![«Es importante para el tenis que haya nuevos ganadores. Ojalá sea yo»](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202009/10/media/cortadas/carreno-kyHG-U120138763643SXE-1248x770@El%20Comercio.jpg)
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ANDRÉS MENÉNDEZ
Jueves, 10 de septiembre 2020, 03:07
«A nadie le sorprende lo que está logrando Pablo. Es un tenista incansable, tenaz, luchador... Es el tenista ejemplar. Y, sobre todo, humilde. Ha demostrado que puede ganar a cualquiera», dice el extenista luanquín Juan Avendaño, excapitán español de la Copa Davis.
Cuando Pablo Carreño venció en tercera ronda al lituano Ricardas Berankis, el periodista Ben Rothenberg se burló del peor recuerdo de su recorrido profesional. Aquella dolorosa eliminatoria que le dejó a las puertas de la final del US Open ante un inabordable Kevin Anderson. «Ha ganado Pablo Carreño a Berankis por 6-4, 6-3, y 6-2 y se enfrentará al ganador del duelo entre Djokovic y Struff en octavos de final. Sí, 'Busta', el semifinalista en 2017 (sí, eso ocurrió)», ironizó el columnista del New York Times.
Aquel polémico tuit derivó en un acalorado debate en redes entre detractores y defensores del asturiano. Y con el controvertido Nick Kyrgios, que nunca ha llegado a estar entre los cuatro mejores de un Grand Slam, haciendo de menos a su compañero. «Si la tierra batida no existiese, no creo que el tío (por Pablo Carreño) estuviera ni cerca del 'top-50'», sentenció el australiano. Solo diez minutos después y ante la oleada de criticas, no había ni rastro de su mensaje.
Y, en la madrugada de ayer, Pablo Carreño igualó aquella gesta, lograda tres años atrás, tras ganar en un durísimo partido a Denis Shapovalov (3-6, 7-6 (5), 7-6 (4), 0-6 y 6-3). «Estoy destrozado», apenas llegó a comentar el asturiano. El partido, de cuatro horas de duración, fue una cruenta batalla física, en la que incluso el asturiano tuvo que superar unos problemas en la espalda. Fue una montaña rusa en la que Carreño fue el mejor por muchos momentos, pero sufrió bajones que le tuvieron al filo, hasta aprovecharse de la inexperiencia y la incapacidad de lidiar con las emociones en la recta final.
El gijonés, después de la descalificación de Novak Djokovic en su cruce de octavos, se midió a un joven de 21 años con mucha potencia al saque (26 saques directos), con un juego de volea espectacular (52 de 70 puntos ganados en la red), pero también con muchas dudas, como reflejaron sus 11 dobles faltas y los 76 errores no forzados con los que concluyó el encuentro.
Después de un primer set en el que Shapovalov fue mejor en los momentos importantes, Carreño dio un golpe en la mesa anotándose los dos siguientes en sendos 'tie breaks'. Ambos muy ajustados, ambos cerrados por la clarividencia del gijonés, que no titubeó. Se llevó uno con un 'ace' y el siguiente con una derecha ganadora paralela.
Estaba en la cresta, pero sufrió un cortocircuito al empezar el cuarto set. Comenzó cediendo su servicio y perdió el rumbo. Cayó un juego tras otro para el canadiense, de cuyos ocho primeros puntos al servicio, siete fueron saques directos. Le endosó un 6-0 a Carreño, que ya con 5-0 pidió asistencia médica por un problema en la parte baja de la espalda. Pero el gijonés se repuso.
«Siempre ha sido un jugador muy resistente, capaz de llevar adelante estas situaciones», mantiene el que fuera número 1 del mundo, Juan Carlos Ferrero, hombre fuerte de la Academia Equelite, encargada de tutelar al asturiano. «Fue un partido durísimo. Tuve mis problemas en la zona lumbar, pero creo que no será grave. Resistí en los momentos de dificultad y me repuse», explica un «todavía exhausto» Carreño a EL COMERCIO.
Las semifinales se alejaban, pero Carreño combatió el dolor. Aunque las molestias no le permitían sacar el máximo, pudo aguantar su servicio y esperar la caída del canadiense. En el sexto juego, una doble falta mandó la ventaja a España. 4-2. Pablo solo tuvo que cerrar dos juegos más para certificar su presencia en la, hasta ahora, mejor ronda de Grand Slam de su carrera. Esa que ya pisó en 2017, cuando cedió ante el sudafricano Anderson, quien luego perdería la final ante Rafael Nadal.
«Ahora a recuperarme. Si vuelvo a estar a este nivel puedo estar en la final del US Open. Es importante para el tenis que empiece a haber nuevos ganadores de Gran Slam. Ojalá este sea yo» explica.
Ahora se medirá al alemán Zverev, que derrotó a Coric por 1-6, 7-6 (5), 7-6 (1) y 6-3. Tendrá dos días para recuperarse y superar las molestias de la espalda, antes del que puede ser el encuentro que le meta en su primera final de un Grand Slam. Esa con la que se hubieran burlado tanto el periodista como Kyrgios. Pero Pablo lo luchó y lo consiguió. Ahora ya nadie puede burlarse de él.
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