Alcaraz se acostumbra a ganar de día en Australia y repite octavos de final

En su primer partido en la Rod Laver Arena este año, tras haber sido desplazado en las dos primeras rondas a la segunda pista más importante del Abierto de Australia, Carlos Alcaraz se dejó su primer set del torneo ante el portugués Nuno Borges, a quien se impuso por 6-2, 6-4, 6-7 (3) y 6-2, para avanzar sin prácticamente rasguños a octavos de final.

Bajo el imponente sol de Melbourne, porque la organización decidió hacerle jugar de día por segunda jornada consecutiva y trasladar a Novak Djokovic a la noche, Alcaraz se deshizo de Borges, al que muchos recordarán por haber sido el verdugo de Rafa Nadal en su última final. Ocurrió el pasado año en Bastad, cuando Nadal llegó a la final contra el portugués tras cuatro horas de batalla en semifinales.

El portugués, que aspira a superar a Joao Sousa como el mejor tenista de la historia de su país, jugó un buen partido contra Alcaraz, especialmente cuando se asentó en el segundo set, pero descubrió por qué el español es uno de los mejores del mundo. Un solo fallo importante en todo el segundo parcial, con 4-4 y 30-30, condenó a Borges a una rotura que derivó en el 2-0 a favor de Alcaraz en sets.

En el tercer parcial, el que se llevó Borges en el desempate, Alcaraz sufrió una aparatosa caída, peligrosa sobre todo en el caliente cemento australiano, al lanzarse a volear. Consiguió meter la pelota, aunque perdió el punto, y pudo continuar sin mayores problemas, pero el parcial se le fue en un desempate donde simplemente Alcaraz no tuvo puntería. Con una derecha al pasillo, entregó su primera manga de la semana.

Pero fue un simple accidente, como demostró la sonrisa de Alcaraz al meter un 'passing' brutal en el inicio del cuarto set. No había ni rastro de sufrimiento o preocupación en su mirada, el partido estaba más que bajo control y lo confirmó con otro 'passing' a Borges para romper su servicio en ese mismo juego y acelerar a por una victoria que incrementa su favoritismo.

Cuando certificó el triunfo, con un resto profundo que no pudo devolver Borges, Alcaraz gritó, liberando ansiedad y clasificándose por segundo año consecutivo para los octavos de final del torneo. «Podría haber jugado mejor», reconoció el murciano tras el encuentro. «He cometido muchos fallos que no debería, pero en líneas generales estoy contento, aunque tenga cosas que mejorar de cara al próximo partido», reconoció el español.

En la siguiente ronda, Alcaraz se verá las caras con un viejo conocido como es el británico Jack Draper, que sufrió en un maratoniano partido para imponerse, con dos 'tie-breaks', al australiano Aleksandar Vukic, por 6-4, 2-6, 5-7, 7-6 (7) y 7-6 (10). El jugador inglés conoce muy bien a Alcaraz, ya que perdió con él en Basilea 2022 y en Indian Wells 2023, aunque le derrotó el año pasado en Queen's, en la previa de Wimbledon. Además, ambos iban a haber entrenado juntos en Murcia este invierno, durante la pretemporada, pero una lesión del británico a última hora le apartó del plan.

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