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«Una Armada fuerte necesita el respaldo de una base industrial competente y autónoma». Así de claro se mostró este jueves Nicolás Lapique, almirante ... director de Ingeniería y Construcciones Navales en la Jefatura de Apoyo Logístico, durante su intervención sobre el 'Plan Armada 2050' en el Congreso Internacional de Ingeniería Naval e Industrial que se celebra estos días en Gijón.
Además de desgranar la estrategia de la rama de las Fuerzas Armadas a la que pertenece para los próximos años, Lapique insistió en la necesidad de «continuar fomentando la estrecha colaboración que la Armada ha mantenido y mantiene con los actores marítimos nacionales«.
Uno de los aspectos en los que más se está incidiendo en este congreso es en la necesidad de cuidar el talento. Así, Lapique remarcó el reto que la institución tiene por delante de disponer personal suficiente «en cantidad y calidad». En este caso, ese desafío es mayor que en otros sectores, pues, tal como afirmó el conferenciante, se puede tardar hasta 20 años en formar al personal necesario para que un nuevo buque esté plenamente operativo.
En esa línea, el almirante hizo hincapié en la necesidad de que la Armada mantenga una «relación de cooperación» con la sociedad marítima y con las instituciones educativas: «La industria nacional de defensa debe estar suficientemente alineada y cohesionada con las necesidades presentes y futuras, de forma que potencie una mayor autonomía estratégica fomentando la colaboración con las empresas y la universidad para desarrollar proyectos que proporcionen a la Armada las capacidades que estamos demandando«.
Lapique realizó a lo largo de su ponencia un resumen de las necesidades que tiene esta rama de las Fuerzas Armadas en su nueva hoja de ruta, que se resume en cuatro ideas principales. La primera de ellas es la orientación hacia el combate. Es decir, «alcanzar mayor preparación, incorporar nuevas tecnologías e incrementar la disponibilidad de la flota». Además, señaló que es «imprescindible» tener la capacidad de operar «en todo el espectro del conflicto, desde la zona gris hasta los escenarios de alta intensidad».
El siguiente reto es «dar protagonismo» a las personas que forman la Armada. Aquí, incidió en que hay que «valorar el desarrollo integral del personal y promover la excelencia en la formación y el compromiso con los valores institucionales».
En tercer lugar, el almirante remarcó que hay que hacer uso de la base industrial y tecnológica española y afirmó que hay que priorizar «la inversión de desarrollo tecnológico de la industria nacional, de forma que se promueva la autonomía estratégica«. Este enfoque, explicó, busca »reducir la dependencia externa y fortalecer la economía nacional a través de una mayor colaboración con las empresas españolas para obtener soberanía y capacitación técnica. Por último, puso el foco en la «adaptación al cambio» para conseguir una Armada «más ágil y adaptable, integrando todas las innovaciones tecnológicas».
En cualquier caso, Lapique redujo a dos ejes la estrategia de la institución para el futuro próximo. Por un lado, «progresar en la modernización de la flota» y, por otro, «mejorar todos los aspectos para el combate»; es decir, los recursos técnicos y humanos necesarios para hacer frente a una situación de conflicto. Además, apuntó que la principal herramienta para entrar en los conflictos debe ser la disuasión«.
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