Alonso, en primer término, aguantó durante once vueltas las embestidas de Lewis Hamilton. AFP

Alonso y Hamilton viven un duelo de leyenda

El asturiano, que acabó cuarto, enseña los dientes al británico y frena su remontada en el inolvidable estreno de Esteban Ocon

DAVID S. DE CASTRO

Lunes, 2 de agosto 2021, 01:28

El circuito de Hungaroring dio un bofetón a quienes esperaban ver una carrera aburrida, que suele ser lo habitual. La aparición de la lluvia unos instantes antes hizo crecer el espectáculo hasta proporciones míticas, hasta el punto de que la carrera del GP de Hungría ... de 2021 ya está entre las más espectaculares de los últimos tiempos. En la salida, Valtteri Bottas ejerció de compañero perfecto para Lewis Hamilton, porque provocó un accidente múltiple llevándose por delante a Lando Norris, que a su vez embistió a Max Verstappen. El coche del neerlandés sobrevivió bastante maltrecho al choque y, aunque la carrera no se paró en primera instancia, el accidente entre Leclerc y Lance Stroll acabó por obligar a la bandera roja.

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Hamilton tenía una oportunidad de oro: la resalida, ya en seco, le permitiría afrontar con comodidad una nueva carrera hasta la victoria, pero en su equipo cometieron un error de los que cuestan títulos. Cuando hicieron la vuelta de formación para la segunda salida, todos los pilotos entraron en boxes para poner neumáticos de seco. Hamilton, en cambio, se quedó fuera e hizo la segunda arrancada en la parrilla él solo.

Cuando entró a la siguiente vuelta, salió último -el resto había arrancado desde el 'pitlane'-, con lo que el liderato lo heredó el inesperadísimo Esteban Ocon. El francés y Alpine comenzaron una lucha cuerpo a cuerpo con Sebastian Vettel para sostener la victoria, mientras por detrás las refriegas tenían protagonismo español.

La estrategia empezó a ser un factor clave, y en Ferrari decidieron ajustarse al manual y mandar entrar a Carlos Sainz, que estaba luchando por ser cuarto o quinto. Su respuesta: «No, chicos, tengo ritmo. Aguantemos un poco más». Le hicieron caso. Y menos mal. Sainz estuvo peleando por el podio hasta la última vuelta, y perdió el bronce con un Hamilton que se quedó sin victoria por culpa de Alonso. Literal: de no ser por el asturiano, el británico posiblemente habría ganado.

La carrera de Hamilton fue a contrapié todo el rato. La pifia en la resalida le obligó a remontar, y cuando se vio cuarto por delante de Alonso se dio cuenta de que quizá no iba a llegar al final de la prueba en condiciones de aguantar. Por eso, decidió elevar la apuesta: entró en boxes, montó neumáticos medios y se echó en brazos de su coche.

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Mercedes y Hamilton, inocentes ellos, no contaban con Fernando Alonso. No hay ningún piloto en la parrilla que sea capaz de aprovechar el sinuoso trazado de Hungría para hacerse gigante en cada curva y evitar que le adelanten. En cuanto Hamilton cazó al asturiano hizo bueno ese refrán carrerístico: una cosa es alcanzar y otra adelantar. Casi diez vueltas estuvo el heptacampeón intentando colarle el coche a Alonso, mientras éste sacaba los codos en cada curva. Hamilton acabó desquiciado y el público en pie, disfrutando de un duelo de dos de las mayores leyendas.

Esas vueltas aguantando a Hamilton fueron claves para que Ocon no tuviera problemas para confirmar su victoria. En Alpine sabían que todo lo que fuera resistir al de Mercedes era acercarse más a una victoria. Cuando Alonso se coló en una frenada y Hamilton le pasó, ya era tarde para ir a por el liderato. Sainz claudicó más pronto de lo previsto con Hamilton. La victoria fue para Ocon, que se convierte en el 111º ganador de un gran premio de F1, seguido por Sebastian Vettel y Lewis Hamilton, que acabó deshidratado y mareado; según sospecha el propio piloto, debido a un covid persistente. Horas después, el alemán fue descalificado al llegar a meta con menos de un litro de combustible, lo que permite a Sainz subir al podio y Alonso alcanzar la cuarta posición.

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