«Apostamos por el entorno rural, aunque algunas sucursales no sean rentables»

–Los resultados del ejercicio pasado fueron positivos. ¿Cómo se presentan los de este año?

–El año pasado tuvimos una cifra positiva, de 63 millones de beneficio, que es un incremento importante, pero también destacaría que la Caja sigue creciendo, tiene más dinamismo comercial, más volumen y presencia en más sitios. Lo más importante de esos beneficios es a dónde van. De esa cifra, 6,7 millones retornan a la región, vía nuestro compromiso por Asturias y parte a la Fundación. Los resultados están siendo buenos también en el primer trimestre, con unas ganancias de 34,5 millones, pero estimamos que a partir de tercer trimestre va a ir reduciéndose ese incremento, porque los tipos de interés, si todo sigue como hasta ahora, van a bajar, y porque también estamos viendo un incremento de la retribución de los depósitos.

–¿Qué retorno obtienen los cooperativistas?

–Del total de beneficios, 4,2 millones se destinan a la retribución a los socios. Nuestro capital social son socios cooperativistas con importes muy reducidos. El que más puede tener son 1.800 euros de capital

–¿Qué camino debe seguir la entidad para seguir expandiéndose?

–Si la Caja quiere continuar creciendo, tiene que incrementar la solvencia. ¿Cómo aumentar esa solvencia? Vía reservas, por eso 59 millones de euros van destinados directamente a ello.

–Hoy se va a llevar a cabo la renovación de 6 de los 13 miembros del consejo rector, entre ellos el presidente. ¿Cómo se prevé ese proceso?

–Entendemos que no habrá ningún tipo de problema, porque es la única candidatura. De esos seis consejeros, tres van a seguir y se presentarán a la elección tres nuevos, dos de ellos mujeres, que son profesoras universitarias. El objetivo es cubrir los requerimientos del Banco de España y del Banco Central Europeo (BCE), que piden que los integrantes de los consejos, sobre todo los independientes, tengan conocimientos en las áreas de actividad y de negocio y, por otro lado, que ayuden a cubrir todos los riesgos que tenemos las entidades financieras.

–En contra de la tendencia del sector bancario, Caja Rural de Asturias está abriendo nuevas oficinas, algunas de ellas en zonas despobladas.

–El año pasado abrimos una sucursal en Madrid, otra nueva en Gijón, en Arena de Cabrales y en Cabezón de la Sal. Este año vamos a seguir abriendo, ya lo hemos hecho en Torrelavega y lo haremos en Santander, además de abrir dos más en Madrid. Nuestra entidad nació en el entorno rural, apostamos por frenar el reto demográfico y al final si en una población rural falta entidad financiera, falta el chigre y falta la farmacia, se va muriendo. Por eso queremos seguir apostando por ello. Hay sucursales en esos entornos que no son rentables económicamente, pero luego en el cómputo general se compensa, y de cara a mostrar nuestros principios a la sociedad asturiana es bueno.

–Ese enfoque no encaja con el de otras entidades, que priman la digitalización en detrimento del trato personal.

–Yo siempre digo que hay que buscar un equilibrio muy sutil entre la digitalización y la atención personalizada. Todos tenemos que ir en esa dirección, pero no podemos dejar de atender en las sucursales, aunque sea más costoso, porque se pierde la esencia de la relación con el cliente.

–Uno de los puntos de mayor preocupación de los clientes es el de la ciberseguridad. ¿Qué medidas se están tomando frente al incremento de amenazas como el 'phising'?

–Es un tema que nos preocupa enormemente tanto a nosotros como al supervisor, porque es uno de los riesgos más importantes que tiene el sector financiero y muchas empresas. El riesgo de crédito lo sabemos manejar, el de tipo de interés también, porque es operativo, pero con el de ciberseguridad tratamos de implementar a través de nuestra empresa tecnológica todas las medidas posibles para evitarlo. Destinamos muchos recursos a través de nuestra sociedad participada a este tema.

–Una de las patas más importantes de la entidad es la obra social. ¿Cómo se articula en la organización?

–Un 10% de nuestro beneficio va al Fondo de Educación y Promoción (FEP), que destina sus recursos a acción social, apoyo a la cultura o fomento del deporte. Por otro lado, el año pasado quisimos darle un impulso importante a la Fundación y profesionalizarla. Para eso llegó Eva Pando, que tuvo muy claro que las líneas de actuación tenían que ir ligadas a la sostenibilidad, el reto demográfico o el fomento del emprendimiento y de la tecnología. Hay mucha colaboración entre ambas partes.

–Nos encontramos a las puertas de una inminente bajada de tipos. ¿Qué impacto puede tener la relajación de la política monetaria en el tejido productivo y en las hipotecas?

–Para el tejido productivo lógicamente va a ser favorable, porque van a tener una financiación más barata. En el tema de hipotecas, en Asturias y a nivel nacional el coste de hipoteca para los clientes es muy competitivo. Dicho esto, las variables referenciadas al euríbor van a bajar y las fijas tenderán a reducirse también.

–Los jóvenes tienen muy complicado el acceso a la vivienda. ¿Qué soluciones podrían buscarse?

–Entre nuestros 518 empleados hay mucha gente joven. El año pasado se incorporaron 40 personas, de las que muchas de ellas no tenían ni 30 años. Lo que yo veo es que estos chavales, al año de estar trabajando, ya se compran una casa, porque además con nosotros tienen ventajas de financiación. Al final, el empleo digno está relacionado con el acceso a la vivienda. Creo que hay que tener una bolsa de vivienda a precio razonable y los gobiernos, tanto el autonómico como el nacional, tienen que hacer un esfuerzo.