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El accidente en el horno alto 'A' de Arcelor se ha sentido en los alrededores de la instalación, particularmente en los barrios de la zona oeste de Gijón y en las inmediaciones de la ciudad, como en Carreño. «Parece que hubo un bombazo y que hubo movida», acertó a decir el presidente de la asociación vecinal de Veriña, José Luis Nicieza, quien desde la zona oía «una sirena potente desde la fábrica». El propio Nicieza reconocía apreciar desde la zona una «intensa humareda», provocada por el mencionado accidente.
«Hay mucho humo y mal olor en alguna zona como en la calle Venezuela», refería el presidente de la Asociación de Vecinos de La Calzada, Carlos Arias, quien prefería morderse la lengua para no ser más incisivo con sus comentarios: «Es de este tipo de cosas que... En fin, es increíble».
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La explosión también se escuchó desde varias localidades del concejo de Carreño. Aunque la cercanía de las dos factorías de ArcelorMittal, la de Veriña y la acería LD-III de Tabaza, les tiene acostumbrados a emisiones y, en ocasiones, explosiones, en esta el estruendo les hizo pensar en algo más grave. «Se escucharon dos explosiones y rápidamente una sirena», aseguró a este periódico Aurora Fernández. «Acababa de estar al lado del horno, cuando me iba escuché la explosión, miré hacia atrás y ya vi las llamas. Me subí rápidamente en el camión y me alejé de la zona», dice un vecino de la zona.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha mostrado su «apoyo a los trabajadores, a la empresa y a su dirección», con quien mantiene contacto «permanente para conocer la gravedad del incendio». «Me transmiten que no hay daños personales y que tienen que evaluar los daños materiales», ha manifestado el líder regional.
Aunque aún no se pueden evaluar los daños, las primeras noticias apuntan a que el horno alto 'A' ha quedado inutilizado. Su vida finalizaba el año que viene, aunque la idea era estirarla lo máximo posible para poder acometer el proceso de descarbonización de la instalación. De hecho, se habían realizado catas en el crisol que apuntaban a que se encontraba en mejores condiciones de lo previsto y que podría durar incluso hasta 2026, para dar tiempo a la puesta en marcha de la acería eléctrica, la planta de reducción directa del mineral de hierro e incluso a la llegada de las primeras moléculas de hidrógeno. Ahora mismo se ve remota la posibilidad de prolongar su uso. El horno se arrancó en febrero, tras haberse detenido el pasado mes de septiembre por baja demanda.
El crisol es el corazón del horno alto, su parte baja, en el que se introduce mineral de hierro, el sínter y el cok (carbón destilado), y en él se adquieren altas temperaturas mediante una inyección de aire caliente para producir el arrabio.
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