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Los candidatos a la presidencia de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade) han protagonizado este martes un nuevo encontronazo por el papel del director general ... de la patronal, Alberto González. El choque dialéctico comenzó con la promesa del empresario de la construcción y vicepresidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, José Manuel Ferreira, de reforzar este cargo.
«Queremos recuperar su figura, un tanto diluida en los últimos años, para convertirla en un valioso activo al servicio de las empresas y ofrecerles así un apoyo real a sus problemas», asegura. En este sentido, destaca que «Alberto tiene un amplio conocimiento del empresariado y la economía asturiana y es, por lo tanto, un pilar de nuestra casa empresarial».
Así, Ferreira subraya que contar con el equipo profesional de la casa que «facilite la identificación de los problemas y potencialidades del tejido empresarial y fomentar el trabajo en equipo» serán pilares de actuación en la nueva Fade que propone, si sale elegido. «Se trata de combinar una alta solvencia técnica y ejecutiva de los responsables de la gestión del día a día y de los órganos de gobierno», añade. «Solo de esta forma será posible robustecer la coordinación y el liderazgo de la acción empresarial en Asturias», defiende.
Unas declaraciones que encendieron los ánimos de María Calvo, quien, tras conocer la apuesta de Ferreira, le exigió el «máximo respeto», tanto hacia la dirección general de Fade como a sus órganos de gobierno, al proceso electoral, al funcionamiento autónomo de las asociaciones y al código ético que «protege la reputación» de la organización empresarial. A su juicio, el empresario «cruza una línea roja que no puede ni debe normalizarse» con sus manifestaciones sobre González. «Involucrar al director general de Fade en una campaña electoral, utilizar su nombre públicamente y tratar de apropiarse de su figura como si formara parte de una candidatura es absolutamente inaceptable y contrario a toda ética institucional», recalcó Calvo.
Asimismo, incidió en que «no todo vale por ganar» y rechazó utilizar «a quien ha servido con rigor, independencia y profesionalidad durante años, y que ha sido –y seguirá siendo– una figura fundamental en esta institución». También aprovechó la presidenta en funciones para afear a la candidatura contraria que ataque «a las asociaciones, que son la esencia de Fade», y que ponga en cuestión el papel de los órganos de gobierno que representan al conjunto del empresariado asturiano.
«El proceso electoral debe servir para confrontar ideas, no para manipular instituciones», sentenció Calvo, quien acusó a Ferreira de «no tener límites» en su estrategia para dividir al empresariado. «Quien antepone su interés personal al interés general de las empresas de Asturias no está preparado para representar al conjunto de Fade», resaltó. Así las cosas, Calvo exigió a su rival «responsabilidad, mesura y rigor. Porque aquí no está en juego un nombre ni un cargo, sino la credibilidad, la estabilidad y el futuro de Fade».
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