Arcelor congela su plan verde en Asturias aunque acometerá el horno eléctrico

Sin embargo, ocho meses después de conseguir su plácet, ese apoyo aún no ha llegado. El proyecto ni siquiera ha sido aprobado por el comité de inversiones de la multinacional, que tendrá la última palabra sobre su viabilidad económica, pero para que pase ese examen se espera tener antes la confirmación de la subvención y de sus condiciones, que ya se han incluido en el real decreto aprobado por el Gobierno para articular la ayuda. No obstante, los plazos relacionados con el hidrógeno no convencen, ni la falta de garantía de que se contará con la energía renovable necesaria a un precio competitivo. Los efectos de la inflación sobre el proyecto inicial tampoco ayudan: los costes se han disparado. La empresa reconoce el bloqueo en reuniones internas.

Mientras, las hojas del calendario siguen pasando y ya se han cumplido cuatro meses desde que Arcelor solicitó oficialmente al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo la subvención de 450 millones de euros que debería permitirle abordar una inversión que ya supera ampliamente los 1.000 millones.

La empresa realizó esa petición veinte días antes de que venciera el plazo otorgado por el real decreto y, desde entonces, no hay noticias. La solicitud, cursada en junio, no es ni mucho menos definitiva para que el proyecto salga adelante. Ahora debe llegar la resolución del ministerio con la concesión. Fuentes del Gobierno trasladan, sin embargo, que aún no hay novedades.

Y el proceso todavía debe seguir: la compañía tiene que aceptar las condiciones que se establezcan para conceder los fondos y aún faltaría que el Comité de Asignación de Inversiones de Arcelor, que tiene la última palabra en este tipo de proyectos, dé luz verde al gasto que supone, que el proyecto se adjudique y luego que se ejecute.

La Unión Europea (UE) ha fijado unos objetivos para recibir los fondos Next Generation que son tan cortos que, a estas alturas, parece imposible cumplir con ellos. Como adelantó este periódico el pasado mes de abril, las exigencias del real decreto incluyen que Arcelor tenga lista la planta de DRI en 2025 y que el hidrógeno verde suponga un 40% de su consumo energético en 2026 y que en 2029 ya se abandone por completo el uso de gas natural. Si hubiera una desviación, contempla la devolución de parte o de incluso toda la ayuda, ya que el objetivo final de esta subvención es probar el uso de hidrógeno renovable a escala industrial.

El pasado mes, el comisionado especial para el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de la Descarbonización Industrial, Luis Ángel Colunga, reconoció que el Gobierno aún negocia con la multinacional «el tema de plazos». Sin embargo, cualquier cambio que se contemple debe contar también con el visto bueno de Bruselas, lo que dilataría aún más el tiempo necesario para llevar a cabo el proyecto.

Al menos, la reparación del horno alto 'A' debido al incendio sufrido en marzo da algo más de margen a la empresa, aunque solo sea desde el punto de vista productivo, ya que su vida útil, que antes del incidente expiraba en 2024, se ha alargado. La planta de DRI, aunque con otras características, está llamada a sustituir a esta instalación, de ahí que sea importante saber hasta cuándo puede seguir funcionando. Sin embargo, que pueda continuar abasteciendo de arrabio a la acería no implica que los plazos legales de las ayudas se acorten. Además, en 2026 comenzará la reducción de los derechos de emisión gratuitos, lo que encarecerá el hecho de contaminar.

Por otro lado, Arcelor anunció en julio la aprobación definitiva de la inversión del horno de arco eléctrico de la acería de Gijón. Se trata de la primera pieza del puzle que pretende armar para descarbonizar la mitad de su cabecera. Sin embargo, las obras aún no han comenzado y, de hecho, el proyecto no está adjudicado. La multinacional lo liga ahora a un plan de productividad en la instalación que podría suponer la salida de entre 130 y 150 trabajadores.

El calendario, que ya se barruntaba justo, no da. La obra de la acería se estima en año y medio, por lo que la previsión de que esta ya funcionara el año que viene es inviable. Mientras, para la planta DRI se calculan 28 meses desde que se inicie la construcción. Cada mes que se atrasa se complica aún más cumplir con el cronograma inicial.

Y todo ello sin abordar aún el plan social, con un ajuste de personal que se estima en alrededor de un millar de trabajadores, o el problema del abastecimiento de hidrógeno verde. Los planes de HyDeal para producir este vector energético en Castilla y León y abastecer a Arcelor y Fertiberia también van con despacio. Tanto Enagás, que forma parte de HyDeal, como la propia Unión Europea, sitúan la puesta en marcha de la red troncal de hidrógeno entre 2028 y 2030. Se trata de una horquilla que, en el mejor de los casos, iría dos años tarde en relación a los planes preliminares de Arcelor

Mientras, otras grandes industrias asturianas siguen a la espera de que salgan las convocatorias del PERTE de la Descarbonización Industrial, que se habían anunciado para mediados de este mes. Para ellas los plazos también serán tremendamente cortos, porque además no tienen tan avanzadas como la siderúrgica las autorizaciones ambientales, que ya ha tramitado con el Principado.