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Al abrir la puerta, lo primero que se ve es una gran casa de muñecas, mesas y sillas tan bajitas como llamativos son sus colores, cojines divertidos y una pizarra en la que pintar. La dos pantallas gigantes y la cámara instaladas en una pared ya dejan intuir que, aunque lo parezca, no es una habitación infantil. El cartel de la puerta despeja cualquier duda: es la 'sala amable' de la Unidad de Valoración Forense Integral (UVFI) de Oviedo. Es decir, donde los menores de edad cuentan a profesionales en medicina forense, psicología y trabajo social si en su casa hay violencia.
«Los menores son el objeto a proteger», explican especialista de la unidad, que prefieren dejar en el anonimato tanto sus nombres como sus rostros. «Son informaciones muy delicadas». Tanto como que una acaba de entrevistar «a un niño de tres años», la otra «a dos hermanos de seis y ocho años». Con los tres, la sala 'amable' ha sido un escenario tranquilizador para poder enfrentar una realidad que lo es menos.
«El año pasado se elaboraron 142 informes en todas las unidades», explica la que, desde el pasado octubre, es la coordinadora de los equipos técnicos, Ana Domínguez. Y siguen los números. «El año pasado, en las UVFIs de Oviedo se atendió a 157 personas. De ellos 51, menores».
Ella, junto a la viceconsejera de Justicia, Encarnación Vicente, hace de anfitriona en la presentación de un servicio muy reclamado por la entonces fiscal de Violencia de Género, María Eugenia Prendes, hoy Fiscal Superior de Asturias. Su creación viene ya en la Ley de Integral de Violencia que el año pasado cumplió dos décadas. En Asturias, la primera UVFI se puso en marcha en 2019. «Aquella se desdobló para Gijón y, desde entonces, ya tenemos tres en Oviedo y dos en Gijón, más la de Avilés que se abrirá en breve», explicó Vicente. Seis unidades que se reparten los 18 partidos judiciales de la región.
En total, una veintena de profesionales, a los que se sumará este año «un Coordinador Médico Forense», anunció la viceconsejera. Quien también confía en poder empezar ya a grabar pruebas preconstituidas en las unidades de Oviedo, Avilés y Langreo, así como lograr que la participación en los juicios de las unidades sea telemática, «porque ahora tenemos que ir todos».
Un 'todos' que aglutina una plantilla «muy especializada en violencia de género», puesto que el objetivo es que sus informes, no vinculantes, sirvan para «facilitar la labor de los jueces a la hora de tomar una decisión».
Ante la pregunta de si hay más casos porque hay más unidades, los expertos lo tienen claro: «hay más casos porque la demanda crece. Lo ideal sería tener más unidades para tener más celeridad, porque el proceso es largo».
¿Y cómo se hacen esos informes que la Fiscalía ve claves? Lo mejor es recurrir al argot televisivo. La serie americana 'CSI' popularizó el trabajo de los miembros de la Policía Científica, esa división que analiza cada mínimo rastro (huella, pelo, saliva...) que haya podido quedar en la escena de un crimen y que permita dar con el autor.
Y esa minuciosa labor, aunque sin usar guantes, es la que llevan acabo en una UVFI. Incluso con la misma consigna: «el principio de imparcialidad y neutralidad». No juzgan ni condenan, son informes «rigurosos, con base científica» que describen la situación.
Todo arranca «en cuanto llega la petición del juzgado. Lo primero que hacemos es leer todas las diligencias, estar perfectamente informados del caso, para no revictimizar repitiendo preguntas». Tras esa labor, que implica destripar documentos de más de 200 folios en lenguaje judicial y policial, llegan las entrevistas. «Con la víctima, con el agresor, con el entorno, con todas las personas que se vea necesario». Son charlas «en las que se les da todo el tiempo para que hablen» y siempre siguiendo las pautas científicas.
Si la petición es un informe integral, habrá citas con los profesionales forenses, psicólogos y de trabajo social. «Que se ajustan a las posibilidades de los entrevistados». En ocasiones, se visita también la vivienda «para tener una visión total».
Unas charlas que concluyen con un análisis y un escrito posterior, «de todo el equipo». Un proceso que puede llevar «hasta dos meses». Eso hace que cualquier problema, como una baja, alargue la espera. «Pero en Gijón, por ejemplo, ya no la hay. Y en Oviedo esperamos solucionarla al abrir Avilés», apunta la viceconsejera. Desde la UVFI sentencian: «nuestros informes no deben dañar a nadie». No dañar lo ya dañado.
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