El hombre que cambió el mapa de las cajas

Con 61 años recién cumplidos, la jubilación le suena a algo lejano. Y ello, a pesar de la precocidad que muestra su curriculum, siempre muy vinculado al sector financiero asturiano. Pronto, ya en 1986 se incorporó a los órganos de gestión de la Caja de Ahorros de Asturias. Lo hacía en representación del Principado y, aunque sin carné político alguno, fue avalado por el entonces secretario general de la FSA, Luis Martínez Noval. La carrera en la entidad fue meteórica. No mucho más tarde, con tan solo 35 años accedía a la presidencia por designación del entonces jefe del Ejecutivo regional, Antonio Trevín. Lejos de partidismos, su gestión fue avalada por el siguiente gobierno regional, el encabezado por el entonces popular Sergio Marqués, quien le mantuvo en el cargo.

Discreto, sencillo, y poco amigo de las entrevistas, Manuel Menéndez es de los que enciende la luz al llegar a la oficina, y apagarla tras ser el último en irse. En esa otra parte del curriculum, la que no figura sobre un folio escrito, el consejero delegado de Liberbank podrá presumir de ser la persona que salvó Cajastur, y la que se atrevió a echar un pulso a Vicente Álvarez Areces y ganarlo, aún habiendo hecho temblar la estabilidad del ejecutivo regional. Recién llegado a la Presidencia del Principado, Areces aprobó una nueva ley de cajas que limitaba el mandato de los cargos. Entre ellos el del entonces presidente de Cajastur, Manuel Menéndez. A pesar del ruido de sables en el seno del socialismo asturiano, Areces se mantuvo firme. Aprobó la ley. Posteriormente, el texto fue tumbado por su propio partido en la Junta. Quizá esto colocó a cada actor en su lugar de la escena, y sin volver a interrumpirse, las aguas bajaron tranquilas el resto de esa década de gobierno socialista. Fueron los mismo años en los que Cajastur fue entrando en el accionariado de un buen número de empresas, como Ence, Telecable o Central Lechera Asturiana.

Por esas mismas fechas, el tándem Cajastur-EdP se hizo con el control de Hidroeléctrica del Cantábrico en 2001, al imponerse a otras tres ofertas en la opa de adquisición. De esta forma, Manuel Menéndez se puso al frente de la compañía, compaginando su liderazgo con la de la caja. Además marcó uno de esos hitos que aún no han sido superados: se convirtió en el presidente más joven del sector energético español. Era la época de nombres como Rodolfo Martín Villa, José María Amusátegui o Manuel Pizarro.

La gestión de Manuel Menéndez en todos esos años le valió que se fijasen en él como rescatador. Y así lo hizo, primero con Caja Castilla-La Mancha, pero también Caja Cantabria y Caja Extremadura. Eran tiempos de crisis financiera y donde ya se escuchaban las proclamas para reducir el tamaño del sistema financiero. Al hombre que protagonizó el cambio del mapa de las cajas, como muchos se refieren a él, solo le falló la operación con Ibercaja, fallida en 2012 tras los resultados de los test de estrés. Ya por entonces, desde mayo de 2011, la marca global era Liberbank y Manuel Menéndez su consejero delegado. Para dar el salto a la Bolsa habría que esperar algo más, la salida se produjo el 15 de mayo de 2013.

Sin duda uno de los momentos más críticos de su gestión durante estos años sucedió en junio de 2017. La CNMV se vio obligada a intervenir ante las especulaciones bajistas sobre la entidad por efecto contagio por de la crisis del Banco Popular. Liberbank, y su consejero delegado, tuvieron su particular viernes negro y la suspensión durante meses de su negociación de los títulos en corto. En 2021 se abrirá una nueva etapa, ahora como CEO en Unicaja Banco.