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El uso controlado tanto de pequeños como de grandes electrodomésticos en los hogares es esencial para el ahorro. E. C.
Cuánto puede reducir la factura de la luz el uso racional de los electrodomésticos

Cuánto puede reducir la factura de la luz el uso racional de los electrodomésticos

La eficiencia energética en el ámbito doméstico implica seguir teniendo confort, pero reduciendo el consumo con pequeños gestos

SUSANA D. TEJEDOR

GIJÓN.

Domingo, 14 de agosto 2022, 18:21

Apagar las luces en las estancias en las que no permanecemos, regular la temperatura de la nevera y congelador según las estaciones, poner la lavadora con la carga completa. Son pequeños gestos que sirven mucho. Eso es ser eficientes. En plena implantación del plan de ahorro energético, dictado por el Gobierno y funcionando desde la madrugada del pasado día 9 de agosto, los hogares también pueden contribuir. Se trata de ser eficientes energéticamente por el bien de todos y el propio y también por el de nuestros bolsillos. Ese concepto de eficiencia es muy amplio. En lo que se refiere al ámbito doméstico implica seguir teniendo comodidad, pero reduciendo el consumo.

Tan fácil como encender menos aparatos o apagarlos, especialmente aquellos que no vamos a utilizar, y ser moderados con la climatización. Estos hábitos pueden llegar a abaratar nuestra factura de la luz hasta en un 40%. «Podemos consumir mucho poco tiempo o consumir poco durante mucho tiempo», asegura Pablo Arboleya, ingeniero eléctrico y catedrático de Ingeniería en la Escuela Superior de Gijón.

Muchas son las dudas que, ahora más que nunca, tiene la población para contribuir a una sociedad mejor y, de paso, lograr un ahorro necesario.

Renovar contrato

¿Si cambio de compañía eléctrica puedo abaratar costes? Arboleya asegura que no se puede generalizar. «Primero hay que analizar el esquema de precios». Hay gente que tiene un contrato con una comercializadora que tiene un precio fijo, con lo que no le afectan las variaciones y, además, hay muchas ofertas por parte de las compañías en determinados momentos. A su juicio, es muy curioso cómo la gente está acostumbrada a cambiar con cierta frecuencia de compañía telefónica, pero no hace lo mismo con contratos de suministro eléctrico. «No hay costumbre de buscar ofertas, pese a que estas contribuyen a reducir los costes en nuestras facturas». Por eso insiste en que hay que estudiar los distintos hábitos y necesidades para hacer una buena elección. «Ahora mismo al comprar con precios regulados compramos más caro».

A menudo nos preguntamos cuál es el gasto razonable en nuestros hogares, cuál ha de ser el precio justo según nuestro consumo. «Hay una variabilidad muy grande».

«Si se suma todo lo que tenemos enchufado, saldrá una cifra más elevada de lo esperado»

¿Cuál es el electrodoméstico más caro? «Depende del uso». Por ejemplo, la nevera, todos la tenemos siempre encendida; el resto de los aparatos, depende de los hábitos. Si cocinas mucho con horno, también cuenta. Normalmente, los que nos salen más caros son nevera, horno y lavadora. En los pequeños, el secador o la plancha de ropa tienen un consumo alto, pero los utilizamos de forma continuada durante un período de tiempo corto. Y sin darnos cuenta comenzamos a añadir: el cargador del móvil, todo tipo de aparatos electrónicos, muchos en 'stand by', que también consume... «Si hacemos la cuenta y apuntamos todo lo que tenemos enchufado, nos saldrá seguramente más elevada de los que esperamos, porque estamos hablando de picos de potencia importantes y todo suma».

Pablo Arboleya recalca que hay que tener en cuenta que no solo pagamos por energía, también hay que tener presente la potencia contratada y el uso de la red. Conociendo la potencia que está contratada en el inmueble será posible reducir el número de kW de acuerdo a nuestra necesidad de tener conectados a la corriente varios aparatos a la vez.

En medio de «uno de los peores momentos del sector eléctrico de la historia», hay opciones que están teniendo cada vez mayor demanda. Es el caso de la instalación de paneles solares. La nueva regulación simplifica los trámites y los precios han caído en picado.

Las etiquetas energéticas indican a los consumidores cuáles son los electrodomésticos que gastan más o menos electricidad. Estas etiquetas se hallan, a modo de pegatina, en cada aparato para promover el ahorro energético. Desde marzo el pasado año existe una nueva clasificación energética de los electrodomésticos, desapareciendo las categorías A+++, A++ y A+.

Los niveles de eficiencia de las nuevas etiquetas son 7, de la A a la G (siendo los electrodomésticos marcados con la A los más eficientes y los que llevan la G, los menos). La A quedará para los nuevos electrodomésticos que aparezcan en el mercado con nuevas funciones de ahorro energético más avanzadas. Este experto insiste en que se intente que la etiqueta elegida de los electrodomésticos sea alta, siempre la A, y utilizarlos de una manera racional: la lavadora completa, el lavavajillas lleno. «Consejos con sentido común sin perder el confort».

La antigüedad de los aparatos que tenemos en nuestros hogares marcarán también los consumos y, por ende, los precios que vamos a pagar. «Los más antiguos tienen peor eficiencia. Cuanto más aumenta en letra el abecedario, menos eficiencia».

Y sobre el consumo lógico en una vivienda, «hay que estudiar cada caso en particular», dice, porque los valores, al margen de los miembros que la habitan, no son los mismos en una familia que trabaja fuera, a una en la que se permanece mucho tiempo en el domicilio. «Las necesidades son distintas con lo que los consumos son diferentes».

Elecciones simples

En estos consejos y medidas de sentido común se encuentran propuestas tan simples como la elección de una bombilla. «Han de ser led; otra opción es ya impensable». Una bombilla de bajo consumo, aunque es cierto que puede llegar a costar dos veces lo que cuesta una bombilla normal, su vida útil puede triplicarse y, a largo plazo, supone un considerable ahorro. «Un uso racional para que no se nos dispare el consumo» es una recomendación que nos traerá, a la larga, menos preocupaciones.

Además del consumo, es importante conocer la potencia eléctrica de cada aparato que tenemos en casa, así como el tiempo promedio que hacemos uso de él. Por regla general, la nevera, junto al congelador, es uno de los que más consume, pudiendo superar los 600 kWh en un año. La explicación es lógica: es un electrodoméstico que está en constante uso y no se apaga nunca. De este modo, comprar un frigorífico con una etiqueta energética A implica un considerable ahorro económico para cualquier familia. La televisión, la lavadora, la secadora o el lavavajillas, por su parte, suelen tener un consumo anual que ronda los 200 kWh.

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