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Carlos García-Ovies (moderador), Ramón Ángel González, Julio Zapico, Marcos Lamas, José Manuel Laya e Ignacio del Río . ARNALDO GARCÍA
«Asturias está de moda y el pequeño comercio tiene mucho futuro»

«Asturias está de moda y el pequeño comercio tiene mucho futuro»

EL COMERCIO organiza, con la colaboración de Abanca, un encuentro en el que se abordan los desafíos y las fortalezas del sector en Asturias

Viernes, 7 de febrero 2025, 01:00

El comercio local es mucho más que una simple transacción económica; configura las calles, da forma a los barrios y, por extensión, vertebra las ciudades. Ahora mismo, el sector atraviesa una realidad compleja marcada por desafíos que ponen a prueba su resiliencia, como la competencia de las grandes superficies, la falta de relevo generacional o la necesidad de adaptarse –de una vez por todas– al entorno digital. Sin embargo, también cuenta con muchas fortalezas, como el conocimiento del mercado y de los clientes, el trato personalizado, la especialización o su carácter sostenible, ventajas que debe aprovechar para poder mantenerse competitivo en esa suerte de transición constante que lo caracteriza. Esas fueron algunas de las conclusiones que pudieron extraerse del encuentro organizado por EL COMERCIO en colaboración con Abanca para abordar la situación del comercio de proximidad y tratar de encontrar soluciones que apoyen a un sector que aglutina a casi 65.000 trabajadores en Asturias.

«El comercio como sector económico arma o desarma ciudades, pueblos y villas», señala el director general de Comercio del Gobierno del Principado de Asturias, Julio Zapico, que además subraya que casi el 80% de los trabajadores son mujeres: «Es muy importante también cómo configura nuestros pueblos, el alma que tiene. Necesitamos ciudades amables, compactas y que respondan a las necesidades de las personas».

Los cuatro pilares

Para apoyar esta actividad, Zapico destaca los «pilares fundamentales» sobre los que trabaja el Gobierno autonómico, que son la digitalización –trabajando el dato y la información–, la sostenibilidad comercial, el relevo generacional y los bonos de comercio.

Marcos Lamas, director territorial de Asturias, Cantabria y Castilla y León de Abanca, comparte una visión similar: «Una ciudad donde ha cerrado la mayor parte de sus comercios es más oscura y más insegura, porque el sector aporta mucho en los lugares donde está presente, no solo en términos económicos».

Los desafíos

Si se quiere evitar ese declive, resulta necesario hacer una radiografía de la situación del comercio. El incremento de los costes laborales, el precio de las materias primas, la fiscalidad o la competencia de las grandes superficies son algunos de los retos que tiene que afrontar y eso, asegura Lamas, requiere un esfuerzo: «Más de la mitad de nuestra inversión está destinada al mundo empresas, y dentro de él, una parte sustancial está pensada para el negocio, el comercio y la pequeña empresa, porque es parte de nuestra idiosincracia, somos un banco con alma de caja con una historia paralela al pequeño comercio, a la tienda, al restaurante, a la hostelería y al autónomo». La ayuda, insisten desde la entidad, no consiste solo en financiar –aunque sea una parte indispensable–, sino en dotar de herramientas al sector para que pueda competir en igualdad de condiciones con otros actores relevantes del mercado.

«Para mantener el negocio hay que tener un local, hay que invertir», apunta José Manuel Laya, director de Negocio de Abanca, que destaca también la importancia de líneas de ayuda que permitan fraccionar el pago en aquellos períodos en los que hay que afrontar más gastos: «Hay diferentes posibilidades y lo que miramos es cuidar el comercio y el negocio minorista, porque para nosotros es estratégico». Laya resalta que el sector cuenta con «fortalezas muy importantes como la proximidad, el conocimiento del mercado, del cliente y, sobre todo, la especialización, porque hay lugares que son referencia para ti. Eso, acompañado de la innovación y las nuevas tecnologías, hace que se mantenga fuerte».

La especialización

El carácter especializado y personalizado es un aspecto clave para Ignacio del Río, presidente de la Asociación de Comerciantes de Oviedo, que no duda en defender que «la información de los clientes es lo que más vale». En ese sentido, destaca la importancia de que el comerciante conozca y entienda su producto a la perfección para poder asesorar de forma rápida y directa: «Asturias está de moda y el pequeño comercio tiene mucho futuro, el apoyo de los consumidores es claro y el valor que aportamos a las ciudades es rotundo, con calles alegres, vivas y con cercanía».

Aunque el comercio es uno de los sectores más antiguos del mundo, el apoyo de las administraciones es un factor esencial a la hora de afrontar los retos existentes y futuros. En ese sentido, Julio Zapico hace hincapié en la importancia de la colaboración público privada y pone de ejemplo los Bonos del Comercio de Asturias, un descuento para estimular la demanda en los establecimientos locales que el Ejecutivo regional lanzó el año pasado en colaboración con Abanca y que desde la entidad califican como «un éxito rotundo». De hecho, próximamente contará con una segunda convocatoria a la que se podrán adherir nuevos negocios. Respecto a esta medida, Zapico resalta que su adopción empezó de forma tímida, pero pronto aglutinó más actores porque quienes se sumaron «cobraban bien y rápido, no se demoraba un mes».

Falta de relevo generacional

Del Río coincide en que esa rapidez es uno de los aspectos más positivos de los bonos, aunque advierte del peligro de abusar de este tipo de medidas: «Hay que tener cuidado y no dopar el mercado. Pasó en Gijon, que se adelantó a Oviedo en dar esas ayudas. La gente se acostumbra y se espera a que se lancen los bonos para realizar sus compras, como ocurre en las rebajas. Hay que ver las ventas y el margen, porque si no no hay negocio. Los bonos están genial, pero a lo mejor hay que lanzarlos un año y el siguiente no, y vincular ese dinero a que los negocios se modernicen».

El comercio se enfrenta, además, a un problema transversal a muchos sectores, pero no por ello menos importantes: la falta de relevo generacional. Una realidad que se agrava cuando las nuevas generaciones no quieren continuar con la empresa familiar. «Nos llegan muchas solicitudes de financiación para comprar un negocio porque los dueños se van a jubilar y las personas que entran, que no tienen relación con los propietarios, detectan que hace falta innovación», sostiene Ramón Ángel González, director de Zona Asturias y Cantabria de Abanca.

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