Uno de los trenes de laminación de la planta de Arcelor en Cracovia, cuya fase caliente va a cerrar la multinacional. ARCELOR

El cierre de Arcelor en Cracovia por los altos costes eleva la presión sobre la siderurgia asturiana

El grupo toma esta decisión ante la caída de la demanda por la pandemia y el alto precio de la energía, del CO2 y el exceso de importaciones

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Viernes, 9 de octubre 2020, 02:53

Cuando Arcelor decidió el año pasado reducir drásticamente la producción de acero en Europa por la caída de la demanda centró sus recortes en dos de sus sedes: sus plantas asturianas y la de Cracovia (Polonia). El coste de la electricidad, del CO2 y ... el exceso de importaciones fueron entonces los argumentos esgrimidos por la multinacional. Con el terremoto que ha supuesto para la economía la pandemia, la situación ha ido a peor y la compañía ha anunciado una decisión aún más drástica: cierra definitivamente el horno alto de esa factoría polaca y también su acería. Dejará en funcionamiento las baterías de cok y sus líneas acabadoras, que recibirán desbastes de la planta de Dabrowa Gornicza, pero la factoría será solo una sombra de lo que es.

Publicidad

Polonia queda lejos de Asturias en lo geográfico, pero la decisión de la dirección del grupo es un aviso a navegantes: a Mittal no le tiembla el pulso a la hora de cerrar instalaciones. Ya lo demostró en la crisis anterior, cuando cayeron los hornos altos de Lieja (Bélgica), en 2011, y de Florange (Francia), en 2012, en principio temporalmente, pero nunca volvieron a arrancar. En Asturias, la multinacional ya ha advertido de que peligra la división de largos por sus malos resultados y sin alambrón y carril, dejaría de tener sentido mantener uno de los hornos altos y la acería de Gijón. Toda la estructura de la siderúrgica en el Principado se tambalearía.

De este modo, la decisión de cerrar la mayor parte de la fase caliente de Cracovia eleva la presión sobre las factorías de la región, en las que se negocian recortes, principalmente en Gijón, para reconducir la situación de largos, ajustes que suponen una importante reducción de personal.

Fuentes de la compañía aseguraron ayer que el efecto acumulativo de distintos problemas estructurales les ha llevado a tomar «decisiones muy difíciles», en referencia al cierre en Polonia, y más allá de argumentos comunes para todas sus plantas europeas -alto coste de los derechos de emisión, ausencia de medidas comerciales de emergencia, incremento de las cuotas libres de aranceles y falta de un ajuste en frontera medioambiental-, Arcelor cita de nuevo como uno de sus grandes problemas su elevada factura eléctrica, que en Polonia proviene de su gran dependencia de las térmicas de carbón.

En el caso de España, el problema deriva, principalmente, de costes adicionales incluidos en la factura y la falta de exenciones y apoyos de los que sí disfrutan las plantas alemanas y francesas. En este contexto, la caída en las ayudas para compensar las emisiones indirectas de CO2, que suponen un tercio de las del año pasado y la quinta parte del tope autorizado por Bruselas, suponen un jarro de agua fría para la siderúrgica, que teme que el estatuto para las electrointensivas también se quede en papel mojado para los mayores consumidores, como es la industria básica.

Publicidad

Mientras, el panorama que dibuja la compañía para el corto plazo no es nada halagüeño. El presidente del consejo de supervisión de ArcelorMittal Polonia, Sanjay Samaddar, explica que «el sector siderúrgico de la UE se ha visto muy afectado por la pandemia, con todas las industrias que utilizan acero reduciendo su actividad» y ve «poco probable que se produzca una rápida recuperación de la demanda de acero».

La única nota positiva del cierre en Polonia es que no ha tocado en Asturias, aseguran fuentes sindicales, que reconocen igualmente su intranquilidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad