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Caja Rural de Asturias celebró este viernes su asamblea general, a la que estaban convocados 93 delegados elegidos en juntas preparatorias previas en todo el territorio asturiano. Es su nuevo modelo asambleario. En su transcurso presentó los datos de 2022, «un buen ejercicio en lo ... comercial y en lo económico». Como ya se publicó, el beneficio fue de 38,62 millones de euros, un 39,3% más, de los que 3,2 se destinarán a remunerar a los socios y cuatro a fondos sociales y la Fundación de la Caja Rural de Asturias. También creció en clientes, 15.424 más hasta llegar a 321.000. Este viernes, antes del encuentro, su presidente, Fernando Martínez, y el director general, Antonio Romero, dieron a conocer el balance del primer trimestre, en el que se alcanzó en volumen de negocio de 8.920 millones de euros; se registraron 4.807 millones en depósitos y la inversión llegó a los 3.103 millones (superando ya en casi 280 la cifra de cierre de 2021). Entre enero y marzo hubo un beneficio de 18,1 millones de euros, lo que, en comparación con los 9,7 del mismo periodo de 2022, supone un alza del 86%.
La razón, precisó Romero, es que «se trasladaron antes las subidas de interés a las operaciones de activos (en las que se concede financiación) que la remuneración a los depósitos. Como dicha remuneración ya se está llevando a cabo, a medida que vaya trasladándose a las cuentas, ese beneficio irá atenuándose». En un año en el que abrirá dos oficinas en Asturias (en Arenas de Cabrales y Gijón), una en Madrid y tres en Cantabria (Santander, Torrelavega y Cabezón de la Sal) y llegará a los 500 empleados, la entidad también ofreció su visión del mercado hipotecario y la inversión empresarial.
Sobre el primero, advierte una «ralentización» y ante la posibilidad de ver reducida esa cuota, está tratando de compensarlo con «una mayor presencia en la financiación de las empresas». De hecho, forma parte de su plan estratégico y en 2022.
Como ya había adelantado Romero en una entrevista con EL COMERCIO, no detectan dificultades de las familias para hacer frente al pago de la hipoteca, «pero todo dependerá el mercado laboral y su fortaleza». Por su parte, manifestaron, no hay un endurecimiento en la concesión de créditos porque «no estamos recibiendo indicios de que esté incrementando la morosidad», situada en su caso en un 1,94%.
Considera la Caja que los empresarios han ido haciendo una labor de desapalancamiento (reducción de deuda) en los últimos años y que están en buena posición de afrontar inversiones, pero ante la situación de incertidumbre y los altos tipos de interés operan «con prudencia» y hay menor demanda.
En esa actitud influye también «el retraso de los fondos europeos y las excesivas trabas burocráticas que les hacen desistir». Prevén «alguna subida más de tipos» a lo largo del año y, alcanzada la estabilidad, que empiecen a bajar.
Consultados ambos por el campo asturiano y las protestas que el sector primario está llevando a cabo, el presidente fue contundente: «Apoyamos su preocupación y su sentir. La caída del campo asturiano no es de ahora, sino de hace años. Estamos viendo que tienen que cerrar por el incremento de los productos que tienen que adquirir a raíz de la guerra de Ucrania. El sector primario ha sido y seguirán siendo nuestra principal preocupación, señaló, no sin antes apuntar también el «descontento» que perciben por el retraso de las ayudas de la PAC.
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