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Existe preocupación en el empresariado asturiano por la opa lanzada por BBVA sobre Banco Sabadell y los efectos que puede tener en cuanto a la oferta crediticia en la región y, sobre todo, aquella que atañe a las pymes. Así lo ha vuelto a ... poner sobre la mesa la Federación de Asturias de Empresarios (Fade), que ayer emitió un comunicado en el que subraya que sería más favorable que cada entidad continúe realizando sus labores por separado. Aunque aclara que respeta «plenamente la libertad de cada empresa», defiende que «la fusión supondría con toda probabilidad, debido al solapamiento de clientes, menos acceso a crédito de las empresas y menor posibilidad de diversificar su 'pool' bancario».
Sabadell, que en Asturias opera bajo la marca Sabadell Herrero, como herencia del antiguo Banco Herrero, siempre se ha caracterizado por su cercanía con las pymes. De ahí que preocupen las consecuencias que puede tener la fusión. En este sentido, Fade destaca que la entidad que preside Josep Oliu tiene gran implantación en el Principado, con numerosas oficinas repartidas en prácticamente todos los concejos y que prestan servicios, además de a particulares, a las pequeñas y medianas empresas allí asentadas.
Por otra parte, la patronal recuerda también que, en los últimos años, «se han perdido ya más de un 30% de oficinas bancarias en Asturias, una comunidad autónoma de numerosos concejos, con gran número de autónomos y microempresas, y de población envejecida, a los que una fusión les supondría una nueva reducción de oficinas y de personal». En la actualidad, Sabadell tiene 350 trabajadores en el Principado repartidos en 70 oficinas, mientras que BBVA cuenta con 290 distribuidos en 46 sucursales.
Precisamente, los efectos relacionados con la competencia de esa hipotética unión es uno de los aspectos que critica el Gobierno central, que mantiene una posición abiertamente contraria a la opa. Así lo volvió a exponer ayer el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, a su llegada a un acto de educación financiera organizado por la Asociación Española de Banca (AEB). «Nuestra posición es muy clara, hemos reflejado el rechazo a esta operación no solo en función de la forma o el instrumento concreto, sino también del fondo. Ese fondo nos preocupa sobre todo por el potencial impacto en términos de incremento de la concentración y de reducción de la competencia y el efecto que esto tiene en términos, por supuesto, de las condiciones para los clientes», señaló. Pero también añadió que hay otro «tema muy importante como la inclusión financiera, más allá del elemento de cohesión territorial, que es otra de las grandes preocupaciones». No obstante, este rechazo no implica que, si la operación sale adelante y recibe el visto bueno de los reguladores, vaya a ser vetada por el Ejecutivo español.
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