El Ferrari de Max Verstappen destacó entre la marea naranja que apoyó a Verstappen. ep
GP de Austria

Leclerc festeja, Sainz sale ardiendo y Alonso padece a Alpine

El monegasco se llevó la victoria en Spielberg por delante de Verstappen, Sainz abandonó con su Ferrari en llamas y el asturiano remontó hasta el décimo pese a las pifias de su equipo

David SáncHez de Castro

Madrid

Domingo, 10 de julio 2022, 14:42

Charles Leclerc ha vuelto a demostrar que es un piloto muy a tener en cuenta si tiene las cosas de cara. En un domingo en el que parecía que iba a ser Max Verstappen el auténtico rey, fue él quien supo aprovechar los golpes de guión que tuvo el GP de Austria para sumar su tercera victoria del año, primera de su carrera deportiva que no ha sido desde la pole.

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Ocho carreras después, Leclerc volvió a ganar una carrera. No fue sencillo, porque tuvo que pelear incluso contra su propia mecánica, que al final le hizo temer lo peor, pero por el camino dejó tres grandes adelantamientos en pista al mismísimo campeón del mundo y, de momento, líder destacado de la general. El monegasco demostró una y otra vez que quería una victoria que desde el principio se convirtió en cosa de dos.

Y es que Carlos Sainz no tuvo su día, ni mucho menos. Ya desde la salida en la que se quedó clavado se veía que iba a ser muy complicado que repitiera victoria como en Silverstone. Se vio defendiéndose de un George Russell muy agresivo que acabó sancionado no por echar de pista al madrileño, sino por hacerlo con un Sergio Pérez que acabó en la grava.

Pese a ello, parecía que Sainz podría acompañar a su compañero en el podio. Los problemas de Verstappen con el agarre del tren delantero lastraron seriamente sus oportunidades para defenderse de los ataques de Leclerc, que aún así tuvo que sufrir en los últimos giros de la carrera porque su pedal del acelerador no estaba funcionando correctamente. Aún puede dar gracias de que acabara la carrera, algo que no pudo hacer el propio Sainz.

El madrileño estaba peleando por el segundo puesto cuando el motor de su Ferrari saltó por los aires, casi de manera literal. Una elocuente humareda blanca empezó a salir de la trasera de su F1-75, que Sainz logró llevar hasta la escapatoria como pudo. Mientras el coche salía ardiendo y los comisarios estaban llegando, Sainz tuvo que saltar en marcha del monoplaza en llamas para evitar acabar abrasado físicamente, porque mentalmente lo estaba, y mucho. El madrileño llegaba con muchas opciones de lograr un gran resultado y acabó fuera de su coche, totalmente devastado.

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Salvar los muebles

Decía Fernando Alonso tras el problema eléctrico que le impidió disputar la carrera sprint que los continuos problemas de fiabilidad de Alpine y la mala suerte le habían costado entre 50 y 60 puntos. Después de lo ocurrido este domingo puede sumarle unos cuantos más a esas cuentas.

Alonso acabó décimo, lo cual ya es un gran resultado habida cuenta de que salía decimonoveno. Con una unidad de potencia totalmente nueva, ya que aprovecharon la sanción para estrenar una fresca e intentar remontar. El asturiano se tomó muy a pecho ese objetivo, y protagonizó una gran carrera, incluida una pelea con un peligroso Yuki Tsunoda que le estranguló hasta casi echarle de pista.

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Este no fue la mayor dificultad que padeció Alonso. Tras ser uno de los integrantes de una espectacular lucha a cinco que reafirmó que la nueva normativa de la Fórmula 1 propicia peleas mucho más igualadas, acabó viéndose obligado a perder otras tres o cuatro posiciones que le mandaron por culpa de un fallo con una rueda en una parada en boxes.

Alonso fue uno de los pilotos que aprovechó el coche de seguridad virtual que salió tras el abandono de Sainz para entrar en boxes y montar neumáticos nuevos. Nada más reingresar en la pista se dio cuenta de que algo no iba bien: notaba demasiadas vibraciones, síntoma claro de que una de las ruedas estaba mal montada. Sin avisar por radio, ya que eso implicaría que hubiera tenido que pararse, volvió a boxes para que le hicieran un cambio de ruedas extra. Esta vez estaban las cuatro tuercas bien apretadas y pudo completar la carrera, aunque no en una quina o sexta plaza (su compañero Ocon fue quinto) más que posible, sino en la décima.

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Alonso fue investigado tras la carrera por esta situación y, tras varias horas, los comisarios no pudieron confirmar que este problema se debiera a que la tuerca estaba mal apretada, ya que cuando salió el coche de boxes no había nada raro. Fue en la curva tres cuando un problema inespecífico hizo que se soltase. Lo que le faltaba a Alpine y a Alonso: ahora tendrán que investigar cómo es posible que si una tuerca está bien apretada se pueda aflojar a mitad de una vuelta.

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