Los últimos raquetazos de Federer

Tras más de un año sin competir y con apenas un puñado de partidos disputados en dos años y medio, Federer decidió dejarlo de una vez por todas, con una rodilla maltrecha después de tres operaciones y con una despedida a la altura de las circunstancias.

El suizo se rodeó de amigos en Londres, la ciudad en la que ganó ocho Wimbledon y cimentó su leyenda, y organizó su Laver Cup como homenaje a su carrera. Reclutó a Nadal, en viaje exprés a Londres ante su inminente paternidad, y, pese a que físicamente estaba limitado, disputó junto al balear el último choque de su carrera. Un duelo de dobles que dejó alguna imagen que acompañará la retina del deporte para siempre.

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La foto de Nadal y Federer, llorando y cogidos de la mano en el banquillo, es imborrable. «Cuando Federer se va, siento que una parte de mí se va también», admitió Nadal tras el partido, consciente de que el adiós de su amigo implica que el suyo también está cada vez más cerca.

Con Federer se marcharon 20 títulos de Grand Slam, 103 trofeos, seis Copas de Maestros, 310 semanas como el mejor y un estilo de juego imposible de imitar y difícil de olvidar. Se fue el primero del 'Big Three' y dejó huérfano a la familia del tenis que le considera el mejor por haber desarrollado un tenis sin igual y por su capacidad innata para jugar a este deporte sin esfuerzo.