Asturias se engancha al mejor tenis

Lamentablemente no estaba Pablo Carreño, pero nadie se quiso perder unas semifinales de mucho nivel en un Gijón Open que ha contado con una participación de lujo. Se rozó el lleno en un Palacio de Deportes convertido durante esta semana en una de las sedes del ATP Tour y en el que se ha vivido un excelente ambiente tenístico.

El primer plato de la jornada era todo un partidazo con el gran favorito para llevarse el torneo, Andrey Rublev, contra un jugador al que la afición de Gijón acogió como suyo, Dominic Thiem. Varios factores pueden explicar el cariño que ha despertado el jugador de Wiener Neustadt entre los aficionados asturianos. Por un lado, su enorme clase que cautiva a cualquiera que se asome a ver un partido donde Thiem actúe. Por otra parte, el cariño que despierta un jugador que ha sabido renacer y dejar atrás un calvario de lesiones para volver a medirse con los mejores. Bueno, y quizás también que la bandera de Austria es rojiblanca, que todo influye. Thiem contó con mayor apoyo del público, pero las acciones de mérito de Rublev también eran premiadas con aplausos y ovaciones. El partido era de primer nivel, una oportunidad de saborear caviar tenístico. Si ambos jugadores rivalizaban por llevarse los puntos y el apoyo de los aficionados, también pugnaron en una especie de concurso de reacciones pasionales tras sus errores. Thiem gritaba mientras su cara componía una máscara trágica, Rublev juraba en su idioma y mordía la raqueta. Finalmente la balanza se inclinó del lado del jugador nacido en Moscú, pero el pñublico premió a ambos astros con una ovación de gala. Seguidamente llegó el match entre Korda y Rinderknech. En esta ocasión, la mayor parte del público se decantó por animar al estadounidense, quizás dolidos por la eliminación de Carreño a manos del tenista francés. Pero de nuevo el respeto y el reconocimiento a las jugadas de mérito de uno y otro, presidieron el partido, una constante durante toda la semana en el Gijón Open. Aún queda un día, el mejor, para disfrutar del tenis. Si no lo ha probado, no dude, se enganchará.