El día después de derrotar por primera vez a Rafa Nadal en el tercer enfrentamiento entre el alumno y el maestro, Carlos Alcaraz también superó otro reto de altura al doblegar, a las primeras de cambio, al actual número uno del mundo. Con 19 años recién cumplidos, el tenista murciano se hizo aún más grande al derrotar a Novak Djokovic en semifinales del Mutua Madrid Open para dar otro paso en su imparable progresión, salpicada de grandeza, y tener este domingo la oportunidad de conquistar el segundo Masters 1.000 de su fulgurante carrera, que augura ser gloriosa.
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Con remontada incluida y en el desempate definitivo, para que su histórico triunfo frente a Djokovic tuviese todavía mejor sabor, Alcaraz firmó, por 6-7 (5), 7-5 y 7-6 (5), una victoria de enorme prestigio ante todo un campeón de 20 títulos de Grand Slam y 37 Masters 1.000, cuando el heredero de Nadal tan solo se ha adjudicado uno de esta segunda categoría, hace un mes en Miami. El talento, la fe, la potencia de sus golpes, la valentía y la mentalidad indestructible de Alcaraz pesó más que la experiencia y el poderoso servicio del número uno mundial, que tras su complicado y polémico inicio de temporada ansiaba ganar su cuarto título en Madrid y debió rendirse ante un rival llamado, más pronto que tarde, a tomar el relevo de las leyendas del tenis.
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En un partido enorme de Alcaraz y Djokovic que duró tres horas y 35 minutos, el murciano cumplió de nuevo el lema que le enseñó su abuelo de «cabeza, corazón y cojones» para, a pesar de sus errores de precipitación consecuencia de su juventud, derribar a otro coloso. Por el momento, Alcaraz ya ha derrotado a dos de los miembros del mítico 'Big Three' -solo le faltaría Roger Federer-, tras dos exhibiciones consecutivas. La que ofreció frente a Djokovic aún fue de mayor valor que ante Nadal, porque mientras el balear acaba de reaparecer y aún está lejos de su mejor juego, el serbio ofreció muestras de su mejor tenis en sus segundas semifinales del año, que alcanzó sin apenas desgastarse, para citarse con un tenista lanzado que tiene motivos para aspirar a conquistar ya un Grand Slam. Su poderío físico y su gen ganador le permiten soñar con todo lo que se proponga.
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En un duelo épico, emocionante hasta el punto decisivo en un 'tie-break' forzado por Djokovic al salvar en el tercer set una bola de partido con un saque directo, el serbio y Alcaraz vivieron un choque salpicado de vaineses tenísticos pero, sobre todo, emocionales, en los que el joven jugador de El Palmar disfrutó llevando al balcánico al límite y le desesperó con sus increíbles y atrevidas dejadas. Cuando otro se hubiese hundido moralmente tras caer en el desempate de la primera manga, Alcaraz, con una derecha demoledora y un despliegue físico impresionante, no solo resistió el empuje del número uno, sino que tuvo una reacción de deportista que está hecho de una pasta realmente especial y nada más verle moverse y dominar en pista se comprueba que hay que sudar sangre para ganarle.
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