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Lunes, 10 de mayo 2021, 01:20
Fernando Alonso estaba resignado, aunque no enfadado, después del mal resultado. En parte, por culpa de las decisiones de Alpine en el muro. Al final de la carrera basó su defensa en tener a otro piloto detrás, George Russell. «Con el DRS de Russell igual ... manteníamos a todo el grupo que venía con ruedas nuevas detrás. Cuando ví que lo adelantaron, dije: 'Ahora somos fruta madura, estamos al caer', y así fue», admitió. «Fue una estrategia un poco suicida para intentar coger un puntillo. Cuando no sale y pierdes un punto no te duele tanto. Hay que trabajar de cara a la siguiente carrera, sobre todo en la posición de salida», destacó.
Tres de cuatro y un inicio casi perfecto. Así se puede resumir el comienzo de la campaña 2021 para Lewis Hamilton, que este año no se pasea como antaño. Volvió a superar a Max Verstappen, pero esta vez fue más por demérito de Red Bull que por mérito propio, ya que la escuadra de las bebidas energéticas olvidó que Montmeló tiene sus leyes y una de ellas es que la estrategia óptima son dos paradas y no una.
El Circuit de Barcelona-Catalunya albergó la primera carrera con público en sus gradas, unos 1.000 socios. Verstappen fue líder desde la primera curva hasta la vuelta 60, cuando sus neumáticos se hundieron por un exceso de optimismo y un absurdo fallo de comunicación que le hizo adelantar su primera parada en boxes cuando en el equipo no estaban preparados. Fue este factor, que Mercedes sí supo leer, lo que resolvió una nueva edición del GP de España que dio pocos argumentos para que se reengancharan los aficionados.
La ilusión que despertaba la presencia de Fernando Alonso de nuevo y de Carlos Sainz en Ferrari se disipó en los primeros giros. Tras un incidente protagonizado por Yuki Tsunoda, que se quedó tirado en la nueva curva 10, y el consecuente coche de seguridad, todo quedó en manos del acierto o error con la estrategia. Los más optimistas pensaban que iba a ser suficiente con una parada, los más realistas recordaron que aquí siempre es mejor ir a dos. Mercedes rectificó a tiempo con Hamilton, pero Red Bull no con Verstappen, y la carrera se convirtió en una anodina persecución del británico al neerlandés hasta que se decidió a falta de seis giros.
Por detrás, lo mismo ocurrió con Valtteri Bottas y Charles Leclerc por el tercer puesto y poco más. La anécdota de la rueda pinchada en los boxes -antes de colocarla en el coche- de Alfa Romeo con Antonio Giovinazzi fue de lo más destacado.
Entre los que se creyeron que podían hacer una parada estuvo Alpine, una estrategia que luego Alonso calificó de «suicida». Aunque los problemas del asturiano con la gestión de neumáticos siguen ahí y no se irán hasta que entienda mejor cuál es el rango óptimo de comportamiento, de haber elegido ir a dos paradas quizá hubiera puntuado. Prueba de ello es que los Aston Martin con los que peleó durante buena parte de la carrera acabaron undécimo y decimotercero, y a ambos los sostuvo hasta que las ruedas se destrozaron.
Su última parada en boxes fue más por seguridad que por ganas: el riesgo de un pinchazo o un reventón que forzara un abandono o un eventual accidente hizo que diera igual acabar decimotercero o decimoséptimo, porque a la postre el '0' es el mismo en el zurrón.
Tampoco fue la carrera soñada por Carlos Sainz, séptimo al final. Los neumáticos fueron clave en su actuación, aunque sí pudo hacer algunos adelantamientos. El devenir de las carreras quiso que fuese precisamente contra McLaren contra quien tuvo que pelear el resultado.
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