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Nadie escanea mejor a Pablo Carreño que el propio Pablo Carreño. «De momento estoy con la rehabilitación, aún estoy en proceso de recuperación, pero la idea es que, si todo va bien, en dos semanas ya podré comenzar a ponerme en forma», afirma el tenista, ... que, dosifica meticulosamente cada mensaje. Rara vez deja un cabo suelto. «Volví a la pista hace unos diez días, pero todavía entreno despacio, con una intensidad baja... Pero toco la bola y hago el gesto, lo que era importante para ir, poco a poco, acostumbrando al codo, que empieza a ponerse fuerte», añade el gijonés, al que pocas cosas parecen poder perturbarle.
Le queda mucha juventud, energía, pasión y, por qué no, desparpajo, que ayudan a afrontar las cosas con más tranquilidad. Es lo que tiene el deporte del tenis. «Intento limpiar mi mente, ser positivo y pensar que en un par de meses estoy ya se habrá solucionado y podré competir o, al menos, entrenarme a tope y resetear un poco», explica Carreño, minutos después de concluir el entrenamiento matinal, en conversación telefónica con EL COMERCIO desde la Academia de Juan Carlos Ferrero, en la localidad alicantina de Villena.
2023 fue un año negro para el raqueta forjado en las instalaciones del Grupo. Concretamente, desde aquella fase final de la Copa Davis que se disputó en Marbella dos meses antes. «No pensé que fuera una lesión tan complicada. Ahora ya lo sé, lo he aprendido», afirma sobre un quebradero, una tendinitis en el codo, que, aunque intenta olvidar, mantiene en un rincón. Probó, primero, con fisioterapia. Después, con alguna pastilla para el dolor. Recurrió incluso a tratamiento con células madre. «Mejoraba, pero, a la que volvía a jugar, regresaban las molestias». ¿La solución? Pasar por el quirófano. «No había más por probar», hace hincapié.
Lejos de dramatizar, pero siendo tremendamente realista, Pablo Carreño trata de dejar atrás una lesión habitualmente sin fecha fija de regreso. «Mi tendón, que debía estar muy gastado, no respondía bien. Al menos, no lo suficiente como para volver al nivel de exigencia anterior. Y la cosa se fue alargando...», dice el tenista, cuya temporada de 2023 fue mínima: dos partidos al inicio del año para probarse y otros al final.
Pero, pese a todo, el discurso de Carreño no presenta grietas. No pretende, quizás, estar en perfectas condiciones, pero al menos confía en poder salir a la pista. Pero no se pone fecha. «Es meterme un poco de prisa y, en una lesión tan larga y complicada como esta, el tema es ir poco a poco», puntualiza el gijonés. Pero el camino está claro. «Yo espero en menos de un mes trabajar a tope y empezar a competir», explica Carreño, que ya ve en un horizonte mucho más cercano el momento de «volver al circuito, sentirme competitivo y ocupar el lugar en el que estaba».
Ni una cabeza privilegiada como la suya es ajena a la erosión que producen las lesiones. Pero él trabaja día a día y, por fin, ya lo hace con buenas sensaciones. No importa el esfuerzo. «Hago un entrenamiento físico prácticamente normal, con un par de sesiones de tenis cortas, de una hora o hora y media hora, y después trabajo con el fisio para recuperarme», dice Carreño, para el que el tenis ha sido y seguirá siendo su vida. «Al principio de la lesión, quizás hubo algún momento en el que sí me alejé un poco, pero este año lo sigo todo desde el Open de Australia». «Es lo que me gusta y vivir el circuito es lo que intento volver a hacer», puntualiza.
Carreño no va a dejar de creer ni de luchar. En eso no va a fallar. Más con dos incentivos destacados en el horizonte. El primero, los Juegos de París. El más próximo. «Me gustaría llegar. Si todo va bien, no habría problema», dice. Tiene el ránking protegido –en su caso, el número 18–, por una parte. El único 'pero' es el límite impuesto de cuatro representantes por país. «Pero no creo que haya cuatro españoles por delante de mí, afirma.
La segunda cita marcada en rojo en el calendario llegará a final de año. Y en su casa. La ciudad acogerá entre el 3 y el 9 de noviembre un torneo ATP 250. «Me encantaría poder volver a jugar en Gijón, disfrutar de estar en casa y del ambiente que, estoy seguro, volverá a ser espectacular».
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