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El consejero delegado del clúster Asturias de ArcelorMittal, Oswaldo Suárez, ha advertido esta tarde de una «deslocalización a gran escala» si no hay modificaciones en la normativa de comercio de emisiones, una deslocalizacion que «se llevará por delante a muchas empresas y no cambiará ... nada en relacion a la capa de ozono» porque paises como China seguirán contaminando sin la penalizacion de la dura ley comunitaria, avisó en el marco de una conferencia del Ridea sobre el sector del automóvil, en la que también criticó el papel «demasiado 'light'» del Gobierno de España en la defensa del aprovechamiento de gases siderúrgicos.
En la sesión también participó el gerente de PMG Asturias Powder Metal, Néstor Martinez, que puso en valor la industria asturiana como proveedora del sector del automóvil. Esta industria supone en España el 10% del Producto Interior Bruto y da empleo a de forma directa a 300.000 personas, una cifra que se eleva a dos millones si se tienen en cuenta los puestos indirectos. Supone también el 19,4% de las exportaciones del país, segundo productor de Europa, donde el año pasado, en sus 17 factorías, se fabricaron 2.858.000 vehículos. Asturias no es ajena a este sector en plena expansión. Aunque no cuenta con ninguna planta dedicada al montaje de automóviles, sus empresas son potentes suministradoras de sus factorías.
Compañías como las dirigidas por los dos ponentes son un claro ejemplo de la capacidad de tracción que tiene este sector en Asturias, pero no el único. Otras firmas importantes de la región también ven su actividad beneficiada por el desarrollo de la industria del motor en España, donde se fabrican 43 modelos diferentes, 20 en exclusiva. Saint Gobain Cristalería, Starglass, Laminados de Aller, Alcoa, Hiasa, Asturiana de Zinc, Carrocerías Ferqui, Vauste, Vecamarti Industria, Samoa, Recauchutados del Cantábrico, Phoenix Contact o Indusla son otras de las empresas radicadas en la región y para las que este sector es un cliente muy importante.
Solo para Arcelor, la industria del motor supone un tercio de las ventas de productos planos, precisamente, el área de negocio que el año pasado, con un mal comportamiento de la sección de Largos, impulsó los resultados de las factorías asturianas. De las plantas de Avilés y Sagunto salieron en 2017 1,26 millones de toneladas de acero con destino a las fábricas de automóviles y su industria auxiliar, señaló Oswaldo Suárez, que también subrayó la importancia creciente que tienen los aceros de alto valor añadido para su empresa, entre ellos los de alta resistencia utilizados en el chasis y la carrocería de los automóviles, pero también la chapa destinada al sector de la energía eólica, el acero de fácil mecanización empleado en tornillería o los nuevos tipos de carril con características mejoradas (mayor longitud o cabeza endurecida), así como productos desarrollados por la propia multinacional en Asturias, como el recubrimiento de zinc-aluminio-magnesio Magnelis,que supone un paso adelante en cuanto a protección anticorrosiva. Así, a la chapa tradicional se le suman otros productos especializados que mejoran los chasis, pero también la estructura del vehículo, como son recubrimientos especiales al aluminio y al silicio para determinadas piezas, sin olvidar transformados del alambrón: el cable de acero de las carcasas, los talones de refuerzo de neumáticos, los muelles de suspensión de los amortiguadores y los aceros de estampación en tornillería para el automóvil. El gigante del acero que dirige Suárez sirvió 130.000 toneladas el año pasado.
En el caso de PMG Asturias Powder Metal la relación también es directa. Esta compañía con 22 años de historia –nació en 1996 con el nombre Sinterstahl Asturias– es líder en fabricación y diseño de componentes y sistemas, además de centro I+D de la unidad de negocio MT/DTC Transmission, especializada en sincronizadores para la caja de cambio del grupo PMG. En la actualidad, da empleo a 250 personas y factura más de 54 millones de euros.
Pero durante la conferencia, además de analizar el presente, también se habló de futuro, un porvenir que para Oswaldo Suárez, además de los nuevos aceros, viene de la mano de la digitalización y de la automatización que permitirá a las plantas ser más competitivas en un mercado global cada día más difícil. Eso en el terreno siderúrgico propiamiente dicho, porque en el del automóvil, que no será ajeno a esta revolución tecnológica de la ‘Industria 4.0’, también vivirá un gran vuelco con la generalización del motor eléctrico propulsado por baterías recargables y los sistemas de conducción autónomos. Con esta transformación, Suárez se pregunta si, al desaparecer las emisiones seguirá siendo prioritaria la reducción del peso o ganarán más influencia en los materiales factores como su resistencia o coste.
Martínez, por su parte, recordó que el coche eléctrico no es tan nuevo, ya que en 1839 Robert Anderson inventó el que sería el primer automóvil eléctrico de la historia, pero la introducción del motor de arranque para los coches de gasolina de Henry Ford y su fabricación en serie, con mejores prestaciones, mayor autonomía y facilidad de manejo, hicieron que quedara relegado al olvido, más en una época en la que no había la conciencia ambiental, ni la contaminación actual. Ahora su «renacer» parece imparable. BNP Paribas calcula que para 2030 el 26% de los automóviles de Europa serán solo eléctricos y el 30% únicamente contarán con motor de combustión interna. Esto deja un amplio margen del 44% a los diferentes tipos de coche híbrido.
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