La velocidad de Samuel sobre la tabla

«Con el skate empecé con tres años y al poco también con el esquí», comenta. «Sin embargo, como me gustaban todos los deportes de tabla, me resultaba mucho más divertido el snowboard». En verano también le gusta hacer surf, pero de un modo más lúdico. «A los seis años dejé el esquí para dar los primeros pasos en el snowboard con mi padre, pero al año siguiente ya empecé a entrenar en serio», relata.

El gijonés entrena en Valgrande-Pajares y en otras estaciones de la cordillera Cantábrica, como Leitariegos y Fuentes de Invierno. Lo que más le gusta es viajar a otras instalaciones, como las situadas en los Pirineos y en los Alpes. De hecho, ya ha estado en varias donde ha realizado algún campamento de entrenamiento el año pasado. Se ejercita todos los fines de semana y su pasión le lleva a estar desde la apertura al cierre de la estación. «Estoy tres horas entrenando, pero luego sigo hasta que cierra la estación». Eso sí, los domingos «toca hacer un poco menos, porque me tiene que dar tiempo a cumplir con el resto de obligaciones», aclara.

El año pasado Samuel se proclamó campeón de Asturias en la modalidad de slalom, una de las seis categorías que tiene el snowboard. Reconoce que afrontó su participación en el Campeonato de España con «bastantes nervios». «En Asturias somos pocos y sabemos cómo lo hacemos unos y otros, pero en Sierra Nevada no conocía a nadie y era la competición más grande a la que me enfrentaba», explica. «Hasta mis padres se pusieron supernerviosos», añade. Samuel logró la plata nacional en SBX, una modalidad de descenso en circuito cerrado con baches, curvas peraltadas y saltos. «El año que viene ya tendré más práctica e intentaré ir a por el oro», aventura.

Otra modalidad que le encanta es el slopestyle, en el que se realizan saltos y piruetas en pistas con obstáculos y barandillas. «Me divierte muchísimo», dice. Y a la que tienen pensado ir a alguna competición de esta modalidad en un futuro próximo. A Samuel le gustaría crecer en este deporte y para ello cuenta con sus padres, que «me motivan mucho y me apoyan cuando compito, independientemente del resultado». También le sigue los pasos su hermano Eric, que a los tres años ya empieza a dar sus primeros pasos en el snowboard.