Arcelor intentaba solucionar una avería en la red de gas cuando se produjo el accidente de la batería

Se da la circunstancia de que ese exceso de gas en las instalaciones fue detectado por los dispositivos de medición que portaban los tres trabajadores afectados. Al activarse la señal acústica individual (luego sonó la de las instalaciones), se encaminaban hacia el exterior y, cuando bajaban una escalera, les alcanzó la deflagración. Los tres permanecen estables dentro de la gravedad por las quemaduras sufridas y los daños provocador por la inhalación de humo. Dos de ellos, de 48 y 53 años, se encuentran ingresados en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), mientras que el tercero, también de 48 años, permanece en la Unidad de Quemados del Hospital La Paz, en Madrid. Su estado es más delicado, ya que tiene importantes daños internos.

Según explicaron fuentes sindicales a este periódico, los ajustes en los sistemas de gas son habituales en una planta siderúrgica como la de Gijón, pero lo anómalo es que la sobrepresión registrada –muy disparada en esta ocasión y que llevó incluso a proteger el gasómetro– terminara en una deflagración. Cuando el gas se eleva por encima de los niveles normales, lo habitual es proceder a quemarlo poco a poco y de manera controlada. Pero en esta ocasión, salió de la válvula de forma violenta. Hasta el momento, se desconocen las causas. Los ajustes se realizan a distancia, desde un panel, por lo que no había trabajadores de Arcelor in situ en el sótano cuando se produjo el siniestro. La fatalidad quiso que la trayectoria del fuego llegara hasta los tres operarios de Daorje que estaban «en tránsito», según explicó la multinacional del acero.

Inspección de Trabajo y la Guardia Civil se desplazaron ayer a la factoría para recoger información sobre el suceso, como es habitual en los accidentes laborales de esta envergadura, de cara a elaborar los correspondientes informes. Por su parte, Arcelor va a constituir una comisión de investigación interna para intentar esclarecer las causas del accidente, que provocó un estruendo tal que se escuchó a varios kilómetros. Los sindicatos pusieron de manifiesto su preocupación por el estado de los heridos, ante la magnitud de las lesiones. El incidente se produjo poco después de las dos de la tarde, en el cambio de turno. En ese momento, estaban trabajando 31 operarios (en total, la plantilla de las instalaciones asciende a 242). Los trabajadores de Daorje realizaban tareas de mantenimiento, al igual que las efectúan en otras instalaciones de la factoría. Según explicaron fuentes sindicales, en lo que respecta a las medidas de seguridad, Arcelor y las auxiliares comparten buena parte de los protocolos, por lo que, en este caso, no habría diferencia: «Cualquiera podría haber estado afectado».

Por efecto de la deflagración, los equipos de protección individual (EPI) que portaban los trabajadores «se deshicieron», al igual que buena parte de la ropa que llevaban, «a pesar de ser ignífuga». Arcelor investiga ahora el motivo de las llamas, que puede deberse a la entrada de aire en el circuito de alimentación del gas de cok, tal como explicó la empresa.

El incendio provocado por el fallo en la válvula de seguridad fue controlado por los bomberos de la siderúrgica y como medida de liberación de gases de la batería se prendieron las ocho antorchas de las que dispone, lo que llamó la atención de vecinos y conductores que circulaban por la zona en un hora de tráfico abundante. Este accidente se produjo un año y medio después del grave incendió que paralizo durante meses el horno alto 'A', aunque por fortuna no hubo que lamentar heridos.

Un profundo pesar se percibía ayer entre los compañeros de los tres trabajadores heridos por el accidente ocurrido en las baterías de cok, sobre todo, aquellos que compartían tajo con ellos. La preocupación por el estado de los afectados es grande, ya que la deflagración les causó quemaduras en cara, manos, brazos y pecho, así como daños por inhalación de humo. «Hay miedo, está claro», señaló José Luis Prieto, responsable del sector auxiliar de CC OO de Industria de Asturias, ya que la propia naturaleza de las instalaciones entraña peligros, al trabajar con gas y altas temperaturas. Por ello, la prevención de riesgos laborales es esencial, señaló. «Queremos trabajar y llegar vivos a casa», recalcó para ahondar en ese mensaje.

Su homólogo en UGT-FICA y secretario general de la sección sindical en la factoría de Gijón, José Ramón Calleja, incidió en que después de los accidentes laborales ocurridos en las últimas semanas en Asturias, «urge tomar medidas para acabar con la lacra de la siniestralidad». A su juicio, la prevención en Asturias sigue siendo una asignatura pendiente».

Para el secretario general de USO en Arcelor, Andrés Arranz, la empresa y los trabajadores «se toman muy en serio el tema de la seguridad», aunque también es cierto que también depende de las inversiones, y «hay medidas que cuestan muchísimo dinero». Precisamente, el portavoz de CSI, Manuel Pulgar, aludió a la «falta de mantenimiento en baterías y el resto de talleres, lo que provoca fallos que son muy evitables».