Javi Villa doma la montaña

El acelerón levanta, en el mejor de los casos, una pequeña nube de polvo o de agua sobre el asfalto. Pero, en unos pocos segundos, quizás dos o tres, la velocidad es tan grande que el cuerpo ya se pega al asiento. La máquina que lleva el sello de Bango Racing Cars, el BRC 205T –el primer vehículo que fabrica en sus instalaciones de Valnalón, en Langreo–, de 4,3 metros de longitud, combina un propulsor turboalimentado de 1,340 centímetros cúbicos de cilindrada, 450 CV y 650 kilos de peso. Una fórmula de éxito con tres ingredientes enlazados: potencia del motor, aerodinámica y ligereza de la unidad. Las entrañas del piloto se encogen como una bola de papel arrugado al pisar el pedal.

Pasar por la carrera deportiva de Javi Villa (Colunga, 1987) es como entrar en una sala de trofeos. Es en las distancias cortas cuando uno descubre que no hay síntoma de insensatez en piloto colungués, sino una determinación capaz de quebrar voluntades. No son ganas de presumir, sino el de superarse uno mismo. Piloto profesional con diez años de experiencia en los circuitos de velocidad, siete en kárting, dos en rallys y once en pruebas de montaña, Javi Villa aseguró en la Subida Internacional de Onil, hace unas semanas, su undécimo título de campeón de España de montaña tras lograr su tercera victoria consecutiva de la temporada con el BRC 205T, ampliando más si cabe su currículo de piloto ‘top’.

Pero Villa no se queda ahí ya que se convierte así en el primer piloto que tiene en su palmarés títulos en las tres categorías que componen actualmente el certamen nacional de subidas: la de los ‘carrozados’, en la que se ha impuesto este año; la de las ‘barquetas’, que ganó en 2017, 2019, 2020, 2021 y 2022, y la de los ‘CM’, que se adjudicó en 2013, 2014, 2015, 2016 y 2023.

Y siempre a los mandos de una montura con la firma de la ‘fábrica’ Bango Racing Cars. El equipo con el que debutó en montaña en la subida a Santo Emiliano de 2011 y con el que ha consolidado una extraordinaria racha de éxitos que les ha llevado a conseguir juntos más de ciento veinte victorias, entre triunfos absolutos y de categoría, además de esos once Campeonatos de España que, junto a los títulos Junior de la Fórmula-3 y de la Mini Challenge, elevan a trece el total de entorchados nacionales logrados por Villa.

«Llevamos once Campeonatos de España con toda la familia de Bango Racing Cars y ganando ya en todas las categorías que tiene la montaña», explica el colungués, que completó una semana redonda en Onil: primero, fue padre; al día siguiente, festejó su cumpleaños, y, 24 horas después, se proclamó campeón del certamen. Tanta experiencia acumulada y una velocidad innata y aparentemente inmune al paso del tiempo convierten a Villa en un piloto incombustible, capaz de seguir al pie del cañón hasta que él quiera.

El campeón asturiano parece impasible ante el brillo de los apelativos que se le han ido adjudicando a lo largo de su carrera. Los años de entrevistas le han vuelto más suelto y disfruta cuando sube a su coche. En ese instante empieza a sonreír, se mueve con más soltura, bromea con el equipo. Se echa el vehículo encima como quien se pone un traje a medida. En sus ojos empieza a bailar un brillo infantil que recuerda que su idilio con el motor empezó como un juego y se convirtió en pasión y trabajo.

Su inapelable victoria –siempre ha sabido gestionar con mimo su carrera profesional– encumbra además el innovador proyecto de Bango Racing Cars, capaz de convertir en ganador un vehículo recién sacado del horno. Mientras, Javi Villa, que aún tiene en juego el título de la Toyota GR Iberian Cup, todavía no ha dado pistas claras sobre su futuro.