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Hugo y Javier, los agentes de la Policía Nacional que evitaron que un hombre se arrojase desde lo alto del puente de Nuevo Roces. Arnaldo García
«La alegría fue doble, por poder salvarlo y por verlo días después mucho mejor»
Evitaron un suicidio en Gijón

«La alegría fue doble, por poder salvarlo y por verlo días después mucho mejor»

Hablan los policías que evitaron que un hombre se tirase desde un puente en Gijón: «Ningún servicio para evitar un suicidio es igual a otro»

Olaya Suárez

Gijón

Viernes, 5 de abril 2024, 18:01

«Ningún caso es igual al anterior, en cada uno de ellos hay que poner en práctica distintas herramientas para conseguir que la persona vea que sus problemas se pueden solucionar y darle una esperanza en su futuro». Los agentes de la Policía Nacional Hugo y Javier evitaron hace dos semanas que un hombre de 42 años se arrojase desde lo alto del puente de Nuevo Roces a la Ronda Sur. Ambos están destinados desde hace casi dos décadas en la Brigada de Seguridad Ciudadana de Gijón y «por experiencia» saben que este tipo de situación «son de las más complicadas a las que se pueden enfrentar». «En este caso el resultado fue positivo, pero por desgracia otras veces no se puede hacer nada...», lamentan.

La satisfacción de esa intervención «fue doble». Por un lado porque consiguieron salvar al ciudadano y por otra porque «sabemos que está tratando de salir adelante y eso es muy positivo». Lo saben porque Hugo se lo encontró a los pocos días en un supermercado. «Realmente me encontró él, me vio y vino hacia mí para darme las gracias y para decirme que había empezado a intentar solucionar los problemas que le habían causado esa situación límite», dice, orgulloso de «la labor humanitaria que prácticamente a diario hacemos».

Aquel día, hace dos semanas, recibieron «por radio el aviso para que fuésemos al puente de Nuevo Roces, cuando llegamos vimos a un hombre que estaba por la parte de fuera del puente, apoyado en un pequeño espacio de unos cinco centímetros», relataba Javier, que explica que «fueron unos 40 minutos de mucha tensión que se hicieron muy largos». Durante todo ese tiempo «le intentamos hacer ver que había solución, que todo se podía arreglar y que no podía causarle tanto sufrimiento a su madre, que además ya estaba al tanto y venía para el sitio...».

«Hizo ademán de tirarse varias veces y si nos acercábamos hacía el movimiento para arrojarse al vacío hasta que después de hablar mucho mucho con él, empatizando y sobre todo con mucha paciencia, por fin pudimos cogerlo y ponerlo a salvo. Fue un momento de mucha alegría porque la situación era muy complicada», dice Hugo, que en los últimos tiempos le han tocado varias intervenciones similares. «Uno nunca se acostumbra a esto, pero al final estamos en la calle para precisamente eso, ayudar a quien lo necesite», resume.

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