Soledad Rodríguez Noriega
Jueves, 5 de marzo 2015, 03:53
«Si esto es un sueño, que nadie me despierte» o «si pestañean se lo pierden» son dos expresiones a las que de manera automática va ligado el nombre de Antonio Lobato. Tras diez años retransmitiendo los grandes premios de Fórmula 1, el periodista publica Volando sobre el asfalto, un libro en el que se recogen anécdotas que rodearon a las carreras, su iniciación en las narraciones de este deporte desde 2004 a 2006 y como no, el comienzo y desarrollo de su amistad con Fernando Alonso junto con fotografías de la época.
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Precisamente el bicampeón mundial ha escrito el prólogo en el que explica que «alrededor de cualquier resultado hay muchas, muchísimas historias y anécdotas: hechos que no se hacen públicos, que no sirven para llenar páginas de periódicos, que no son motivos de discusión o controversia. Esos hechos, son los que ha traído Antonio a estas páginas. Seguro que, aunque nuestros recuerdos no sean iguales, sí lo serán las sensaciones del largo camino que hemos recorrido juntos». Su relación comienza en febrero de 2003 con una entrevista en el hotel de la Reconquista aunque previamente, los protagonistas se habían encontrado en el aeropuerto de Asturias cuando Fernando «pasaba completamente inadvertido».De esa entrevista, a Antonio Lobato le llamó la atención que el piloto «miraba a los ojos cuando hablaba y daba la sensación de estar escaneando a todo los que estaban a su alrededor».
A través de más de trescientas páginas, que hoy salen a la venta, el lector conocerá el desarrollo del periodista como la voz que ha acompañado a los españoles durante tantas horas y ha contado las hazañas de Fernando Alonso. Consciente de sus limitaciones en el momento de asumir la retransmisión del mundial para todo el país, el periodista cree que «mi falta de especialización acabó siendo una gran ventaja porque nada me resultaba indiferente. Cada cosa que aprendía de este mundo era algo fascinante, y con la misma fascinación y emoción la contaba».
Dos trayectorias profesionales que se han visto unidas por el éxito de un deportista y un narrador. «Siempre me he sentido como un privilegiado [...]Un afortunado por ser una de las pocas personas en las que ha confiado.Esa confianza que se fue creando a base de demostrarle que por encima del periodista estaba el amigo». Un apoyo dentro de la Fórmula 1 en la que «todos en ocasiones nos sentimos muy solos» porque «seguir el Mundial te convierte en un tipo extraño». Esta década de adrelina favoreció a que Lobit, como Alonso llama al periodista, recuperara la ilusión por el periodismo.
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