Enric Gardiner
Sábado, 8 de septiembre 2018, 14:51
Siempre se le ha pedido a Rafa Nadal que gestione, que descanse, que no lo juegue todo. Que aprendiera de lo que hizo Roger Federer cuando empezó a cumplir años. A renunciar a torneos menores, a dosificarse y a escoger. Básicamente, que se cuidara si ... quería estirar su exitosa carrera al máximo. Cuando lo hizo, la rodilla le falló y le obligó a retirarse en mitad de su partido de semifinales del US Open ante Juan Martín del Potro.
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Nadal llegó a Nueva York en un estado de forma excepcional, con el título del Masters 1.000 de Canadá bajo el brazo, el único torneo que había disputado desde Wimbledon. No fue a Cincinnati y no compitió en ningún campeonato menor. Su objetivo era claro: reeditar el título del año pasado en Flushing Meadows.
Incluso los antecedentes le favorecían. La primera retirada del año en el Abierto de Australia supuso no participar en Acapulco, Indian Wells ni Miami, es decir, llegar fresco a la gira de tierra. Sobre la arcilla, la superficie que menos le castiga las rodillas, resultados perfectos: dos Masters 1.000, Barcelona y Roland Garros.
Al pensar en el próximo escollo, Wimbledon, Nadal no dudó, se bajó de Queen's, preparó el asalto a la hierba londinense entrenando en casa, y reservó todas sus fuerzas para el tercer Grand Slam de la temporada.
Todas estas decisiones apuntan a un cambio de tercio en su carrera. Optar por la cautela y el descanso antes que por el ansia de ganar más títulos. Una estrategia que le ha deparado el número uno y alcanzar, al menos, los cuartos de final en todos los grandes del año, algo que no conseguía desde 2011.
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Sin embargo, ante Del Potro, toda esa prevención no sirvió para nada. El balear, de 32 años, arrastraba molestias desde el duelo de tercera ronda ante Karen Khachanov y aunque parecía recuperarse progresivamente de ellas, se le vino todo encima en el duelo de semifinales.
No ocurrió como en su debut contra el belga David Goffin en la Copa de Maestros 2017, cuando, pese a estar claramente mermado, aguantó el partido completo para, posteriormente en rueda de prensa, retirarse del torneo. Esta vez reinó la razón. Nadal se despidió por décima vez en su carrera en mitad de un partido y ahora afrontará la encrucijada de decidir si acude el próximo fin de semana a Lille (Francia) a disputar las semifinales de la Copa Davis. «Sé muy bien lo que tengo y es cosa del tendón. No me he roto un ligamento ni nada del menisco», aclaró ante los medios.
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Su corazón, como lleva repitiendo toda la temporada, quiere acudir a jugar la eliminatoria contra Francia. Su cuerpo no se sabe si está preparado para ello. «No puedo pararme a pensar en ello», sentenció el número uno.
Cuando lo hizo, la rodilla le falló y le obligó a retirarse en mitad de su partido de semifinales del US Open ante Juan Martín del Potro.
Nadal llegó a Nueva York en un estado de forma excepcional, con el título del Masters 1.000 de Canadá bajo el brazo, el único torneo que había disputado desde Wimbledon. No fue a Cincinnati y no compitió en ningún campeonato menor. Su objetivo era claro: reeditar el título del año pasado en Flushing Meadows.
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Incluso los antecedentes le favorecían. La primera retirada del año en el Abierto de Australia supuso no participar en Acapulco, Indian Wells ni Miami, es decir, llegar fresco a la gira de tierra. Sobre la arcilla, la superficie que menos le castiga las rodillas, resultados perfectos; dos Masters 1.000, Barcelona y Roland Garros.
Al pensar en el próximo escollo, Wimbledon, Nadal no dudó, se bajó de Queen's, preparó el asalto a la hierba londinense entrenando en casa, y reservó todas sus fuerzas para el tercer Grand Slam de la temporada.
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Todas estas decisiones apuntan a un cambio de tercio en su carrera. Optar por la cautela y el descanso antes que por el ansia de ganar más títulos. Una estrategia que le ha deparado el número uno y alcanzar, al menos, los cuartos de final en todos los Grandes del año, algo que no conseguía desde 2011.
Sin embargo, ante Del Potro, toda esa prevención no sirvió para nada. El balear, de 32 años, arrastraba molestias desde el duelo de tercera ronda ante Karen Khachanov y aunque parecía recuperarse progresivamente de ellas, se le vino todo encima en el duelo de semifinales.
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No ocurrió como en su debut contra el belga David Goffin en la Copa de Maestros 2017, cuando, pese a estar claramente mermado, aguantó el partido completo para, posteriormente en rueda de prensa, retirarse del torneo. Esta vez reinó la razón, Nadal se despidió por décima vez en su carrera en mitad de un partido y ahora afrontará la encrucijada de decidir si acude el fin de semana que viene a Lille (Francia) a disputar las semifinales de la Copa Davis. «Sé muy bien lo que tengo y es cosa del tendón. No me he roto un ligamento ni nada del menisco», aclaró ante los medios. Su corazón, como lleva repitiendo toda la temporada, quiere acudir a jugar contra Francia, su cuerpo no se sabe si está preparado para ello. «No puedo pararme a pensar en ello», sentenció el número uno.
El serbio Novak Djokovic, sexto cabeza de serie, logró por octava vez el pase a la final del Abierto de Estados Unidos al vencer por 6-3, 6-4 y 6-2 al japonés Kei Nishikori, vigésimo primer favorito, y se enfrentará a Juan Martín del Potro este domingo, a partir de las 22:00 horas.
Djokovic, de 31 años, que jugó anteriormente las finales de 2007, 2010, 2011, 2012, 2013, 2015 y 2016, buscará el tercer título en el último torneo de Grand Slam después de haberlo ganado en 2011 y en 2015 al imponerse al español Rafael Nadal y al suizo Roger Federer, respectivamente.
El partido, disputado en la pista central Arthur Ashe, duró dos horas y 22 minutos dejó a Djokovic, de 31 años, con 16 golpes ganadores y apenas 29 errores no forzados, comparados a los 22 y 51, respectivamente, de Nishikori, ganó 17 tantos en 22 subidas a la red por tan solo cinco de 12 que tuvo el nuevo finalista.
El exnúmero uno del mundo tuvo hasta 17 oportunidades de quiebre del saque de Nishikori y aprovechó cuatro, incluidas dos en el tercer set, sin ceder el suyo nunca.
Djokovic llega a la gran final con solo dos sets cedidos en los seis partidos que ha disputado. La victoria fue la decimoquinta que consigue Djokovic en los 17 enfrentamientos que ha tenido contra Nishikori, incluidas 13 consecutivas y la última vez que el tenista japonés logró el triunfo fue precisamente en las semifinales del Abierto de Estados Unidos de 2014.
El duelo entre Djokovic y del Potro será el decimonoveno de su carrera profesional con ventaja para el tenista serbio por 14-4, incluidos los tres que disputaron en la temporada de 2017 cuando ganó en los torneos de Acapulco, Masters 1.000 de Indian Wells y de Roma.
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