Gijón pierde el Open ATP definitivamente tras la renuncia de Watergen

El edil popular insistió ayer de nuevo en poner de manifiesto cómo esta decisión «ha perjudicado a Gijón». «Lo hemos intentado hasta el último momento y no nos hemos apartado por lo que pueda pasar, visto lo que ocurrió el año pasado con Sofía», explicó Pañeda, en referencia a la segunda oportunidad que tuvo la ciudad tras la renuncia de la capital búlgara.

En estos momentos, la ciudad mejor posicionada para acoger este torneo a principios de noviembre es Belgrado, aunque también está pujando Sofía, que lo acogió el año pasado.

El concejal de Deportes gijonés destacó los esfuerzos de Fernando Castaño, presidente de la Territorial, «al que doy las gracias, también como gijonés, por todo lo que luchó en 2022 y ahora». «Es muy de agradecer por todos los esfuerzos que ha realizado hasta el final», agregó.

«Han sido muchas horas, mucho trabajo, mucha ilusión por parte de empresas asturianas, pero hay circunstancias que exceden nuestras competencias y eso es el dinero», lamentó ayer por su parte Fernando Castaño, que reconoció que la Territorial «hizo todo lo que pudo y dio todo lo que tenía» para intentar retener el Open, que «tenía todo el desarrollo técnico preparado». El presidente de la Asturiana también quiso dedicar unas palabras de agradecimiento a Tomás Carbonell, que fue el director de la primera edición del Open gijonés y que iba a volver a tener la misma responsabilidad este año, porque «nos ayudó en todo lo que pudo». «Al igual que nosotros, Tomás vio en Gijón una magnífica sede para un torneo ATP e hizo más de lo que debía para echarnos una mano», añadió.

Asimismo, el presidente de la Asturiana agradece «a todos los aficionados al tenis y gijoneses de a pie que se ilusionaron con la posibilidad de repetir la experiencia de 2022, el apoyo que nos mostraron, aunque por desgracia no haya sido posible».

En el lado positivo, Fernando Castaño destaca que «el hecho de que rusos, israelíes y miembros del 'board' de la ATP sepan que hay un sitio que se llama Gijón, donde se hacen bien las cosas, debería llenarnos de orgullo».