Fernando Alonso cambia el asfalto por la arena

El lugar elegido para la prueba ha sido el desierto de Kalahari, en Sudáfrica, que es donde se alberga la sede de la estructura de Toyota Gazoo Racing para el Dakar. Alonso no podía haber salido más satisfecho de su primera prueba con un coche de rallies, especialmente porque ha podido forzar hasta donde no había podido hacerlo antes: «Ha sido divertido y diferente, sobre todo el entender cuánto puede aguantar el coche, que acepta una cantidad de maltrato importante porque vas sobre piedras saltando y responde a todo bien».

Entre los cambios que ha notado, uno de los más importantes ha sido la propia colocación al volante. A diferencia de los monoplazas, donde prácticamente va tumbado, o los prototipos, aquí es una conducción mucho más alta, con el volante ligeramente más alto de lo habitual. «Es una gran experiencia y estoy agradecido a Toyota. Para ellos es como una autopista, pero para mí es bastante duro, con varios saltos aquí y allá, con muchas rocas», señala Alonso.

«Esta disciplina en el motor es una de las más complejas. Luchas contra cosas que están fuera de tu control. No estás en una zona cerrada como los circuitos, estás en un espacio abierto, todo puede pasar, te tienes que adaptar, estar centrado durante mucho tiempo porque las etapas son muy largas y bueno, el Dakar es la carrera más dura del mundo», analiza un Alonso que además de contar con De Villiers tuvo a su copiloto en Sudáfrica, Dennis Murphy, a su lado. Si decide disputar el próximo Dakar, De Villiers y Al Attiyah serán dos de sus principales, pero no únicos, rivales.

¿Cómo le ha dado a Alonso por probar un coche del Dakar? Esta es una pregunta que se hacen muchos aficionados, y muchas miradas se van hacia Madrid. En concreto hacia la casa de los Sainz, y hacia el patriarca de la familia. Carlos Sainz Cenamor, bicampeón del mundo de rallies y dos veces ganador del Dakar, ha sido uno de los que más ha picado a Alonso para que pruebe un poco de la competición fuera del asfalto.

En el pasado invierno ya le dio unas cuantas lecciones en nieve y también en tierra, y de hecho se rumorea que fue él quien puso en contacto a Alonso con Al Attiyah para que el test de esta semana se hiciese realidad. La gran duda que queda ahora es hasta dónde llegará esta aventura de Alonso: ¿es cosa de un día o seguirá avanzando en su incursión en el mundo dakariano para disputar la prueba en 2020? Ni él mismo se atreve a asegurarlo. A día de hoy, el piloto español está centrado en el reto de conquistar las 500 Millas de Indianápolis el próximo 26 de mayo, con lo que lograría la triple corona, además de sostener el liderato del Mundial de Resistencia con Toyota. Es su vinculación con la marca japonesa el mejor argumento para intentar probar en el Dakar, si bien es un reto para el que no tiene claro que esté preparado.