DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO
MADRID.
Martes, 9 de mayo 2023, 01:31
La imagen de Fernando Alonso oliendo una flor del corralito de prensa mientras hablaba Verstappen a los medios de comunicación resume perfectamente su situación. En una carrera anodina en la que, según sus propias palabras, se dedicó a mirar por las pantallas para ver ... cómo iba Lance Stroll (al que ya casi trata como un protegido), Alonso volvió a subirse al podio en el mismo lugar que lo había hecho en las tres ocasiones anteriores. Cuatro podios en cinco domingos de carrera y todo apunta a que esta será la rutinaria tónica de aquí a final de temporada, salvo excepciones.
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Lo que antes era un logro hercúleo, ahora se ha convertido en normalidad, lo que habla muy bien del salto adelante de Aston Martin. El de Miami fue el mismo podio que en Baréin y en Arabia Saudí (aunque con Pérez intercambiándose por Verstappen en este último caso), y a Alonso empieza a saberle a poco. La exigencia ahora ha subido notablemente: el tercero acabará sabiendo a poco.
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En esa rutina también está Ferrari, para mal. Ya es costumbre verles brillar el sábado y luego acabar haciendo el ridículo el domingo. Ni ritmo de carrera, ni gestión óptima de neumáticos, ni estrategia aceptable, ni un GP sin fallos de los pilotos. Tanto Leclerc el sábado en la clasificación como Sainz el domingo en la carrera fallaron, y aunque en el caso del español la sanción de cinco segundos por exceso de velocidad en el 'pitlane' fue inocua por las circunstancias de carrera, habla muy claramente de su situación. Y lo peor es que a nadie le sorprende ya.
Solo han tenido que disputarse cinco grandes premios en esta temporada para que empiece a cundir el pánico entre los organizadores. Una normativa que estaba llamada a dejar carreras más igualadas, en las que hubiera más pilotos con opciones de victoria y donde las predicciones fueran imposibles ha provocado que las pruebas se hayan hecho anodinas hasta el punto de que sin los adelantamientos dopados con el DRS harían aburrirse a los fans más acérrimos.
Lo vivido en Miami es todo un ejemplo de que lo funciona mal en este negocio-deporte. La carrera disputada en Florida fue simple y llanamente aburrida. Ni siquiera la posibilidad de la remontada de Verstappen dio un mínimo de emoción a la carrera, cuando en la vuelta 14 ya se había ventilado a sus rivales y se había colocado a rueda de un impotente Sergio Pérez, que sabía que en cuanto se cambiaran las ruedas iba a claudicar.
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