Carlos Blanco, Iván Muñiz, Alejandro Fernández y Jorge Fernández, con el cartel que anuncia la recogida de firmas contra las cláusulas suelo.

«Pedir al Banco de España que vigilara las cláusulas suelo fue poner a la zorra a cuidar las gallinas»

Asturianos afectados por estas cláusulas, calificadas de «abusivas» por el Tribunal Supremo, estarán el martes en Madrid para exigir su retirada de todas las hipotecas afectadas

Cristina M. Gayo

Jueves, 26 de marzo 2015, 21:11

«Es una indignada, como su padre», dice Iván Muñiz con esa ilusión que refleja la cara de alguien que ha experimentado la paternidad recientemente por primera vez. Habla de Elora, su hija de un año, que nació un 15M, de 2014, y que, según explica, «llegó con un pan debajo del brazo». Lo dice porque poco después de llegar ella al mundo a él y a su mujer, Andrea, les dieron una enorme alegría. Su banco, con el que llevaban años peleando por una cláusula abusiva en el contrato de su hipoteca, cesaba en su empeño de seguir cobrándola. Un pequeña victoria para Iván, pero grande para el colectivo al que representa, pues él fue el impulsor de la plataforma digital Eliminación de la Cláusula Suelo de las Hipotecas.

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Con una página en Facebook, mucha labia y cierta dosis de tozudez, Iván lleva años luchando contra las cláusulas suelo. Y el 31 de marzo dará un paso más en esta pelea plantándose ante la sede del Banco de España de Madrid, de 12:00 a 13:00 horas, junto a un buen número de afectados, para entregar las 125.000 firmas recogidas en contra de lo que consideran una injusticia. Visita ELCOMERCIO.es para dar a conocer su 'viaje protesta'. Acude junto a Carlos Blanco, Alejandro Fernández y Jorge Fernández. Todos ellos, gijoneses, trabajadores de una multinacional siderúrgica y con un lastre en común: la cláusula suelo que pesa sobre sus préstamos hipotecarios. El martes estarán también en la capital.

¿Cuál es su reclamación? Piden que el Banco de España «obligue de alguna manera» a que todos los bancos españoles anulen las cláusulas suelo, unas condiciones que, aunque legales desde 1994, se pusieron de moda en 2006, a pesar de que la mayoría de los clientes a los que se les aplicó ni siquiera se enteraron. Se trata de un apartado que aparecía -hasta el año pasado- en los contratos de los préstamos por el que se establecía un mínimo a pagar si los intereses ordinarios, que se fijan normalmente en función del valor del Euribor, bajaban demasiado. Así las cosas, en la temporada 2006-2007 el citado índice de referencia descendió a mínimos históricos -sigue por los suelos- y los bancos empezaron a aplicar la conocida cláusula. Gracias a ella, por ejemplo, si un afectado tiene una letra de 800 euros, la mitad pueden llegar a ser intereses. Una cantidad que no tendrían que pagar si alguien les hubiese explicado claramente qué estaban firmando.

Pero las entidades lo ocultaban, tal y como se ha visto reflejado en varias sentencias. La más reciente es de diciembre de 2014, mediante la que el Juzgado de lo Mercantil número 3 de Gijón condenó a un banco a eliminar la cláusula suelo de la hipoteca de un cliente y además le obligaba a pagarle a éste las cantidades pagadas de más (esta resolución fue pionera y probablemente siente jurisprudencia, ya que hasta ahora el Tribunal Supremo solo obligaba a devolver las cantidades de forma retroactiva hasta mayo de 2013). En dicha resolución el magistrado señalaba: «En este caso no existe prueba alguna de que el banco incidiera en la cláusula suelo en su negociación del consumidor, para que este fuera perfectamente cabal de lo que estaba contratando y, en fin, de cómo iba a devolver el préstamo».

Y la lista de resoluciones que dan la razón a los afectados es larga. Gracias a su lucha se consiguió también que tres bancos- BBVA, Cajamar y la antigua Novacaixagalicia- retiraran las cláusulas y otra sentencia las calificó de «abusivas».

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Pero, aunque son ya numerosas las resoluciones judiciales dictadas a su favor, el objetivo es que se eliminen totalmente estas cláusulas y que se devuelva el dinero cobrado de más porque se aplicaron «de forma oscurantista». En España hay entre 3,5 y 4 millones de afectados. Muchos de ellos, añade Iván, no podrán estar siquiera en la manifestación de Madrid porque «la cláusula les está ahogando económicamente y no pueden permitírselo». Otros, lamenta, ni siquiera pelean porque, sencillamente, «no saben que la tienen» y, además, «no todo el mundo tiene medios o dinero par acudir ante la Justicia».

«Queremos que el Banco de España proteja a toda este gente de verdad, ya que se ha demostrado que hubo mala praxis. En su día el Ministerio de Economía advirtió a esta institución para que exigiera transparencia, pero fue como poner a la zorra a cuidar de las gallinas. Todos los bancos prometieron medidas, pero no sirvió de nada», denuncian. En este sentido desde la plataforma también se quejan de la connivencia de los políticos con respecto a las malas prácticas: «Cuando estaba en la oposición, el PP garantizaba que eliminaría las cláusulas por Ley, pero, al llegar al Gobierno, no solo no cumplió su promesa, sino que contribuyó a que no se llevara a cabo. Es muy difícil contar con el apoyo de los partidos; todos tienen deudas con los bancos, por lo que no quieren ir a meterles el dedo en el ojo», reconocen.

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Sin embargo, a pesar de los obstáculos, este colectivo no se resigna. Asumen que luchan contra un gigante; y que el desánimo, las autoridades y el desconocimiento son los espectadores de este combate. Pero han conseguido que nadie les expulse del ring durante años. El martes habrá un nuevo asalto.

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