Bruselas dará prioridad a los proveedores europeos a la hora de incrementar el gasto militar

En esencia, la Comisión Europea plantea cuatro principios básicos a la hora de invertir los 800.000 millones de euros que pretende movilizar. El primero es que, siempre que se pueda, se busque una solución dentro de la UE. En segundo, negociar con esos proveedores europeos una reducción tanto de los precios como de los plazos «mientras se asegura el nivel de rendimiento necesario».

El borrador también recoge que, para aquellos sistemas para los cuales no sea posible encontrar una solución dentro de la UE, los Estados miembros «deberían considerar agrupar y consolidar su demanda hacia empresas de terceros países afines, exigiendo el control total«. Por último, Bruselas considera prioritario que, en paralelo, se apoye »el desarrollo de tecnologías y capacidades europeas equivalentes«, con el objetivo de que en el futuro esas misma soluciones las pueda ofrecer la industria comunitaria.

La idea de la Comisión es crear un mercado único de defensa que aproveche las economías de escala. Precisamente uno de los hándicaps de la industria europea, en comparación con la estadounidense, es el tamaño de las empresas. Por eso, pese a tener tamaños similares en conjunto, la facturación del sector en Europa representa apenas un tercio del norteamericano.

«Décadas de baja inversión en defensa en toda la UE han llevado a deficiencias críticas de capacidades, fuerzas armadas agotadas e infrafinanciadas, y una base industrial de defensa fragmentada, incapaz de producir a escala y a tiempo», subraya el Libro Blanco, que también advierte de que «reconstruir la defensa europea requiere una inversión masiva durante un período sostenido".

El análisis reconoce, al mismo tiempo, que «desarrollar proyectos emblemáticos paneuropeos a gran escala para abordar las brechas críticas de capacidad en áreas prioritarias es una necesidad estratégica que tomará varios años en lograrse«. Por eso pone el foco en la cooperación dentro de la UE, de forma que se impulse la interoperabilidad y se aseguren «los medios necesarios para desarrollar, adquirir y mantener capacidades de la manera más rápida posible».

Para hacer frente a ese incremento del gasto, Bruselas propone varios instrumentos de financiación, entre los que destaca el plan ReArm Europe', con 150.000 millones de euros en préstamos respaldados por el presupuesto de la UE. Además, la Comisión propone la activación coordinada de las cláusulas de escape nacionales del Pacto de Estabilidad, lo que dotaría a los países flexibilidad fiscal para saltarse el límite de gasto e invertir en defensa y seguridad hasta alcanzar los 650.000 millones de euros (1,5% del PIB) durante los próximos cuatro años.

Al mismo tiempo, el documento aboga por flexibilizar los instrumentos de financiación ya existentes, como los fondos de cohesión y la Plataforma de Tecnologías Estratégicas (STEP), para redirigir recursos hacia la defensa, y por incrementar las contribuciones del Banco Europeo de Inversiones (BEI), duplicando su inversión anual a 2.000 millones de euros para proyectos como drones y ciberseguridad.

Por último, y no menos importante, la Comisión quiere movilizar capital privado a través de la Unión de Ahorro e Inversión, incentivando la financiación del sector financiero en la industria de defensa, complementada por una revisión del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles para clarificar su apoyo a este sector. Estas medidas buscan «una inversión masiva y sostenida para reconstruir la defensa europea».