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J. L. CALLEJA
GIJÓN.
Miércoles, 23 de agosto 2017, 02:32
La muerte en la madrugada de ayer de Antonio Sánchez Mondéjar, histórico y pionero de la natación gijonesa y asturiana, supuso un duro golpe y conmocionó a todo el mundo ligado a esta disciplina y, más concretamente, a su persona. Antuán, como era conocido, ... aparece ya ligado a los comienzos de esta actividad en el Grupo, cuando se construyó la primera piscina en la calle del Molino. El veterano 'tritón', de 65 años, falleció en la pileta, la auténtica pasión de su vida.
Tras competir, el pasado sábado, en la prueba de 100 metros espalda -de la que era un gran especialista- en el Mundial de Budapest, Antuán comenzó a sentirse mal. Estaba sufriendo un infarto. Fue trasladado a un centro hospitalario de la capital magiar. Sin embargo, apenas 48 horas después, no fue capaz de salir adelante y perdió la vida.
Sánchez Mondéjar, todo un pionero, formó parte de primer equipo infantil cuando el Grupo estrenó su piscina hace 55 años. Por aquel entonces, la escuadra grupista, dirigida por el histórico Panchano y Janel Cuesta, la completaban Chema Allongo, Gonzalo Suárez, Miguel Ángel Blanco y Braulio García. Fue además un aventajado porque, a los 14 años, ya se mostraba muy superior a sus rivales. Tuvo también el mérito de convertirse en el primer nadador en Asturias que bajó del minuto en los 100 metros libres. Como registro más destacado, lució un subcampeonato de España absoluto y la conquista de los Juegos del Cantábrico en un equipo de brillantes nadadores grupistas como Revuelta y los citados Suárez y García.
Tras retirarse, Antuán pasó a ser entrenador y desempeñó con éxito el cargo en Oviedo, por lo que su trayectoria trascendió al ámbito regional. Llevaba unos años inactivo, pero hace menos de un lustro volvió a las piletas. Lo hizo con notables resultados en veteranos. Sin ir más lejos, este mismo verano se trajo cinco medallas de oro del Nacional máster.
Sánchez Mondéjar deja una enorme huella en la natación asturiana. Además tenía un gran carisma y era muy querido porque transmitía un gran optimismo. «Tenía un carácter socarrón y contagiaba con su entusiasmo», coinciden en señalar Nacho Aybar, exnadador y director deportivo grupista, y Pablo Álvarez, responsable de la sección de natación.
También era conocido en el barrio de El Coto, donde regentaba un negocio con artículos de menaje del hogar, lo que alternó casi toda su vida con la natación.
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