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JOSÉ A. GARCÍA
Jueves, 14 de junio 2018, 11:46
Había un tiempo, no muy lejano, en el que Fernando Alonso soñaba con volver a ganar un Mundial. El asturiano ha suscitado siempre un alto consenso en torno a su figura en la parrilla. Son muchas las opiniones que le señalan como el piloto más completo del Mundial. Sin embargo, el coche de esta temporada no está a la altura como tampoco lo estaba el anterior monoplaza. La frustración es mayúscula y el ovetense no lo puede ocultar.
El primer gran premio de la temporada, en Australia, evidenció los peores presagios de las fechas plateadas. El McLaren no es competitivo y a duras penas podrá entrar en los puntos a lo largo del curso. Los tests de la pretemporada ya dejaron al descubierto las carencias de un bólido cuyo motor poco tiene que ver con el que esgrimen otras marcas de la parrilla como Ferrari -en boca de todos tras su triunfo en Melbourne- y Mercedes.
A Fernando Alonso poco le importa quién tiene la culpa pero es evidente que las discrepancias entre el fabricante británico y Honda son notorias. McLaren echa la culpa a la marca nipona de la poca potencia que tiene el motor del coche y los japoneses replican de que no son los únicos responsables del naufragio.
Mientras tanto, el piloto asturiano hizo todo lo que estaba en su mano para paliar las deficiencias de la máquina. Realizó unos prometedores entrenamientos y sorprendió incluso colocándose en el puesto número trece en la parrilla de Australia. «Fuimos trece y esa es la tristeza», abunda el piloto cuando le recuerdan que su compañero, Stoffel Vandoorne, terminó a más de un segundo la calificación. Cabe reseñar, a este respecto, que el belga maneja una especificación del McLaren de Barcelona y Alonso la evolucionada. La carrera fue un baño de realidad para la escudería.
Fernando Alonso consiguió adelantar un puesto en la salida y beneficiarse por un abandono para colocarse décimo, lo que suponía entrar en los puntos. Sin embargo, a falta de cinco vueltas, el coche dijo basta y acabó en los boxes antes de tiempo. El caos es tal que el piloto y la marca no se ponen de acuerdo sobre las causas del abandono. Da igual si fue la suspensión, apuntó el ovetense, o el freno, como insinúa el equipo.
La realidad es que McLaren no está en condiciones de competir por los primeros puestos. Por si fuera poco, Vandoorne, que terminó la prueba a varias vueltas de los primeros no pone vendas a la situación. «Cuando estás a más de tres segundos no estás compitiendo. Debemos ser el coche más lento de todos», afirma el belga, consciente de que el coche carece de potencia y eso les lastra ante el resto de rivales. «Es como luchar en otra categoría. No somos competitivos», dice.
En este escenario, todos los ojos se vuelven hacia Fernando Alonso, cuya motivación corre el riesgo de desplomarse si sigue acumulando chasco tras chasco. Mark Webber, considerado su mejor amigo en el mundillo de la Fórmula 1, arrojó dudas ayer sobre la continuidad del asturiano en la competición. «Puede que no haga el año completo», deslizó durante una entrevista el expiloto australiano. «Está frustrado como un demonio y no quiere terminar sexto o séptimo. Para él no es suficiente puntuar», apostilló.
Alonso acaba contrato este año con McLaren y en verano anunciará la decisión sobre su futuro. A día de hoy parece imposible pensar que siga con la factoría británica. Los triunfos es el único bálsamo para la ambición del asturiano.
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