El Comité Europeo de las Regiones (CdR) alertaba esta semana sobre el riesgo de la destrucción de puestos de trabajo como consecuencia de la pandemia, que en el caso de Asturias lo estima en el 30% y el 35%. Aunque es cierto que ... sus proyecciones se basaban en los datos de la OCDE de abril, de lleno en los meses más duros del confinamiento con buena parte de la actividad económica parada, la pérdida de empleo en la región ya venía de atrás. Si uno compara las cifras de ocupados en 2010 con las actuales -tomando como referencia las últimas disponibles en la Encuesta de Población Activa-, rápidamente observa como en la última década se han perdido 40.700 empleos. Desde los 412.000 ocupados de entonces hasta los 371.300 actuales. No ha sido un descenso brusco sino paulatino desde el año 2008, inicio de la crisis financiera. El Principado no consiguió montarse en la oleada de subida propiciada por el repunte que experimentó la economía durante la fase de recuperación. Este crecimiento no se trasladó al mercado laboral -con la excepción del año 2017 cuando consiguió recortar distancias- que sigue aún muy lejos de recuperar la cifras del empleo anteriores.
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Y, ahora, lo augurios, siempre condicionados por el devenir de la crisis sanitaria y su impacto económico, no pintan mucho mejor. El barómetro CdR señaló a Asturias como la segunda con peor pronóstico tras Baleares. En el caso de esta, arrastrada por el turismo. En el del Principado, por sus tasas de desempleo, las cifras de comercio internacional o la proporción de personas en riesgo de pobreza. De esta última, conocíamos los datos esta semana: uno de cada cuatro asturianos se encuentra en situación de pobreza económica, según el estudio de EAPN-AS (Red Europea de Lucha contra la Pobreza). Lo que a Baleares es el turismo, como sector vulnerable claramente identificado, la afectación en Asturias viene de la mano de la industria, clave en el PIB regional. Cuesta creer que esa estimación, la del 30% de puestos de trabajo en riesgo, se vaya a convertir en realidad, puesto que equivaldría a perder 16.590 de los 55.300 ocupados actuales en este sector, pero también conviene recordar que, desde la crisis de 2008, ya se han destruido 16.000. Por aquellas fechas, eran 71.300, hoy 55.300. El sector industrial aglutinaba, según la última EPA correspondiente al segundo trimestre de este año, el 17,82% de los parados en las diferentes ramas de actividad regional. Hace una década, el 8,9%.
Las explicaciones son bien conocidas. Durante los últimos diez años, el Principado se ha enfrentado al fin de la minería, el cierre de las centrales térmicas, el anuncio de cierre de Alcoa y su posterior venta a Parter o los diferentes planes -pasados, presentes y futuros- anunciados para Arcelor.
El secretario general de UGT en Asturias, Javier Fernández Lanero, subraya que «la covid-19 ha venido a agravar los problemas que ya existían». Para hacerle frente, Lanero insiste en la «necesidad de que se ponga en marcha un estatuto electrointensivo y otros aspectos relativos a la dotación de las infraestructuras que están pendientes en Asturias para llegar a ser una región más competitiva y accesible». Y cita, el Corredor del Atlántico, la variante de Pajares, el área metropolitana o la extensión de la banda ancha. Muchos factores son compartidos por el empresariado asturiano, que fía parte de la remontada a la llegada de los fondos europeos. «Muchos recursos serán el último tren para Asturias», recalcaba el presidente de Fade, Belarmino Feito, hace una semana durante la asamblea general de la organización. En ese foro exigía «voluntad de cambio y decisión» para superar la crisis derivada de la pandemia.
El coordinador de USO en la región, Juanjo Estrada, incide en que «el futuro pinta muy oscuro tirando a negro» pero, aunque también pone el foco en la industria y «en la situación muy complicada que atraviesa Arcelor», incluye a otros sectores susceptibles de perder puestos de trabajo, como el turismo y la cultura. No obstante, se muestra especialmente preocupado con el futuro que espera a las próximas generaciones: «Estamos perdiendo y excluyendo a los jóvenes, no tienen futuro aquí; antes tenías una carrera y tenías que trabajar de camarero, ahora ni eso».
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Precisamente, el barómetro del Comité Europeo de las Regiones, advertía de que el impacto sociolaboral de la pandemia podría lastrar a una generación de jóvenes asturianos como consecuencia de la brecha digital que se está abriendo en Europa. Coincide Úrsula Szalata, responsable de Empleo y Formación de CC OO de Asturias para quien «la crisis sanitaria no está haciendo más que acentuar el envejecimiento y la pérdida de población en Asturias». Desde CC OO exigen que se rompa esa brecha «y no se deje de lado al mundo rural en la transformación digital». Con el foco puesto en la falta de oportunidades laborales para los más jóvenes, Szalata insiste en que «hay que cambiar el modelo y dignificar el empleo; las profesiones que están dando el callo no pueden ser un reflejo de la precariedad».
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