitivo y claro a la necesidad de desarrollar el hidrógeno cuanto antes y con ese contexto estamos trabajando.
-¿En qué punto está ahora HyDeal España?
-Estamos con los desarrollos de ingeniería. Estamos trabajando en los procesos de ingeniería y de viabilización de las diferentes iniciativas para poder conformar el proyecto en su conjunto y poder establecer plazos concretos.
-El Musel es un punto estratégico dentro de la alianza de Enagás y Naturgy para producir hidrógeno verde. ¿En qué fase se encuentra este plan?
-El propio REPowerEU y el modo en que se vayan asignando los fondos europeos irán permitiendo tener un mapa de realidades. Está todo en fase de estudio e ingeniería e iremos avanzando. Asturias atrae producción de hidrógeno porque hay una demanda clara. Fertiberia y Arcelor son dos puntos de demanda clara y obviamente atraen soluciones que tratan de ser competitivas para ayudar a que esa transformación también lo sea, no solo medioambiental, sino económicamente. Y es lógico que proyectos como este traten de hacerse camino y de aportar a ese objetivo de descarbonización que tiene Asturias claro en el horizonte.
-En el European Hydrogen Backbone (Red Troncal del Hidrógeno Europea) se incluía la construcción de un gasoducto entre Gijón y Bilbao. ¿Se mantiene ese proyecto?
-Ese proyecto se corresponde a la prospección hecha hace dos años. Ahora, como consecuencia de lo que está estableciendo REPower, donde aparece un colector ibérico de hidrógeno con capacidad para Europa, habrá que ordenar todas esas iniciativas, que han sido muchas. Obviamente, las principales están en torno a los grandes polos energéticos, químicos y del acero: Asturias, País Vasco, Cataluña, la Comunidad Valenciana... Todos esos grandes 'hubs' son los grandes impulsores y ahora es el momento en que habrá que establecer una planificación ordenada de los diferentes sectores para hacer realidad ese mapa de infraestructuras conforme a lo que la demanda precise.
-¿Tendrá Asturias un papel destacado en esa red?
-Sí, porque Asturias es un polo importante y, obviamente, la propia transformación del sector metalúrgico será un acicate claro para que sea de las primeras, si no la primera, en que esto sea una realidad.
-¿Es muy compleja la adaptación de las infraestructuras gasistas para transportar hidrógeno?
-El European Hydrogen Backbone es un referente para todos los planteamientos de la UE respecto al futuro de las infraestructuras y creo que está claramente identificado que parte de la capacidad de aceleración que pueda tener el sector del hidrógeno es a través del aprovechamiento de infraestructuras gasistas. Se prevé que en el horizonte de 2040, cuando este Backbone esté totalmente desarrollado, el 70% de las futuras infraestructuras sean reutilización de infraestructuras gasistas. Con lo cual, es un tema de tecnologías, de adaptación menor y obviamente ahí tenemos una ventaja competitiva clara para facilitar esa aceleración.
-La planta de El Musel está pendiente del informe sobre la retribución de la CNMC. ¿Les han comunicado algún plazo?
-No. En principio, estamos trabajando, es un proyecto con un alcance muy específico y lo único que puedo decir es que estamos trabajando todas las partes para hacerlo una realidad más pronto que tarde, pero sin una orientación clara de plazos. Tiene unas necesidades de obtener unos permisos tanto administrativos como regulatorios muy particulares que hay que trabajar.
-Ha cambiado su uso a almacén logístico, ¿queda abierta la posibilidad de que en el futuro funcione como regasificadora?
-Lo que tenemos en el objetivo, conforme a lo establecido por el ministerio, es una planta logística para almacenamiento y reexportación de GNL (gas natural licuado).
-¿El Gobierno está colaborando para agilizar su entrada en funcionamiento?
-El Gobierno está colaborando, pero es un proyecto complejo y creo que hablar en estos momentos de plazos específicos es complicado.
-Pedro Sánchez puso en valor la pasada semana, en el Foro de Davos, la capacidad de regasificación de España para reducir la dependencia del gas ruso. El problema es la interconexión con el continente, ¿están trabajando en ello?
-Nosotros tenemos que analizar lo que acaba de publicar la Unión Europea, el REPower, donde se habla de una serie de infraestructuras en las que España seguro que tendrá ventajas competitivas como país productor y exportador de hidrógeno.
-¿Ha cambiado la percepción social que había del gas ahora que resulta más estratégico que nunca contar con tecnologías de respaldo para las renovables?
-Las opiniones son muy libres y es un mundo bastante complejo el de las tecnologías. Todas pueden aportar, pero no todas tienen la misma capacidad de abatimiento ni de producir impacto en plazo, pero hemos de tratar siempre de priorizar la introducción de soluciones que sean realmente verdes y, de alguna forma, ir acoplando el gas natural donde pueda ayudar, tanto por la vía directa como por la conversión de sus propias infraestructuras, a que esos gases y energías verdes sean la realidad de nuestro mundo cuanto antes.
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