Caja Rural de Asturias retrasa a 2023 «el mayor impacto económico de la pandemia»

En el camino contrario a los grandes del sector, Caja Rural de Asturias aumentó su plantilla directa hasta los 443 empleados y mantuvo su red completa de oficinas (112 generalistas, más tres de banca privada y empresarial sitas en Oviedo, Gijón y Avilés) operativa. «Desde el consejo rector no nos planteamos ningún cierre» de la red, «porque cuando cierra el chigre y el banco, los pueblos se mueren», señaló Romero, pero sí admitió que tienen en estudio «unificar» alguna oficina en centros urbanos. La amplitud de la red y la oleada de cierres de sucursales de la competencia permitió a Caja Rural de Asturias ganar un 5% más de clientes el año pasado pese a las restricciones. Con 371.000, «uno de cada tres asturianos, es cliente nuestro», celebró Romero. La mitad de ellos, además, tiene activa la operativa digital y «un 60%», más de 110.000, son usuarios activos de Ruralvia, la plataforma digital del grupo.

Caja Rural de Asturias obtuvo casi 22 millones de euros de beneficios después de impuestos en 2020, 8,5 menos que en 2019. La entidad, en el año más «atípico» de sus 55 de trayectoria, concedió 3.000 operaciones de financiación por importe de 133 millones de euros.

La pandemia también ha disparado «un apetito voraz» por viviendas unifamiliares cerca de las grandes áreas urbanas, en operaciones con cierto riesgo, apreció Romero, «quizá un poco desmedidas», a «precios elevados y con un nivel de dependencia de financiación elevado». Tal vez, créditos de los que preocuparse en dos años, cuando se terminen las medidas arbitradas por el Gobierno para sostener la economía.