Liberbank y Unicaja vuelven a negociar su fusión para convertirse en el quinto banco de España

La crisis del coronavirus ha acelerado los procesos de integración bancaria que tanto pedían los reguladores. CaixaBank y Bankia abrieron la carrera nada más comenzar septiembre. Ahora son las dos entidades regionales las que tratarán de llegar a un acuerdo fructífero que les permita aprovechar «potenciales oportunidades de inversión u operaciones corporativas» de interés para sus accionistas.

Liberbank, el banco resultante de la fusión en 2011 de las antiguas cajas de ahorro de Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura, y la malagueña Unicaja informaron en la mañana de ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de sus contactos. Lo hicieron a través de sendos hechos relevantes en los que ambas entidades enfatizaban en la condición de «preliminares» dichas conversaciones. También hicieron hincapié en que en ellas no hubo participación, «por el momento», de asesores externos y que los consejos de administración de cada una de ellas tenían conocimiento de la existencia de estos contactos.

Pese al frustrado intento de hace dos años de negociar una integración, las conversaciones entre Liberbak y Unicaja nunca se rompieron. Es más, en las últimas jornadas han sido frecuentes, apuntan fuentes financieras. Especialmente después de que instituciones como el Banco Central Europeo o el Banco de España hayan insistido en las últimas semanas en la necesidad de acometer estos procesos. La baja rentabilidad provocada por unos tipos en mínimos, el incremento esperado de la morosidad como consecuencia de la crisis, y la necesidad de ajustar sus estructuras son las bases de esta insistencia por parte de los supervisores.

A esta insistencia de los principales organismos financieros en acelerar el proceso de fusiones se unió la rápida negociación llevada a cabo por CaixaBank y Bankia para la unión de ambas, que ha dado como resultado la creación del mayor banco de España.

Los inversores se encuentran tan ávidos de este tipo de operaciones que ayer reaccionaron al anuncio de conversaciones entre Liberbank y Unicaja con importantes subidas de sus acciones en la Bolsa. Los títulos de la entidad malagueña repuntaron un 15,1% y los de primera, un 13,5%.

De consumarse la integración supondría la creación del quinto grupo bancario en España, con un volumen de activos superior a los 108.000 millones de euros (unos 61.000 millones de Unicaja y los otros 46.000 de Liberbank). Las ejecutivas de ambos bancos son conscientes de que su matrimonio tiene sentido industrial, como ya indicaron hace dos años. Ambas son entidades medianas con una cuota de mercado muy focalizada y complementaria. Unicaja tiene su sede social en Málaga y tiene presencia relevante en buena parte de Andalucía, así como en Castilla y León, gracias a la adquisición que ya hizo del Banco CEISS-España (antigua Caja España y Caja Duero). Por su parte, Liberbank es el resultado de la fusión de las históricas cajas de ahorro de Asturias, Cantabria, Extremadura y Castilla-La Mancha.

La cuota de mercado que acapararían las dos entidades juntas varía en función de la comunidad. Por ejemplo, en Asturias su negocio supondría alrededor de un 27% del total, en Castilla y León un 26%, en Cantabria un 30% y en Castilla-La Mancha rondaría el 33%. Donde la integración se notaría más sería en Extremadura, con una cuota del 38%, una cifra superior a la que suman los cinco bancos de mayor tamaño. Es en esta región en la que se podrían producir más solapamientos de sucursales. Sin embargo, en Andalucía apenas se llegaría al 19%.

Entre ambas entidades sumarían una plantilla conjunta cercana a los 10.000 empleados, y una red de sucursales con más de 1.600 oficinas. Como ocurre en este tipo de operaciones, habrá ajuste de plantilla y red, al ser una de las palancas de ahorro de costes.

La operación viene coleando desde hace casi 24 meses, cuando ambas corporaciones realizaron el primer anuncio oficial de su posible fusión. Desde entonces protagonizaron varios episodios como la OPA que Abanca anunció que iba a plantear sobre Liberbank, aunque en ningún momento la materializó. En mayo de 2019, dieron por roto el diálogo.

En el reparto de poder vuelve a situarse la línea roja que ninguno de los dos consejos de administración quieren rebasar. En principio, el reparto estaba planificado para que Unicaja tuviera un 60% del grupo, frente a un 40% de Liberbank. Aunque ahora esas proporciones podrían reducirse hasta un 57,5% y un 42,5%, respectivamente, según fuentes financieras.