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Borja González
Lunes, 15 de agosto 2016, 12:56
Ducati vivía aferrada a una filosofía, una manera de trabajar con un motor propio inamovible, con un estilo de diseño de chasis único en MotoGP que no se podía tocar. El ingeniero Filippo Preziosi dirigía la parte técnica de la marca italiana desde una supuesta genialidad, siguiendo una línea un tanto a contracorriente que sí que dio sus frutos en 2007.
Después de haber debutado en 2003 en la clase reina, la casa de Borgo Panigale -localidad cercana a Bolonia- logró en esa temporada el título en MotoGP, con la moto peculiar, con un piloto único, Casey Stoner, en un curso en el que acertó por encima del resto con la puesta en pista de los nuevos cambios reglamentarios, motos de 800cc y, sobre todo, por la ventaja que le otorgó usar los neumáticos Bridgestone mientras que Honda y Yamaha trabajaban sobre los compuestos Michelin, en una época sin monomarca en este aspecto crucial de una moto de competición. La moto y su electrónica funcionaron a las mil maravillas, Bridgestone superó a Michelin en muchos aspectos y el talentoso Stoner puso el resto.
El siguiente salto de Ducati fue el de llevarse al piloto en mayúsculas, a Valentino Rossi, al gran ídolo mundial que debería de lograr el súper título italiano. Pero aquello terminó en un fracaso estrepitoso y alertó a los gestores de la marca de que se necesitaban cambios más radicales. Esto en un periodo en el que el todopoderoso grupo Audi se hizo con la compañía. Preziosi fue apartado del proyecto y su lugar fue ocupado por Gigi Dall'Igna, ingeniero triunfador en Aprilia, mucho más pragmático, y que quitó el corsé de la 'filosofía de marca' por la búsqueda de soluciones para una moto que no funcionaba. Ese trabajo iniciado a finales de 2013, con sentido, poco a poco, remozando una moto con puntos positivos, como el motor, ha dado sus frutos antes de lo esperado. En el Red Bull Ring de Spielberg, Dall'Igna y Ducati se graduaron, meses antes de la llegado de un nuevo Rossi, esta vez Jorge Lorenzo, que debería de pelear de tú a tú a Honda y Yamaha el título de la clase reina.
La de hoy ha sido una jornada un poco extraordinaria para todo el equipo, porque era una carrera difícil tanto por el desgaste de los neumáticos como por el consumo, comentó un satisfecho Dall'Igna tras la victoria de Andrea Iannone -pole el sábado- y el segundo puesto de Andrea Dovizioso, con Lorenzo a más de tres segundos. Hemos dado otro paso hacia delante en la dirección correcta, recordando que es sólo eso, un paso, porque nuestro objetivo es llegar a ser campeones del mundo, y para serlo necesitamos las victorias. Ahora tendremos que mantener los pies sobre la tierra, seguir concentrados, y continuar con el desarrollo.
Un paso por delante
No fue esta una victoria sorprendente. En el test que los equipos de MotoGP llevaron a cabo en el trazado austriaco dos días después del Gran Premio de Alemania se vio con claridad que Ducati estaba un paso por delante de los demás, en unas pruebas en las que no estuvieron las Honda de Marc Márquez y Dani Pedrosa. Una superioridad confirmada desde el primer entrenamiento del viernes. Tras el incidente de Argentina, en el que Iannone tiró a Dovizioso cuando ambos peleaban por el podio, la posibilidad de un error en carrera de alguno de los pilotos se había convertido en el mayor temor dentro del box rojo. Aunque todo salió a pedir de boca. Estoy muy orgulloso de estos chicos, aseguró un sonriente Stoner, testigo de excepción de este regreso de Ducati al primer puesto del podio, una plaza que no habían ocupado desde que él mismo se subiese al primer peldaño del de Phillip Island (Australia) en 2010. Casi seis años de sequía.
Y, obviamente, muchos ojos se posaron también en la foto del cajón del Red Bull Ring en la futura estrella de Ducati, Lorenzo, que pudo respirar más tranquilo al ver el buen rendimiento de su futura moto, una moto en la que se subirá por primera vez a principios de noviembre, tras la carrera de Valencia que cerrará el Mundial 2016. Para tomar una decisión tan importante como esa no lo pensé en cinco minutos y vi un poco la progresión que había llevado la marca durante los últimos años y sobre todo conocía a Gigi, que es muy cabezón y un gran ingeniero, y cuando se le pone algo en la cabeza, hasta que lo consigue, no para, opinó el mallorquín sobre el triunfo de su futuro equipo. No sé si lo conseguirá pero lo está intentando y hoy ha recogido los frutos de tanto esfuerzo.
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