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El anuncio de compra de El Tallerón por parte de Indra adelantado por la edición digital de este periódico el pasado jueves cogió por ... sorpresa a todos. Ni en la Administración asturiana ni en Duro Felguera, que es quien vende su división de Calderería Pesada, se esperaba aún esta revelación, que tuvo lugar en la comparecencia de Ángel Escribano, presidente de la empresa semipública, en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional celebrada en el Congreso. Fue como un comentario más, al hilo de la negativa de General Dynamics a vender Santa Bárbara, y sin apenas detalles, pero tiene un impacto enorme en Asturias.
Por un lado, supondrá un balón de oxígeno para la delicada situación financiera de Duro Felguera, en preconcurso de acreedores y a la espera de que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) capitalice sus préstamos y asuma su control. Y, por otro, implica sumar un tercer proyecto fabril para la industria de la defensa en la región, tras los planteados por Tess Defence y Escribano. De hecho, se había puesto sobre la mesa que las instalaciones gijonesas se convirtieran en el centro de producción anunciado por esta última, tras la reunión de su presidente, Javier Escribano –hermano del de Indra– con el del Principado el pasado 27 de febrero. Precisamente, aprovechó ese viaje para hacer una visita a El Tallerón, de la que informó en exclusiva EL COMERCIO. Sin embargo, será finalmente Indra –Escribano es su segundo mayor accionista tras la SEPI– quien se haga con la histórica instalación gijonesa.
Así, Asturias suma tres nuevos centros de producción relacionados con la defensa, además de los activos de Santa Bárbara, que Indra quiere comprar, y Rheinmetall.
La iniciativa para El Tallerón se añade a la anunciada en octubre por Tess Defence –consorcio liderado por Indra, pero que integra además a Escribano, Sapa y Santa Bárbara–. Desde entonces busca ubicación para una fábrica de alta tecnología para este sector. Además, este equipamiento industrial se complementará con una infraestructura de ingeniería avanzada y diseño. A ello hay que unir la ampliación del centro de I+D+i que Escribano tiene en Avilés y su intención de abrir una planta de producción en Asturias para desarrollar proyectos que tiene en marcha.
Mientras, poco se sabe del plan de Indra desvelado el jueves. Su presidente anunció la creación de una filial, Indra Land Vehicles, como «gran vector industrial» que concentrará en Asturias toda la capacidad fabril que tendrá la empresa para producir vehículos militares, aunque en la actualidad no los fabrica ni como integrador ni como autoridad de diseño en solitario.
Sin embargo, Ángel Escribano es ambicioso. Quiere multiplicar por cuatro el tamaño de la empresa y la comunidad tendrá un papel clave en ese plan en una doble vertiente, gracias a El Tallerón y a su participación mayoritaria en Tess Defence, que se encarga del programa VCR 8x8 y hará lo propio con el futuro VAC.
De hecho, una de las cuestiones que se abren con el anuncio de la compra de El Tallerón es qué se producirá realmente en las instalaciones gijonesas. Por lo pronto, se dejarán de fabricar recipientes a presión para la industria petroquímica y el sector energético, en los que la división de Calderería Pesada de Duro es una referencia internacional, con la experiencia acumulada de casi 60 años e incluso el sello nuclear. A cambio se especializarán en una actividad que se prevé pujante en el actual contexto geopolítico, el de los vehículos blindados que «demandan actualmente nuestros ejércitos, no solo el español, sino también los europeos», apuntó Ángel Escribano.
Por otro lado, sin la compra de Santa Bárbara Sistemas –autoridad de diseño de blindados en España y tecnólogo de Tess– por parte de Indra, adquiere una mayor importancia su alianza con la germana Rheinmetall, que en Asturias produce munición, pero que en Alemania se erige como el mayor fabricante de blindados y tanques, y de la que podrían salir importantes proyectos conjuntos –así ocurrió en el pasado con el acuerdo entre España y el fabricante alemán Krauss-Maffei Wegmann que dio vida al Leopard 2E–. El jueves mismo, ambas empresas anunciaron que extendían su exitosa cooperación en el sistema de combate del Leopardo español. La alemana, además, necesita ampliar con urgencia sus capacidades, hasta el punto de que baraja reconvertir la planta que Volkswagen quiere cerrar en Osnabrueck para el sector militar.
Asimismo, el pasado mes de febrero, Indra cerró una alianza con el fabricante turco Otokar, que «sienta las bases para explorar nuevas oportunidades de colaboración en el ámbito de los sistemas terrestres» combinando su experiencia tecnológica con la de la otomana en vehículos y carros de combate.
Sobre la mesa está el programa del Vehículo de Apoyo de Cadenas (VAC) basado en el Pizarro/Ascod de Santa Bárbara Sistemas, adjudicado a Tess Defence. Un megaprograma al que estará ligada la planta para la que busca ubicación este consorcio. Sin embargo, ahora se suma a la ecuación el nuevo centro de Indra, dispuesta a entrar de lleno en el negocio de los blindados. «Lo que vamos a hacer es traer otras tecnologías y desarrollar las nuestras propias», apuntó Ángel Escribano, que lamentó que Europa solo fabrique el 26% de los equipamientos para la defensa que emplea –el 60% se compran a Estados Unidos y otro 14% fuera de la UE–.
De ahí que la clave de lo que suceda con El Tallerón y el resto de centros pase en buena medida por la compra de Santa Bárbara, lo que le daría a Indra acceso a su capacidad productiva o a su 'know how' (planos y tecnología, por ejemplo), aunque General Dynamics mantiene su intención de no vender.
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