CHELO TUYA
GIJÓN.
Domingo, 10 de marzo 2019, 03:09
Más de cien mil personas en Gijón. Un millón, en Madrid. Miles también en Barcelona, Bilbao, Valencia. España se colocó el viernes en la avanzadilla mundial del 8M con sus multitudinarias manifestaciones y la jornada de huelga. Tras la unanimidad, incluso entre quienes optaron ... por no participar, del «éxito» de la jornada, hasta hablar de un «nuevo 8M histórico», después del de 2018, la pregunta parece obvia: Y ahora, ¿qué?
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«El 8M continúa hoy. Es imparable», responde rápidamente Alejandra Matallanas. Una respuesta, aclara, «fruto de la reflexión de todas», en referencia a Asturies Feminista 8M, la plataforma que aglutina a varias entidades feministas y que organizó la manifestación que el viernes colapsó Gijón, escenario elegido para la protesta asturiana. «Nuestras reivindicaciones tienen que ser escuchadas y nuestras peticiones, convertirse en leyes. Hemos venido para quedarnos», asegura.
Un 'hemos' nada excluyente. «Éramos, en realidad, toda la sociedad. No es cuestión del tamaño de la calle elegida para la manifestación ni el recorrido, lo cierto es que éramos una verdadera marea luchando por la igualdad». Una en la que había hombres, «felicitaciones a todos los que nos acompañaron», reseñó Begoña Piñero, presidenta de la Tertulia Feminista Les Comadres, y muchos jóvenes de ambos sexos. «Ellos y ellas son el futuro feminista, una generación cargada de fuerza para vencer al patriarcado», destacó Matallanas.
«Fue espectacular. Nosotros tuvimos que esperar casi dos horas antes de poder avanzar desde la plaza de Toros», reseña Blanca Aranda, presidenta de la Federación Asturiana de Mujeres Progresistas, mientras que la fundadora del único centro para atención a víctimas de agresión sexual (Cavasym) Mariti Pereira vivió la misma sensación desde Madrid. «Estuve en la manifestación de la capital y se volvió a demostrar que si nosotras paramos, el mundo se para».
Una masiva manifestación cuyo éxito, según la presidenta de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias, Jessica Castaño, «ha sido conseguir entre todas poner la lucha contra la desigualdad en el centro del debate».
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Un debate centrado en las consignas del 8M: el fin de la brecha salarial, de la precariedad laboral y de la violencia machista. «Esta lucha es necesaria: mientras estábamos en las calles, otra mujer fue asesinada», lamentaba Matallanas en referencia al feminicidio registrado en Madrid, donde un octogenario mató a tiros a su mujer. Son diez asesinatos en lo que va de año. «No nos callarán», aseguró.
Además del éxito de la manifestación, las feministas suman el de la huelga. «Destacamos el paro masivo en el ámbito educativo», además de considerar «un hito que en Justicia se haya llegado al 51%», señala Matallanas. Recuerda ella que «muchas mujeres no pudieron hacerlo» y «por ellas estábamos nosotras en la calle». Una cita a la que, apunta, «acudieron, por primera vez, mujeres del mundo rural», un colectivo en el que la violencia machista aún está más invisibilizada que en el resto y cuya precariedad laboral y falta de conciliación familiar supera a la de las zonas urbanas.
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«Los partidos deben tomar nota de las peticiones de ayer y hoy para que no caigan en saco roto», advierte Piñero. «Lo de ayer no servirá de nada si en las elecciones de abril y mayo no se vota a los partidos que defienden la igualdad, las políticas sociales, una sociedad moderna, equitativa y justa», señala Aranda.
Porque, aunque todas negaron la politización de una jornada «que sacó a la calle a la sociedad», sí dejan claro que «ha sido un aviso a los políticos: no vamos a permitir ni un paso atrás en los derechos de la mujer», advirtió Mariti Pereira.
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«Ahora, a por el 28A», resumió Piñero, en relación a las elecciones generales, convocadas para el 28 de abril. Una cita a la que seguirán los comicios regionales y autonómicos un mes después, el 28 de mayo. «Nuestras reivindicaciones deben ser escuchadas», insiste la portavoz de Asturies Feminista 8M, que recuerda que «el feminismo es un movimiento transformador de la sociedad y no un producto que vender».
Una reclamación ante la que los partidos han reaccionado de forma dispar. Dentro del arco político parlamentario asturiano, solo el PP descartó participar en la manifestación o realizar huelga.
«Es así como contribuimos a que todos consigamos esa igual de oportunidades que es lo que defendemos y en esa igualdad entre hombres y mujeres es donde se me va a encontrar», señaló la candidata del PP al Principado, Teresa Mallada.
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No opina como ella la candidata de Foro. La también alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, que dentro de sus atribuciones preside el Consejo de Mujeres de Gijón, aseguró el jueves «yo haré huelga». Ayer, reiteró su «respaldo absoluto a las reivindicaciones. Queda mucho por hacer aún en cuanto a igualdad».
En cuanto a Ciudadanos, el partido naranja rechazó participar en la huelga, pero sí lo hizo en las concentraciones (en la de Oviedo se pudo ver a la diputada Diana Sánchez ) y manifestaciones. El candidato por Asturias al Congreso, el actual vicepresidente del mismo, Ignacio Prendes, aseguró que «no vamos a dar ni un paso atrás en el combate contra la violencia machista y en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres».
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Una lucha en la que la directora del Instituto Asturiana de la Mujer, Almudena Cueto, cree que es exigencia de la sociedad. «Una participación tan masiva en las manifestaciones demuestra que la sociedad está por acabar con la desigualdad».
La política socialista asistió a la marcha en Gijón y reconoció que «fue impresionante. Espectacular. Tardamos más de una hora de empezar a movernos desde que salió la cabecera». Su reflexión pasa por «la gran presencia de jóvenes, de chicos y de chicas», lo que la lleva a apostar por «una juventud concienciada, en contra de algunas imágenes que se dan, a veces, de que hay una involución entre los jóvenes con respecto a la igualdad».
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Una esperanza en la que coincide con Marta Pulgar. La diputada de IU destacó «la gran presencia de hombres en la manifestación, especialmente en un momento como ese, de auge de la ultraderecha». Entiende que el movimiento feminista «es imparable» y encuentra como prueba «la gran presencia de jóvenes, de chicos y de chicas. El feminismo recuperó su lugar. Está claro que vino para quedarse».
Un clamor social al que «hay que dar respuesta», pidió Lorena Gil. La coportavoz de Podemos en el Parlamento asturiano tiene claro que «desde ayer no cabe el inmovilismo ante el grito ensordecedor de la lucha feminista, de la lucha por la igualdad».
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Una equiparación que no llegará, apuntó Gil, con informes como el recientemente presentado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) en el que justificaba el techo de cristal en «rasgos psicológicos y habilidades no cognitivas» de las mujeres. «Queremos conocer cuales son las medidas concretas que el empresariado asturiano va a aplicar para tratar de atajar la desigualdad que vivimos en el mercado laboral», exigió. Porque, «el 8M sigue hoy», insisten las feministas.
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