Cesados el jefe de inspección de Adif y el gerente de material de Renfe por el escándalo de los trenes

Miguel Ángel Revilla pidió que rodaran cabezas y el Ministerio las ha puesto sobre la mesa con una decisión salomónica al repartir las culpas entre las dos empresas públicas implicadas en el proyecto, que en los últimos días se han señalado entre ellas como autoras de esta «chapuza incalificable», como la calificó el presidente de Cantabria. Un jefe técnico de Adif (la compañía que gestiona la infraestructura) y otro de Renfe (la que gestiona los trenes y el servicio), ambos involucrados directamente en el proceso, pero que no figuran ni en la primera ni en la segunda línea de las instituciones. De hecho, ni siquiera sus nombres figuran en el organigrama oficial de las empresas públicas.

Con su cese, el Ministerio de Transportes entiende que no solo fueron responsables de la licitación y adjudicación del contrato, sino también fueron ajenos a los problemas en la medición de los gálibos hasta que la compañía que se encargará de la fabricación de los trenes dio la voz de alarma durante la fase de diseño, antes de que comenzará la producción y ensamblaje de las nuevas máquinas.

Tanto Renfe como Adif precisan que se trata de una medida preventiva, a la espera de que se conozca el resultado de sendas auditorías internas encargadas por la ministra por los problemas en el contrato. Cuando se conozcan las conclusiones, procederán a llevar a cabo «los ajustes organizativos de carácter definitivo que se recomienden».