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Un año lleva Antonio Fernández-Escandón (Gijón, 1953) al frente de Femetal. Doce intensos meses en los que su preocupación por la situación económica y geopolítica ha variado poco, pero donde ha reafirmado la relevancia de una industria, la del metal, trascendental para Asturias, ... a su juicio, que «tenemos la obligación de protegerla» y de «dotarla de los máximos recursos posibles, porque será la generadora de la riqueza para mantener la calidad de vida regional».
-¿Qué balance hace de este año al frente de Femetal?
-Se me hace muy cuesta arriba hacer un resumen porque no es fácil estar representando a un sector que está muy atomizado, que tiene poca industria mediana-grande. Tienes que defender los intereses de todos y la pequeña industria, que es la que tiene más empresas, tiene muy pocos recursos en general. Está muy limitada en sus necesidades.
-Lo que está claro es que aún no han desterrado palabras como incertidumbre o inseguridad.
-Siguen estando ahí para todos, para la gran industria, para la mediana y para la pequeña. Hay una incertidumbre total para todos.
- Intentó darle media vuelta positiva en su discurso en la asamblea anual con un «hemos aprendido a convivir y a trabajar en estrecha avenencia con la volatilidad de los mercados». ¿Son ustedes unos sufridores?
-Es que la industria es una sufridora. Tienes que luchar mucho para conseguir los contratos porque solo hay medalla de oro. Te presentas a una oferta donde has gastado mucho dinero en su preparación y, o ganas, o pierdes. No hay más. Desde ese punto de vista somos sufridores. Luego hay otro problema de sufrimiento actual: la situación geopolítica internacional. Estamos viendo los problemas que hay en China, EE UU, Europa con la guerra en Ucrania y la subida de la energía. Luego se encuentra el tema del Magreb, con Marruecos y Argelia, donde está el principal suministrador de gas para la producción de energía. Es un auténtico desastre. Y además todos los países ahora, en un mundo globalizado, quieren que produzcas en su propio territorio. No es fácil. Hay una incertidumbre en general en todos los procesos.
-¿Qué le 'debe' Asturias a la industria del metal?
-Somos la parte más importante de la industria. Representamos el 11% del PIB, con una facturación de 6.200 millones. Ante eso no podemos negar la evidencia. Somos un sector muy importante, con empresas muy importantes que mueven mucho dinero. Hablamos de un Arcelor, Duro Felguera, TSK... La industria del metal es muy relevante para la región y tenemos la obligación de protegerla entre todos e intentar darle los máximos recursos posibles, porque va a ser la generadora de riqueza para mantener el nivel de vida.
-Me menciona a las grandes, pero proliferan también las pequeñas.
-Estamos tratando de que todas generen más I+D, que entren en más proyectos innovadores, a través del clúster Metaindustry4, y se introduzcan en las cadenas de valor que están desarrollando las empresas.
-Vamos a repasar problemas que ustedes siempre enumeran. Escasez de personal cualificado. ¿Nadie se arremanga y aterriza el problema y da una solución? ¿Qué está pasando?
-En Asturias todos sabemos el problema que hay, no nos engañemos. La pirámide poblacional está invertida. He hablado con la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón (EPI), con los centros de Formación Profesional, y la realidad es que no tienen personal. No tenemos gente formada para las necesidades del sector. ¿Cuál es la solución? Hay que tratar de buscar gente joven que esté dispuesta a formarse. Y la tenemos que encontrar tratando de maximizar que en las escuelas conozcan el trabajo que se hace, que haya una información activa en los niños. Que cuando tengan que tomar una decisión sobre su futuro, tenga un abanico de opciones.
-Hablamos de críos de Primaria y Secundaria. ¿Cómo se les enfoca hacia el sector del metal? ¿Qué atractivos les ponen por delante?
-En nuestro caso podemos hablar del salario y de la jornada. Somos la tercera comunidad, tras el País Vasco y Navarra, que mejor pagamos, y somos los terceros que menos horas trabajan dentro de lo que es la industria. Por no decir que el 90% son contratos fijos. Damos estabilidad. Pero, además, explicarles, que estamos trabajando en sectores estratégicos que impulsan esa transformación hacia un mundo más sostenible. Aunque es verdad que en ese aspecto medioambiental es difícil aún moverse, porque todos renunciamos a poco y queremos mantener los niveles de vida europeos.
-Respecto a la formación, parece que el tema de la FP dual está más o menos encarrilado, pero no así en el ámbito universitario. Se habló de implantarla en la EPI, en el Máster de Ingeniería Industrial, pero aún no está. ¿Qué está pasando?
-No es fácil responder a esta pregunta. Las empresas necesitan más gente de nivel más bajo, de formación de técnicos, más que de universitarios. Hay incluso quienes dicen que pagan más a los de FP que a un ingeniero. Lo que pasa es que necesitamos más empresas que tengan necesidad de ingenieros. El problema es ese 96% de empresas pequeñas.
-Pero también hay escasez de ingenieros.
-Es cierto. Te están transmitiendo: ¡cuidado! que no va a haber ingenieros cuando los necesites, y conozco empresas a las que les está pasando. Ahora vas a la EPI y quieres a una persona para ir formándola y preparándola y ya están todas repartidas por ahí. Se van para un lado y para otro. Que es triste que los formemos aquí y se vayan, pero es la realidad. La mayoría quieren marcharse de Asturias porque, y este es otro problema, dicen que somos una región de viejos y que no ofrecemos un futuro atractivo. Ya bajamos del millón de habitantes y seguiremos bajando.
-Si los jóvenes no se quedan habrá falta de relevo generacional. ¿Lo están notando?
-En muchas empresas. He hablado también con gente de la Universidad y están preocupados por atraer estudiantes. Porque todo el mundo habla ahora de traer inmigrantes. Pero mira el problema que hay en Francia, que no están integrados. Y son de segunda y tercera generación. Aquí los traemos, pero si vienen ya formados me transmiten que no pueden seguir el ritmo de la Universidad. Y la opción es traerlos más jóvenes. Pero para ello hay que poner dinero sobre la mesa para hacer ese periodo de formación. Y no es tan fácil que las empresas estén dispuestas a arriesgarse, a poner fondos para ese proceso formativo.
-Pero algo más podrán y tendrán que hacer las propias empresas para frenar esa falta de relevo, ¿no?
-Ofrecer más atractivos de posibilidades dentro de la propia empresa. Tratar de formarlos aquí y abrirles el abanico de poder salir fuera. Que nuestras empresas sean una especie de multinacionales y puedas ofrecerles, si ellos te lo piden, ir a EE UU o a Australia. La clave es la internacionalización.
-Hablaba en su intervención de una necesaria transformación cultural en el seno de las empresas para ganar dimensión. ¿Qué implica?
-En primer lugar, las empresas tienen que tener un producto que pueda competir a nivel regional, nacional e internacional. Y a partir de ahí empiezas a crecer. Vas combinando crecimiento con internacionalización. Es la única forma. Tras ello, investigas para mejorar tu producto, innovas, que es fundamental, y pasas de pyme a empresa mediana.
-A nivel teórico parece fácil, pero en la práctica...
-Otra solución es unirse, pequeñas empresas que puedan llegar a tener ese producto y formar una unión. Ejemplos hay. En Femetal, hace unos 30 años, diez empresas de aquí se unieron y crearon Idesa. Participaron todas económicamente con la idea de poder hacer para Idesa el producto. Al final unas se fueron saliendo, por la razón que sea, y quedó en unas manos, pero la unión es una forma de crear nuevas empresas, que estén internacionalizadas y generando producto.
-Ver al de al lado como aliado no como competencia.
-Es fundamental no competir entre ellas. Ese problema lo tuvieron luego en Idesa, que todas hacían lo mismo y así es difícil repartir el pastel. Eso fue para mí el fallo de Idesa. Se debe generar un producto común para todos y que cada uno se especialice en una parte. Así se crea un producto de valor añadido entre todos. Es la única forma de hacer crecer a las empresas. Luego está la fórmula de la fusión. Pero el problema del tamaño es importante y la falta de relevo también y muchas pequeñas van a cerrar.
-Tocaba antes el tema de innovación empresarial y ha planteado beneficios fiscales para incentivarlo.
-Si estás invirtiendo en I+D hay que procurar tener beneficios fiscales de esa innovación. Cualquier inversión en innovación tiene una atracción que estás generando. Un estudio de la Universidad de Oviedo dice que cada euro invertido en innovación genera 2,5 de retorno. Pues hay que ver cómo podemos hacer para que por ese euro invertido no paguemos tanta fiscalidad.
-Fiscalidad. Un tema que no dejan de reivindicar los empresarios. Reclaman un equilibrio.
-Es que no podemos ser tan diferentes al resto de comunidades. Hay que tratar de igualar a toda la parte noroeste. Me parece un auténtico disparate que tengamos una fiscalidad muy superior a Galicia, Castilla y León y ya no te digo Madrid. La diferencia es increíble, tanto en IRPF, como en sucesiones, en donaciones...
-¿Falta receptividad del Gobierno regional?
-Es que es imposible. El gasto público que tenemos es brutal y es imposible porque tienes unos ingresos que ya los tienes gastados ¿De dónde lo sacas? Si reduces más no puedes pagar los gastos fijos. Tenemos que cambiar la mentalidad. No podemos seguir haciendo crecer a la Administración pública. Mientras siga creciendo, el gasto va a ser mayor. Tenemos que buscar la racionalidad del gasto público y reducir la Administración. Ver todo lo que tenemos duplicado, entre ayuntamientos y Principado. Seguimos con la misma estructura administrativa de hace un siglo. Tiene que ser más reducida. No tiene sentido. Se qué es fácil decirlo y muy difícil de cumplir, pero hay que buscar la forma de hacerlo.
-¿Qué les pasa con la Ley de Calidad Ambiental? Dicen que es una «rémora» para las empresas. Fade, sin embargo, la ve bien.
-Lo hablé con María Calvo (presidenta de Fade) tras a la asamblea. Desde el punto de vista de unificar está bien, pero el problema es que hasta que no tengas aprobado eso no puedes invertir o no deberías porque corres un riesgo elevado. Hasta ahora entregabas la documentación, el Ayuntamiento te daba permiso y empezabas. Ahora los tiempos se amplían. Y luego es una locura la cantidad de cosas que han recaído sobre las empresas con esta ley. Tengo unas notas: datos medioambientales y registros; emisiones atmosféricas (imagínate para una pequeña empresa), vertidos, ruidos (que luego no se respeta en fiestas, pero como se pase una empresa...), contaminación de suelos, informe de gestión al Ayuntamiento, más la huella de carbono. Y tienes que estar atento a la legislación. Imaginaros eso para el 96% de las empresas que son pymes.
-Vamos que cree que es necesario un cambio en la ley.
-Hay que reajustarla. Ver cómo se pueden reducir esos tiempos. Automatizar los procesos y crear bases de datos como dios manda para que las empresas puedan entregar esta información sin que se duplique o triplique la información.
-Hace tiempo que no oigo a los empresarios quejarse del tema de las infraestructuras.
-A ver si abrimos la alta velocidad y tenemos una comunicación más ágil. Yo sigo viendo un problema en el aeropuerto. La comunicación ha empeorado. Hay más conexiones, sí, pero son en clave turística, no empresarial. No hay comunicaciones directas ágiles a los grandes núcleos donde tienes acceso a los vuelos de todo el mundo. Antes tenías unas frecuencias a París que eran fantásticas y más horarios a Madrid. Sigue habiendo un déficit.
-¿El AVE lo compensará?
-Habrá que ver los horarios que ponen. Sigo viendo problemas para las empresas que están internacionalizadas.
-No hemos hablado de los fondos europeos. ¿Ha mejorado el acceso?
-No. Sigue siendo muy complicado para las pymes acceder a ellos. Sigue habiendo galimatías, convocatorias con tiempos muy cortos. Se hace muy cuesta arriba. Se mantiene la problemática.
–¿Cree que la regasificadora debería dejar más beneficios para la región? Ahora es una planta de almacenamiento. El gas viene y se va. ¿Cabría pedir, por ejemplo, unos precios más competitivos para las empresas del territorio que la alberga?
–Sería lo ideal, que la energía repercutiese en el precio, sobre todo para la gran industria consumidora. En cualquier caso, lo que es una lástima era la inversión que estaba hecha y parada. Lo mismo que el metrotrén. Un auténtico disparate. Una inversión de ese tipo tiene que producir beneficios.
–¿Los precios de la energía van mejor?
–Han mejorado y cada vez hay más inversión en fotovoltaica.
–Fue usted de los primeros en plantear la necesidad de un instituto del hidrógeno en Asturias. En mayo, el Principado anunció un centro de investigación y formación en Avilés. ¿Vamos en tiempo con el hidrógeno?
–Es una energía que está ahí a partir de todas las renovables, que no dan esa continuidad que necesitas en el consumo. El sobreexceso para producir hidrógeno es muy interesante. Sigo viendo el conocimiento que hay del hidrógeno muy verde y por eso debe crearse un centro tecnológico serio, y poner la investigación y el conocimiento al servicio de esa tecnología.
–¿Pero cree que Asturias tiene base para convertirse en un referente en el ámbito del hidrógeno?
–Si se investiga todo eso, sí. El centro debe estudiar todas las tecnologías y componentes. Porque hay un problema, que el hidrógeno es muy peligroso, mucho más que el gas. Trabajas a altas presiones, es un problema explosivo. Aquí hay conocimiento de trabajar con gases, desde la industria minera, con tecnologías de protección, y podría ser una ayuda el conocimiento de eso para poder trabajar en el desarrollo del hidrógeno.
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