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La producción de la industria asturiana cerró el año en aumento. Como había venido sucediendo en los últimos meses de 2024, la actividad del sector registró un incremento en diciembre, en este caso del 6,3%, lo que permite dejar el global del ejercicio en ... positivo, con un avance del 1,9%, según los datos que maneja la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei). No obstante, este dato, más allá de sus luces, que implica un cambio de tendencia después de un largo periodo de caídas, también tiene sus sombras: la comparativa se realiza con 2023, un año marcado por la crisis, sobre todo, en su tramo final. Por tanto, se mejora en relación a un ejercicio malo de por sí y no se pueden echar las campanas al vuelo.
De hecho, en el informe que acompaña al Índice de Producción Industrial de Asturias (IPIA), del que se extraen estos datos, ya se avisa de que existe «un cierto grado de desconfianza» en todo aquello que tiene que ver con la siderurgia y las empresas que orbitan alrededor de esta actividad.
Apunta Sadei que en diciembre se repitieron los principales rasgos que caracterizaron el año, especialmente en lo que respecta a las actividades más dinámicas, con la acumulación de contratos por parte de los astilleros regionales, de la industria armamentística y de varias empresas transformadoras de los metales, en especial las dedicadas a la fabricación de estructuras para generar energía renovable. Esta fortaleza ha llevado a esta última rama a un crecimiento interanual del 13%, el más alto de cuantas componen el sector industrial. Junto a ella, destaca el informe, se ha mantenido un impulso considerable de la metalurgia (con un crecimiento del 12%) que, no obstante, se ha visto matizado por la parada selectiva de algunas líneas productivas de la siderurgia, en referencia a la inactividad que se produjo en la acería de Gijón y en los trenes de alambrón y carril durante buena parte del mes de diciembre. Esto refleja las dudas sobre la fortaleza de la cartera de pedidos global, advierte Sadei, que añade como foco de incertidumbre la paralización del proyecto de la planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI) anunciado por Arcelor. Aunque sin citarlo expresamente, alude a «la paralización de potentes inversiones proyectadas, relacionadas con los procesos de descarbonización, ante las dudas sobre la relación coste/beneficio de acometerlas». Considera, además, «recurrente» a lo largo de 2024 la incertidumbre en relación a la siderurgia.
Por otro lado, en diciembre se registró el primer incremento en mucho tiempo de la producción de energía eléctrica (8,6%), gracias a una entrada mayor en el mix de las centrales térmicas. Para encontrar el anterior alza, hay que ir hasta agosto de 2022, explica el informe. Igualmente, en el global del año se quedó en negativo (-6,2%).
Mientras, otros subsectores presentan una situación complicada. Las actividades de fabricación de productos metálicos cayeron el 8,1%, las denominadas otras industrias manufactureras, del 5,4 %, y la fabricación de otros productos minerales no metálicos, del 4,9%. A estas desfavorables perspectivas, apunta además el informe, se unen las noticias sobre las dificultades financieras que nuevamente está atravesando un importante grupo metalmecánico de la región, en referencia a Duro Felguera, o el fin de la extracción de hulla, con el cese definitivo de actividad en el pozo San Nicolás, en Mieres.
Aunque en clave más optimista, apunta que estos problemas contrastan con los anuncios de ampliación de la capacidad productiva en una empresa de elaboración de productos derivados del cacao y de instalación de una planta para elaborar biometano a partir de purines.
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