Caixabank presentó hoy sus previsiones de crecimiento económico y en el caso de Asturias estima que su Producto Interior Bruto (PIB) aumentará un 1,1%, dos décimas menos que el promedio nacional (1,3%), lo que sitúa a la comunidad autónoma sexta por la cola ... detrás de Castilla y León (0,6%), Castilla-La Mancha (0,8%), Murcia y Navarra (0,9%) y Galicia (1%). El motivo para este menor dinamismo es la factura energética, que seguirá lastrando a la industria regional, en la que predomina la rama manufacturera, que es electrointensiva. Este es uno de los principales factores, aunque según explica el director del Centro de Estudios de Caixabank, el asturiano Pedro Álvarez, habrá otros que se irán corrigiendo dentro del sector industrial.
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Uno es que se ya se están aliviando los «cuellos de botella» generados en los dos ejercicios precedentes por la crisis de los microchips, cuya producción se concentra en Asia, una región que ha tardado más en salir de la pandemia, con cierres de puertos y afección de lleno al mercado internacional. «Hay indicadores de precios de los fletes que indican que hemos vuelto a una situación de normalidad en términos de comercio internacional», afirma.
Sobre la factura energética la entidad también detecta cambios a favor, aunque en este sentido opta por ser «precavida». «Los mercados internacionales sí que reflejan que los precios del gas están en niveles más bajos que los del año pasado cuando estuvieron en activo todas las alarmas y se disparó la inflación. Sin embargo –aclara Álvarez–, está tardando en trasladarse del mercado mayorista al minorista y todavía no lo vemos».
Pendientes, por tanto, del precio de la energía, el menor peso en la economía regional del ocio, el turismo y la restauración (actividades que «están tirando del empleo en el conjunto del país») también afecta a ese menor crecimiento económico de Asturias. No en vano, recuerda Caixabank, los servicios representan el 23,8% en la estructura productiva del Principado frente al 26,2% del territorio nacional.
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Pese a todo, «después de un final de año que fue mejor de lo esperado y un inicio de 2023 con expectativas más positivas», Caixabank prevé elevar sus previsiones para la economía española, algo que se extendería a la asturiana. En ello, señala, tendrán mucho que ver los fondos 'Next Generation'. «Si bien es cierto que la puesta en marcha del programa fue algo más lenta de lo previsto, los últimos datos demuestran un mayor dinamismo», añade Pablo Álvarez. «Si el ritmo de ejecución que se alcanzó en la segunda mitad de 2022 se mantiene, podrían contribuir alrededor de un punto porcentual al crecimiento del PIB español en 2023. Los fondos presupuestados ascienden a unos 28.700 millones de euros, aunque la ejecuciónreal puede ser algo inferior».
Con esa mejoría en el horizonte, lo cierto es que la radiografía que hace Caixabank de Asturias es poco alentadora. En 2022 fue «la región menos dinámica, con un crecimiento estimado del PIBdel 4,4% frente al 5,5% de la economía española» precisamente por ese menor peso del turismo, los problemas de suministros, el encarecimiento energético y «la debilidad del sector ganadero».
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Con vistas a este, además de la factura energética y el menor dinamismo de los servicios, se espera que «la construcción (con un peso del 6,2% frente al 5,6% nacional) mantenga una senda descendente», condicionada por «la escasez de materiales y el encarecimiento de costes». También influirán «problemas estructurales del sector, como la falta de suelo finalista atractivo o la dificultad para encontrar mano de obra cualificada». Alude la entidad también a los retrasos en la obra pública, referentes a la variante de pajares, a las obras que han tardado en licitarse y, después, en ejecutarse.
A la espera del comportamiento de la economía, en 2022 la tasa de paro fue superior a la nacional (un 14,4% frente a un 12,9%); la renta per cápita (de 23.235 euros), un 9% inferior al promedio del país y la región fue la cuarta menos poblada y la más envejecida: el 27% tiene más de 65 años (cuando en el país ese sl 20,1%). La parte positiva la aportaron las exportaciones, que llegaron a los 6.177 millones de euros también por el efecto del precio. Se apoyaron en el carbón, el hierro, el acero y productos químicos. En relación a 2019, año de la prepandemia, supera sus niveles en un 39,8%, siete puntos más que el conjunto del país.
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